Año 3 • No. 146 • junio 28 de 2004
Xalapa • Veracruz • México
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  Autonomía
Sergio Valdivia Navarro
Todos al iniciar el estudio de alguna disciplina o de alguna materia en particular, tendemos a establecer una serie de metas en nuestro futuro. Estas metas funcionan como un aliciente que siempre mantendremos en nuestras mentes para poder seguir adelante. Los maestros recomiendan esta práctica y la ven como una sana visión de los logros que irán alcanzando, poco a poco, los estudiantes. Sin embargo, cuando las metas u objetivos no se establecen de una manera realista, puede resultar contraproducente para nuestro aprendizaje, ya que no podremos alcanzar dichas metas por más que nos esforcemos. Y esto terminará con nuestra motivación y nos dejará con una sensación errónea de nuestras capacidades o de nuestros maestros o de nuestro entorno educativo.

 Tratar de establecer metas alcanzables tanto en tiempo como en forma es algo que para los intereses de la Autonomía del Aprendizaje es un punto básico que debemos considerar en cada momento. Y al hablar específicamente del aprendizaje de un idioma extranjero, esperamos siempre un dominio de la lengua parecido al que tenemos del español. Esto, claro, es posible pero normalmente en ambientes y bajo condiciones muy especiales.

Si pensamos en estudiar un idioma extranjero en México, nuestras metas toman otro tono que debemos conocer y aceptar. En nuestro país el idioma oficial es el español y aunque los idiomas extranjeros existen en el ambiente de la música, los libros, las películas, la televisión o la Internet, no existen de manera generalizada como sucede en países donde se habla el idioma que nos proponemos aprender.
Veamos esto a detalle. Nuestras capacidades de lectura quedarán definidas no sólo por nuestro conocimiento lingüístico del idioma extranjero, sino además por nuestro conocimiento e interés de nuestros temas de lectura. No basta con saber un idioma extranjero para abordar temas diversos en ese idioma.

 Por otro lado, si pensamos en entender el idioma cuando alguien lo habla, tendremos que reconocer que existen grandes variedades de ese idioma y que cada una, representa un reto diferente. Así que tendremos que pensar en cuál es el tipo de lenguaje que queremos entender para marcar mejor nuestros objetivos a futuro.

 El escribir en el idioma extranjero se verá también definido por el tipo de escritos que estemos interesados en producir. Cada área del conocimiento requiere de formas y estilos que debemos conocer y dominar. Y el mundo de la comunicación escrita en general, marca parámetros que hay que comprender y seleccionar para aumentar así nuestras competencias en la escritura.

Y finalmente para ubicar nuestras metas en la habilidad oral, tendremos que estar conscientes que no podremos hablar con la misma soltura de todos los temas o en cualquier lugar o con cualquier persona. Al igual que con las habilidades anteriores, hablar debe estar enfocado a aspectos determinados para que podamos lograr nuestros objetivos.

Todo lo anterior tiene la intención de desmitificar lo que muchas veces pensamos acerca de aprender un idioma extranjero. Y entre mejor podamos ubicar nuestros objetivos en tiempo y forma, más tiempo conservaremos nuestro ánimo, esencial para el desarrollo de nuestro esfuerzo futuro. (http://www.uv.mx/portalcadi)