las
cinco especies que arriban a playas veracruzanas, de las ocho que
existen en el mundo, no desaparezcan del ecosistema costero veracruzano
y, mejor aún, incrementen su reproducción.
Con el interés de la comunidad universitaria y gracias a la
donación de cinco millones de pesos que realizó Pemex
para cinco proyectos distintos en áreas naturales, se puso
en marcha la Elaboración y operación de un programa
de manejo para los Centros de protección y conservación
de las tortugas marinas del estado de Veracruz: Boca de Lima, Lechuguillas
y Santander.
La donación realizada en enero pasado fue gestionada por la
misma instancia que la evaluará, la Coordinación de
Proyectos de la Dirección de Vinculación General de
la UV, de acuerdo con lo comentado por Aarón Mosqueda Aguilar,
quien especificó que la partida se distribuirá entre
los cinco proyectos de acuerdo con sus objetivos.
Centros
tortugueros al rescate
Los centros de protección y conservación de las tortugas
marinas, antes llamados campamentos tortugueros, cumplen una importante
misión en el rescate de esta especie. En el estado existe
un total de 15, de los cuales seis están ubicados al sur
y son manejados por voluntariados. Los restantes se encuentran en
la zona Centro-Norte de Veracruz operados por instituciones gubernamentales,
educativas y asociaciones civiles. Precisamente tres de estos centros
están a cargo de miembros de nuestra casa de estudios y de
investigadores de la Semarnat.
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En lo
que refiere a la UV participan dos investigadores del Instituto
de Neuroetología: Jorge Morales Mávil, quien tiene
a su cargo la operación de los centros, y Leonel Zavaleta
Lizárraga, responsable de coordinar los estudios que ahí
se realizan. En ellos participan estudiantes y egresados de Biología
de las regiones de Poza Rica-Tuxpan y recientemente se incorporaron
dos jóvenes de Xalapa.
A decir de Leonel Zavaleta, todos los estudiantes realizan sus proyectos
de tesis de licenciatura, incluso él está por comenzar
su tesis de doctorado. Detalló que Giovanna Goicoechea Vázquez,
estudiante de la región Córdoba-Orizaba realiza su
servicio social en el Centro de Lechuguillas, incluso también
realiza su trabajo de tesis sobre marcaje y remarcaje de tortugas
marinas en 10 años, tiempo que ha funcionado este centro
que anteriormente era parte del Instituto Nacional de Pesca y a
partir de 2003 pasó a la Semarnat.
Un egresado de la región Poza Rica- Tuxpan es Rodolfo del
Ángel Santiago, quien realizará su tesis acerca de
la variación de la temperatura en nidos in situ y
en incubadora como determinante del sexo de la especie Lora, que
actualmente es la que en mayor riesgo de extinción se encuentra.
Rodolfo,
junto con sus compañeros, realiza recorridos diarios a lo
largo de los 13 kilómetros que abarcan los tres centros para
localizar nidos, protegerlos, medir la temperatura, la distancia
a la playa a estos y en algunos casos transportarlos a los centros,
para que sean colocados en la incubadora y después de 45
a 60 días liberar las crías.
La
liberación, un hilo de vida
A nuestro estado arriban las especies marinas Lora, Caguama, Blanca
o Verde, Carey y Laúd, que por cierto es la más grande
de todas, pues su peso es de casi media tonelada y su caparazón
llega a medir casi dos metros de diámetro. Es preciso aclarar
que para conocer las medidas de las tortugas solamente se toma en
cuenta el tamaño del caparazón.
Todas estas especies se encuentran en peligro de extinción
dentro de las normas nacionales e internacionales y están
protegidas por las leyes mexicanas. Sin embargo, la captura indiscriminada,
la comercialización, el saqueo de huevos, la modificación
y destrucción del hábitat y playas de anidación
y la mortandad incidental causada por redes de pesca, contaminación
y derrames petroleros, principalmente en la zona Centro-Norte de
Veracruz, son causales que afectan la sobrevivencia de este frágil
quelonio.
Estos factores en conjunto provocan que de cada 100 tortugas, sólo
una llegue a la edad madura de reproducción. Ante esto, los
universitarios junto con la investigadora de la Semarnat,
Rosa Ciria Martínez Portugal, emprenden acciones como la
vigilancia de playas y protección y traslado de nidos.
Según Rosa Martínez cada temporada reciben alrededor
de 130 nidos de tortuga Lora y cada dos años, mil 500 de
la especie Blanca.
Se procura liberar las crías el mismo día de su nacimiento
para que su reserva alimenticia, llamada vitelo, sea suficiente
para que logren alejarse de las playas.
A pesar de que en los centros todavía no se realiza un marcaje
de las crías ahí liberadas, se sabe que tardarán
de 20 a 25 años, las que hayan sobrevivido, para regresar
a las mismas playas para anidar. Sin embargo, el investigador Jorge
Morales señaló que en breve se colocarán transmisores
a tortugas adultas para tener un registro vía satélite
de su recorrido antes de llegar a las playas en donde desovan, así
como se tendrá un registro de su recorrido.
También se trabajará en el análisis de la intensidad
de luz que atrae a las tortugas, pues hasta la fecha se ha dicho
que éstas regresan a la playa por la luz reflejada en el
oleaje. De igual forma, comentó el investigador se harán
estudios de los parásitos de las especies adultas y se revisará
la estructura genética
de estos reptiles.
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