Año 3 • No. 144 • junio 14 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Universitarios liberan crías de la especie Lora en Playa Lechuguillas
Ayudamos a evitar la desaparición de las tortugas marinas
Alma Espinosa (Fotos: Luis Fernando Fenández)
Emilio Carranza, Ver.- Uno de los reptiles más antiguos y extraordinarios del mundo es la tortuga marina que, con sus más de 200 millones de años a cuestas, es uno de los registros más cercanos que tenemos de los seres vivos de épocas prehistóricas y sólo es responsabilidad nuestra el que las generaciones siguientes conozcan a este ser que para diversas culturas ha sido símbolo de buenos augurios y protectora de la salud.

Debido a la caza inmoderada que ha sufrido, por la comercialización de su carne y de sus huevos las tortugas marinas se encuentran en peligro de extinción. Y aunque a inicios de la década de los noventa se decretó su veda (la prohibición de su caza), la amenaza que significa la presencia de su principal depredador, el hombre, no ha desaparecido. A ello se le suman los avatares diarios por los que tiene que pasar en su travesía para regresar a las playas donde nació para depositar alrededor de un centenar de huevos y cerrar el ciclo para, además, volver a iniciarlo.
Para contribuir en la protección y conservación de este quelonio que, sin duda, es uno de los mejor adaptados por su longevidad, estudiantes e investigadores de la Universidad Veracruzana realizan un importante esfuerzo para lograr que
las cinco especies que arriban a playas veracruzanas, de las ocho que existen en el mundo, no desaparezcan del ecosistema costero veracruzano y, mejor aún, incrementen su reproducción.

Con el interés de la comunidad universitaria y gracias a la donación de cinco millones de pesos que realizó Pemex para cinco proyectos distintos en áreas naturales, se puso en marcha la “Elaboración y operación de un programa de manejo para los Centros de protección y conservación de las tortugas marinas del estado de Veracruz: Boca de Lima, Lechuguillas y Santander”.

La donación realizada en enero pasado fue gestionada por la misma instancia que la evaluará, la Coordinación de Proyectos de la Dirección de Vinculación General de la UV, de acuerdo con lo comentado por Aarón Mosqueda Aguilar, quien especificó que la partida se distribuirá entre los cinco proyectos de acuerdo con sus objetivos.

Centros tortugueros al rescate
Los centros de protección y conservación de las tortugas marinas, antes llamados campamentos tortugueros, cumplen una importante misión en el rescate de esta especie. En el estado existe un total de 15, de los cuales seis están ubicados al sur y son manejados por voluntariados. Los restantes se encuentran en la zona Centro-Norte de Veracruz operados por instituciones gubernamentales, educativas y asociaciones civiles. Precisamente tres de estos centros están a cargo de miembros de nuestra casa de estudios y de investigadores de la Semarnat.


En la playa de Lechuguillas un grupo de niños
se encargó de liberar a 90 crías de tortugas Lora,
que durante un periodo de 45 a 60 días
fueron cuidadas en incubadora.

En lo que refiere a la UV participan dos investigadores del Instituto de Neuroetología: Jorge Morales Mávil, quien tiene a su cargo la operación de los centros, y Leonel Zavaleta Lizárraga, responsable de coordinar los estudios que ahí se realizan. En ellos participan estudiantes y egresados de Biología de las regiones de Poza Rica-Tuxpan y recientemente se incorporaron dos jóvenes de Xalapa.

A decir de Leonel Zavaleta, todos los estudiantes realizan sus proyectos de tesis de licenciatura, incluso él está por comenzar su tesis de doctorado. Detalló que Giovanna Goicoechea Vázquez, estudiante de la región Córdoba-Orizaba realiza su servicio social en el Centro de Lechuguillas, incluso también realiza su trabajo de tesis sobre marcaje y remarcaje de tortugas marinas en 10 años, tiempo que ha funcionado este centro que anteriormente era parte del Instituto Nacional de Pesca y a partir de 2003 pasó a la Semarnat.

Un egresado de la región Poza Rica- Tuxpan es Rodolfo del Ángel Santiago, quien realizará su tesis acerca de la variación de la temperatura en nidos in situ y en incubadora como determinante del sexo de la especie Lora, que actualmente es la que en mayor riesgo de extinción se encuentra.

Rodolfo, junto con sus compañeros, realiza recorridos diarios a lo largo de los 13 kilómetros que abarcan los tres centros para localizar nidos, protegerlos, medir la temperatura, la distancia a la playa a estos y en algunos casos transportarlos a los centros, para que sean colocados en la incubadora y después de 45 a 60 días liberar las crías.

La liberación, un hilo de vida
A nuestro estado arriban las especies marinas Lora, Caguama, Blanca o Verde, Carey y Laúd, que por cierto es la más grande de todas, pues su peso es de casi media tonelada y su caparazón llega a medir casi dos metros de diámetro. Es preciso aclarar que para conocer las medidas de las tortugas solamente se toma en cuenta el tamaño del caparazón.

Todas estas especies se encuentran en peligro de extinción dentro de las normas nacionales e internacionales y están protegidas por las leyes mexicanas. Sin embargo, la captura indiscriminada, la comercialización, el saqueo de huevos, la modificación y destrucción del hábitat y playas de anidación y la mortandad incidental causada por redes de pesca, contaminación y derrames petroleros, principalmente en la zona Centro-Norte de Veracruz, son causales que afectan la sobrevivencia de este frágil quelonio.

Estos factores en conjunto provocan que de cada 100 tortugas, sólo una llegue a la edad madura de reproducción. Ante esto, los universitarios junto con la investigadora de la Semarnat, Rosa Ciria Martínez Portugal, emprenden acciones como la vigilancia de playas y protección y traslado de nidos.

Según Rosa Martínez cada temporada reciben alrededor de 130 nidos de tortuga Lora y cada dos años, mil 500 de la especie Blanca.

Se procura liberar las crías el mismo día de su nacimiento para que su reserva alimenticia, llamada vitelo, sea suficiente para que logren alejarse de las playas.
A pesar de que en los centros todavía no se realiza un marcaje de las crías ahí liberadas, se sabe que tardarán de 20 a 25 años, las que hayan sobrevivido, para regresar a las mismas playas para anidar. Sin embargo, el investigador Jorge Morales señaló que en breve se colocarán transmisores a tortugas adultas para tener un registro vía satélite de su recorrido antes de llegar a las playas en donde desovan, así como se tendrá un registro de su recorrido.

También se trabajará en el análisis de la intensidad de luz que atrae a las tortugas, pues hasta la fecha se ha dicho que éstas regresan a la playa por la luz reflejada en el oleaje. De igual forma, comentó el investigador se harán estudios de los parásitos de las especies adultas y se revisará la estructura genética
de estos reptiles.