Año 3 • No. 124 • noviembre 17 de 2003 Xalapa • Veracruz • México
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  Autonomía f.
Sergio Valdivia Navarro
La vez anterior, comenzamos a explorar el concepto autonomía del aprendizaje. Vimos algo que resulta contradictorio respecto a lo que normalmente hemos pensado que son las formas de aprender y me refiero específicamente al autodidactismo.

Si preguntamos, cualquiera nos puede describir autodidactismo como el proceso de aprender por nuestra cuenta, muestra palpable de lo que podríamos llamar también autonomía del aprendizaje: alguien que aprende fuera del aula y sobre todo lejos de un maestro. Entonces ¿por qué señalé en la ocasión anterior que no había que confundir el autodidactismo con la autonomía del aprendizaje?
La respuesta es simple, pero debemos entender primero que el autodidactismo implica dos dimensiones a saber: la forma y el fondo. Si observamos a alguien que estudia por sí solo, veremos precisamente a esa persona en soledad, con sus materiales, aprendiendo algo nuevo; a esto lo llamo la forma. Pero hay más de lo que vemos y a esto lo llamo: el fondo.

Por fondo me refiero al nivel de independencia de la persona que aprende por su cuenta. Muchos me pueden decir que es alguien muy independiente porque se encuentra lejos de un maestro y está solo con sus libros y materiales. Bueno, entonces no está solo; está con sus libros y materiales, si analizamos con cuidado descubriremos que estos materiales vienen siendo, queramos o no, una extensión de aquél que los escribió.

Veamos más detalles en el proceso de aprendizaje cuando creemos que estamos solos con nuestros materiales, estos contienen una serie de indicaciones e instrucciones que seguimos con toda seguridad al pie de la letra. En ese momento, estamos actuando solos, pero no con una independencia ya que seguimos lo que nos señala nuestro libro o material (voluntad de otra persona).

Al seguir las indicaciones de alguien más, sin cuestionar la validez de lo que se nos pide, sin decidir con base a lo que pensamos o sentimos, y sin preguntarnos si es el camino adecuado, creo yo, no estamos trabajando de una manera tan independiente como creíamos.

Dicho de una manera más breve, estamos estudiando en soledad pero dentro de la dependencia que nos marcan los materiales frente a nosotros. Esto, muchas veces, nos lleva a un pronto fracaso. Y creo que muchos de nosotros lo hemos experimentado, y hemos abandonado la tarea al ver que no concretamos nada y pronto decidimos no podemos aprender de esa forma. Aquí lo que ha fallado no ha sido el estudiar en soledad sino nuestra limitada independencia.

La autonomía del aprendizaje se refiere a esa conciencia que mostramos al hacernos cargo de nuestro proceso de aprendizaje, en el sentido de estar siempre atentos a nuestras acciones y a nuestras decisiones y hacernos responsables de los resultados de las mismas. Esto nos lleva a algo más allá de la forma, es decir nos lleva al fondo.

Si concluimos que no se trata sólo de forma sino más bien de fondo, podemos visualizar la existencia de la autonomía del aprendizaje cuando nos encontremos en el salón de clase rodeados de todos nuestros compañeros y teniendo al frente, a nuestro maestro.

Si aceptamos todo y no vamos más allá de lo propuesto por nuestros maestros, corremos el riesgo de fracasar, y no por culpa de ellos, sino porque hemos puesto nuestro aprendizaje en sus manos y en sus voluntades, sin pensar que somos nosotros y solamente nosotros quienes somos responsables de aprender y no los demás. Por esto podemos entender que la autonomía del aprendizaje es una actitud y una capacidad que debemos reconocer y tener presente en nuestro quehacer universitario, donde sea que nos encontremos.

Para más información visita (http://www.uv.mx/portalcadi/)