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Vigente,
el compromiso de escuelas
Normales con la educación
Alma Espinosa |
Francisco
Deceano Osorio. |
Para
la educación en nuestro país el siglo XIX tuvo una gran
trascendencia, pues fue justo en ese momento histórico cuando
nacieron las primeras escuelas Normales, en un periodo que exigía
una gran colaboración en la difusión de los conocimientos
y la integración de ideologías.
Debido a que su creación data de dos siglos atrás, es
de suponer que ha tejido una gran gama de adecuaciones a lo largo
de todos estos años, lo que no significa necesariamente que
tales cambios hayan surgido al tiempo que la sociedad lo requería.
La muestra más reciente es la reforma de 1996 calificada como
tardía por Francisco Deceano Osorio, director general de Normatividad
de la Subsecretaría de Educación Básica y Normal
de la SEP. |
Esta
reforma inició prácticamente en 1996 y se podría
decir que es ligeramente tardía en relación al Acuerdo
Nacional para la Modernización de la Educación Básica
firmado en 1992 por los gobiernos de los estados, la SEP y el SNTE.
Después de dicho Acuerdo hubo una serie de transformaciones
muy importantes para el sector educativo en nuestro país y
entre las más importantes se encuentra la federalización
educativa, dijo el también encargado de la coordinación
nacional del Programa para la Transformación y el Fortalecimiento
Académico de las Escuelas Normales.
Francisco Deceano, quien participó en el seminario Políticas
de Educación Superior, impartido en el Instituto de Investigaciones
en Educación de la UV, recordó que desde 1984 las escuelas
Normales no habían vivido un proceso nacional de renovación,
fundado en propósitos claros y con recursos que la propia federación
invirtió.
En el Acuerdo se estableció la necesidad de mejorar el funcionamiento,
operación y organización de la educación Normal
del país. Esto sucedió así porque se reconoció
al maestro como un factor clave en el mejoramiento del aprendizaje
de los niños y de los adolescentes, comentó.
En entrevista Deceano Osorio detalló que la reforma incluye
seis grandes rubros: cambio en los planes y programas de estudio;
mejora de la formación de los docentes; mejora de la gestión
institucional y el trabajo docente; apoyo a la infraestructura y el
equipamiento físico de los planteles; evaluación institucional;
y regulación de los servicios.
Los avances que se han tenido a partir de entonces y hasta el presente
año han sido diversos, explicó. Por ejemplo, hoy
tenemos un subsistema mucho más centrado en alcanzar ciertas
metas de política nacional. Es decir, antes teníamos
un subsistema pero con pocas orientaciones claras o referentes específicos
en la política educativa nacional. Esa es una cuestión
que considero muy importante porque alrededor de este Programa de
Transformación hemos podido ir cambiando la construcción
de sistemas estatales de formación.
Otro aspecto, dijo, se refiere al hecho de que se abrió paso
a un proceso de renovación que busca sus propios mecanismos
para su consolidación e impide a las instituciones aferrarse
a una visión del pasado y comienzan así a construir
con miras al futuro. Un tercer punto es el inicio de la discusión
al interior de las instituciones, pues justamente ahí es donde
se está llegando a la discusión de fondo.
Ahí empezamos a debatir el tema del sindicato, de las
cargas académicas, del trabajo docente y sus formas de regulación,
de normatividad, la cual está rezagada con relación
a las acciones más novedosas y hay una suerte de choque entre
la vieja normatividad de tipo organizativo y lo que estamos haciendo
recientemente, concluyó. |
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