Año 3 • No. 140 • mayo 17 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Todos somos africanos, judíos o insectos monstruosos
Opinó Amirthanagayam sobre la migración
Jorge Vázquez Pacheco

Indran Amirthanagayam.
La visión de Indran Amirthanagayam en torno al sueño americano resulta en un concepto un tanto ajeno al de los mojados mexicanos, particularmente porque él mismo, hoy representante de la diplomacia norteamericana, es un exiliado de la guerra civil en el país asiático de Sri Lanka.

La consideración de Amirthanagayam (quien reconoce que nunca escucha su nombre adecuadamente pronunciado) fue más una reflexión poética que, sin embargo, no se aparta de una realidad imperante: “En la Unión Americana existe un gigantesco mosaico de 250 millones de habitantes, en el cual todos fueron inmigrantes alguna vez”, aunque reconoce que las
condiciones propias fueron menos crueles que las que deben sufrir quienes ingresan ilegalmente desde el sur del río Bravo.

Esa trasmigración le hizo perder su idioma, pues ya no habla el cingalés, “pero a cambio he ganado el francés, el inglés y el español”, aclaró Amirthanagayam, quien, además, reconoció que sólo en una ocasión sufrió los efectos de la discriminación en eua, a diferencia del abominable trato que recibió en Londres, Inglaterra, en donde frecuentemente era anatematizado por su aspecto físico que a muchos sugería un origen iraní o iraquí:

“Fui víctima de un abuso social en Norteamérica durante la crisis de rehenes, pero lo considero un hecho aislado que de ninguna forma da la idea del trato general recibido”, y agregó que hay muy pocas culturas que han crecido sin la intervención de los inmigrantes:

“En el mundo somos todos africanos o judíos. La composición genética de un esquimal y un sierraleonés es prácticamente la misma. ¿Por qué vivimos con los ballets distintos del Bolshoi, del tango de las colonias populares de Buenos Aires o de la danza del Diablo de las indígenas de Sri Lanka? Cada pueblo se relaciona a su manera con su divinidad, y sus tesoros son distintos, desde el oro de Perú hasta el petróleo de Arabia Saudita... claro que no quiero decir que solamente ésos son los tesoros de aquellos países...”

Amirthanagayam aseguró que el trance onírico de un sitar le da a la persona que le escucha un mundo de la India, no el mundo de Islandia ni el de Birmania: “¿Y qué hacemos con tanta diversidad de voces? El migrante puede darnos una respuesta racional, algo que sana en vez de destruir la herencia. ¿Cómo agarrar este tema que se desliza de mis manos en varios idiomas? ¿Cómo mantener en un solo espíritu las riquezas, aún de una sola civilización?
Debemos creer en la posibilidad de trasladarnos
del mundo de héroes y grandes hecho otro mundo,
ríspido y absurdo, como aquel que despierta en el cuerpo
de un insecto monstruoso
”Érase una vez es una ficción que todos necesitamos; ‘debemos creer en la posibilidad de trasladarnos del mundo de héroes y grandes, hecho otro mundo, ríspido y absurdo, como aquél que despierta en el cuerpo de un insecto monstruoso’. Todos somos africanos, judíos e insectos monstruosos...”

Originario de aquella isla en 1960, Amirthanagayam arribó a los eua en 1975, en donde su padre se desempeñaba como académico y, como tal, pudo conseguir el permiso para la internación de su familia que huía de las revueltas populares en la región cingalesa. Es licenciado en Letras y posee título de maestría en Periodismo por la Universidad de Columbia. A la fecha tiene editados dos poemarios; uno de ellos recibió el Premio “Patterson” en 1994 y el otro se intitula El infierno de los pájaros, con prólogo de José Emilio Pacheco e ilustraciones de José Luis Cuevas.

Miembro del servicio diplomático de los eua desde 1992, es consejero regional asignado a las funciones de prensa y cultura en el Consulado General de aquel país en la ciudad mexicana de Monterrey.

La problemática de la inmigración a EUA fue abordada por Amirthanagayam como parte del programa de actividades y conferencias denominado “La sociedad norteamericana multicultural”, coordinado y promocionado por la eee de la uv en el salón Azul de la Unidad de Humanidades.