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Laudería,
un arte que también es veracruzano
Gina Sotelo |
Por
lo mismo, contempla con particular entusiasmo la realización
del Primer Encuentro Nacional de Laudería, a efectuarse del
4 al 6 de junio como parte del Festival Junio Musical 2004.
Él ha sido invitado a participar para exponer sus jaranas y
algo que llama poderosamente la atención sus cincos
zapoteros, que son invención suya y que han registrado una
magnífica aceptación entre los ejecutantes de son jarocho.
Originario de la población de Tres Zapotes región
que no sólo cuenta con una importante zona arqueológica
sino que también es poseedora de una añeja y magnífica
tradición sonera, Gutiérrez se respalda con una
abultada trayectoria artística en que se incluye su participación
con el grupo Mono Blanco, creación de diversos talleres (incluido
el Neftalí Rodríguez que funciona en el Patio Muñoz
de la ciudad de Xalapa), actuaciones con su grupo Son de Madera en
diversos festivales del país y en el extranjero, y conductor
de espacios radiofónicos cuya finalidad es la difusión
y mejor conocimiento del buen son veracruzano.
Estoy convencido de que no sólo es importante entre nosotros
el conocimiento de la laudería italiana, comentó
en la entrevista. El son jarocho es un arte elemental para los
veracruzanos y sus raíces son fundamentales en el proceso de
sincretismo que se dio después de la Conquista, para forjar
la idiosincrasia y mentalidad de nuestro pueblo. Partiendo de ello,
mucha gente ha cobrado conciencia de la importancia de esta música
y, desde luego, de los instrumentos con que se interpreta.
Entrevistado en su taller del Patio Muñoz, Ramón Gutiérrez
explicó que se dedicó a la manufactura de instrumentos
sin contar con preparación técnica alguna. Su forma
de trabajar se dio de oído, que es el único
recurso que mucha gente ha tenido a la mano para construir sus jaranas,
a lo largo de incontables generaciones. |
Nunca me imaginé
que podría calcular las posibilidades sonoras de determinada
madera con tan sólo palpar un trozo de la misma: Ramón
Gutiérrez |
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La
construcción sin aparatos de medición exacta, como los
que usan los fabricantes de violines, ha sido un procedimiento no
sólo de los veracruzanos, sino de todos los músicos
tradicionales: los huastecos, los que tocan el son abajeño
de Michoacán o los mariacheros de Jalisco. Todos comenzaron
fabricando sus propios guitarrones, vihuelas, arpas y guitarras huastecas.
Esa es una forma muy integral de hacer música. Imagínate
qué comunión con el arte sonoro logra aquél que
ha generado su propio artefacto.
Ante la pregunta en torno de sus inicios en la laudería jarocha,
Gutiérrez comentó: Comencé desde el momento
en que me propuse hacer un requinto a mi manera, exactamente como
yo lo quería. Hace 15 años de eso, y eso mismo me permitió
descubrir que se trata de un oficio muy noble y que se puede vivir
de fabricar jaranas.
El desarrollo del oído y la intuición llega, entonces,
a niveles increíbles. Nunca me imaginé que podría
palpar y calcular las posibilidades sonoras de determinada madera
con tan sólo sentir un trozo de la misma. Eso no lo enseña
escuela alguna. Eso se aprende desde que uno nace escuchando el arpa,
el requinto, hechos rústicamente con madera de sonido pastoso
y a la vez brillante y redondo.
Ramón Gutiérrez se resiste a utilizar técnicas
modernas para la elaboración de sus requintos y
jaranas. Jamás utiliza hojas de madera moldeada sobre dos tapas.
Todo lo hace comenzado desde el vaciado de un trozo de cedro. Muchos
aseguran que así se desperdicia mucha madera, pero también
confía en que sólo así una jarana podrá
tener una voz tan potente que una guitarra simplemente nada tiene
qué hacer a su lado, en lo que a sonoridad respecta.
También muchos optan por emplear maquinaria en lugar
de las clavijas de madera. Y yo pregunto: si eso da buen resultado,
¿por qué no hay violines con maquinaria en su sistema
de afinación? Si la tradición existe y perdura es por
sus buenos resultados.
El Primer Encuentro Nacional de Laudería funcionará
precisamente para ello el intercambio de experiencias, para que los
jaraneros empíricos puedan absorber lo que les sea útil
de los laudero con escuela europea. Y, a cambio, éstos últimos
mucho aprenderán de quienes sin colegía alguna han generado
una tradición insuperable: la de fabricar los elementos que
dan espíritu y carácter al son jarocho. |
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