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Acceso a la educación superior:
¿Qué hacer al respecto?
Dr. Víctor A. Arredondo / II
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En la
primera parte de este artículo comentaba que en los últimos
35 años, la expansión de los servicios de educación
superior en México, al igual que en el resto del mundo, ha
sido impresionante. En nuestro país, este crecimiento se
ha dado además de manera desconcentrada llevando oportunidades
educativas a todos los estados de la República. En cuanto
al acceso a la educación superior nacional, no obstante que
de 1970 a 2004 crecimos casi diez veces en nuestra población
de licenciatura, pasando de 250 mil alumnos a dos millones 400 mil,
su impacto en las oportunidades educativas para los jóvenes
en edad universitaria no ha sido el esperado. En 1970, siete de
cada 100 jóvenes mexicanos tenían acceso a la educación
superior; este año, 20 de ellos logran el ingreso. Cuando
comparamos estas cifras con las de otros países de mayor
nivel de desarrollo, encontramos que todavía son insuficientes.
Decíamos que el porcentaje promedio de los países
más avanzados de la ocde es de 33 por ciento. Esto significa
un diferencial del 13 por ciento que es necesario superar. También
comenté que, hasta la fecha, ningún país atiende
ni está en condiciones de atender al 100 por ciento de su
demanda potencial de educación superior. La nación
con la mayor cobertura mundial es Canadá, que ofrece oportunidades
de educación superior a uno de cada dos jóvenes canadienses.
Para el caso de Veracruz, el trecho deficitario a recorrer es aún
mayor. Hoy atendemos apenas al 16 por ciento de nuestros jóvenes,
por lo que nos encontramos cuatro puntos porcentuales por debajo
de la cobertura promedio nacional. Ciertamente, en los últimos
cinco años la expansión de la educación superior
veracruzana ha sido objeto de impulso y ampliación. Decíamos
que su tasa de crecimiento en el periodo (44 por ciento) ha sido
significativamente mayor que la experimentada en todo el país
(menos del 18 por ciento). Esto se debe al impulso de la educación
tecnológica, ofrecida por los institutos tecnológicos
y por una nueva universidad tecnológica, así como
a la evolución de la educación superior particular
que ha ampliado notablemente la oferta educativa en sus carreras
tradicionales e intensificado la creación de nuevas instituciones
y programas convencionales.
La Universidad Veracruzana, en cambio, ha tenido un crecimiento
marginal en el mismo periodo (uno por ciento), derivado de la política
federal de contención del tamaño de las instituciones
públicas que cuentan con más de 35 mil estudiantes
y de impulso a la consolidación cualitativa de los programas
existentes. El incremento en el número de instituciones y
programas y el crecimiento marginal de la matrícula de la
uv ha significado, en consecuencia, que ésta vaya reduciendo
gradualmente su participación relativa en la población
estudiantil estatal. El peso relativo de la uv en la matrícula
estatal de educación superior ha bajado del 44.7 por ciento
en 2000 a 34.5 por ciento en este año. En congruencia con
la política federal, el crecimiento de la uv se ha presentado
básicamente en los estudios de técnico-superior universitario
de dos años y en los programas de postgrado con perspectivas
de acreditación externa. Son precisamente estos dos tipos
de programas para los que la sep otorga apoyos financieros orientados
al crecimiento de universidades que han alcanzado o rebasado el
tamaño institucional recomendado en todo el país.
A pesar de la ausencia de políticas nacionales consistentes
para el fomento de vías alternas a la educación escolarizada
tradicional y, por tanto, de recursos federales ad hoc, nuestra
casa de estudios emprendió desde hace cinco años una
estrategia institucional integral y sostenida con el fin de preparar
una oferta multi-modal de educación a distancia, virtual
y semi-presencial que le permita ampliar su oferta de estudios universitarios.
Esta estrategia ha significado un esfuerzo, sin paralelo en el país,
en materia de construcción de espacios educativos dedicados
al aprendizaje individualizado y colaborativo; de innovación,
expansión y equipamiento de nuestras capacidades tecnológicas;
de formación de recursos humanos especializados en las nuevas
tecnologías de aprendizaje y en los sistemas de operación
en línea; de desarrollo de programas, cursos y textos en
formatos interactivos; y en la confección de todo tipo de
sistemas en red para el apoyo académico y administrativo
de estas nuevas modalidades de aprendizaje.
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Esta
estrategia se planeó con toda anticipación para evitar
la improvisación y el desorden en soluciones cuya puesta en
práctica implica acciones de alto grado de complejidad y especialización.
Con el fin de garantizar al máximo la calidad de los recursos
humanos involucrados, de los medios y de los sistemas de soporte,
la Universidad Veracruzana ha venido formalizando, a partir de 1999,
alianzas estratégicas con corporaciones e instituciones académicas
líderes en la materia a nivel internacional. Algunas de las
organizaciones que vienen colaborando con nuestra universidad en el
desarrollo de la infraestructura requerida para el éxito de
la educación distribuida son: Microsoft, Avaya (Lucen Technologies),
VCON, CISCO, Opus, Symantec, WebCT, Macromedia, Autodesk, Oracle,
System & Computing Technologies (SCT), On line Cataloguing Library
Center (oclc), EBSCO Host, Infolatina, Avantel, Telmex, Telcel, Universidad
de Columbia Británica, Universidad de Phoenix (Apollo Internacional),
Universidad Abierta de Cataluña, Instituto Universitario de
Postgrado (Fundación Santillana), Fundación Iberoamericana
(FUNIBER), Global Development Learning Network (Banco Mundial), Organización
Universitaria Interamericana (OUI), Consejo Británico, Universidad
de Cambridge y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores
de Monterrey. Como puede observarse, es sólo a través
del trabajo compartido con organizaciones expertas como se puede garantizar
la calidad y la actualización de las soluciones emprendidas
en este campo de innovación dinámica. A este esfuerzo
me referiré más adelante con mayor detalle.
Antes de comentar cada una de las tres líneas de acción
para abordar la ampliación inteligente de oportunidades educativas
en el sistema veracruzano de educación superior, permítanme
describir brevemente los análisis sistemáticos que serán
necesarios para planear el tipo de estudios y las modalidades bajo
las que convendría ofrecerlos.
En principio, se requiere de proyecciones más precisas del
flujo escolar por nivel educativo, donde se apliquen las tasas actuales
y esperadas de transición estudiantil, así como estudios
sobre preferencias educativas para cada área general de estudios.
Con ello se puede anticipar con mayor precisión la demanda
futura desagregada de estudios superiores. Esta información
cuantitativa deberá ser contrastada con análisis prospectivos
de los programas académicos y temas específicos que
resultan prioritarios para el desarrollo de Veracruz en los ámbitos:
· Macro-regional (el papel del estado frente al fenómeno
de la globalización, la Cuenca del Golfo de México,
el Plan Puebla-Panamá, el Corredor Trans-ístmico Coatzacoalcos-Salina
Cruz, etc.);
· Nacional (el papel de los sectores veracruzanos de la petroquímica,
la energía, la transportación multi-modal, la producción
agropecuaria, los litorales marinos, el agua, el desarrollo rural
autosustentable, la modernización productiva, comercial y de
servicios públicos, privados y sociales que demanda la prosperidad
del país y el estado; la certificación laboral emergente,
los retos básicos en materia de educación, salud, alimentación,
vivienda, infraestructura básica y organización social,
etc.);
· Micro-regional y local (el establecimiento de incubadoras
de empresas de alta base tecnológica, la vocación productiva
y el desarrollo de infraestructura y servicios intermunicipales; el
papel especializado y compartido de las comunidades en la constitución
de clusters, cadenas productivas y negocios alternativos; el manejo
sustentable de recursos naturales regionales, la consolidación
de infraestructura y de servicios urbanos y rurales específicos
para cada municipio, etc.)
Estos análisis deberán correlacionarse estrechamente
con las políticas públicas y los proyectos privados
de inversión y de promoción del empleo. Además,
habrá que considerar aquellas habilidades generales que son
indispensables para el aprendizaje autónomo y de por vida,
en el contexto de la sociedad actual del conocimiento y que son aplicables
a todas las disciplinas. El balance comparativo entre la proyección
de la demanda estudiantil tendencial o tradicional y los requerimientos
identificados sobre nuevos recursos humanos calificados y, por tanto,
de nuevos contenidos, competencias profesionales y técnicas,
así como de nuevos programas y modalidades educativas habrá
de proporcionar una orientación más precisa sobre la
naturaleza, características específicas y perfiles de
los futuros estudios superiores en Veracruz.
Un aspecto crucial es, entonces, la definición de aquellas
competencias básicas que deberán ser objeto de aprendizaje
en todo estudiante del nivel superior y que debieran ser promovidas
por toda institución educativa, así como aquellos conocimientos
y habilidades básicas que resultan esenciales en cada disciplina
profesional y técnica. El avance que logre Veracruz en la materia
será de gran utilidad para promover la acreditación
recíproca entre instituciones y, en consecuencia, la flexibilidad
educativa y la movilidad académica de estudiantes en el estado.
Este aspecto, como veremos más adelante, será una condición
esencial para poner en marcha un verdadero sistema estatal de colaboración
en red para la educación a distancia que funcione a manera
de consorcio interinstitucional y que explicaré más
adelante.
Queda cada vez más claro que la planeación prospectiva
de recursos humanos calificados debe enfatizar más los aspectos
cualitativos relacionados con los perfiles emergentes de desempeño
laboral que los cuantitativos. No obstante, no deben despreciarse
los balances numéricos entre ofertas y demandas generales de
profesionales y técnicos, puesto que son útiles para
identificar áreas sobresaturadas y desatendidas para el desarrollo
socioeconómico. La velocidad de los cambios tecnológicos,
científicos y, por ende, del conocimiento, desempeño
y movilidad en las situaciones de trabajo requieren del futuro egresado
un conjunto de habilidades y actitudes para la formación autodidacta
de por vida. ¿Y qué decir de las herramientas indispensables
para sacar ventaja de las actuales condiciones dinámicas de
la información en el ciberespacio? Todos los estudios profesionales
y técnicos de hoy necesitan promover habilidades y actitudes
básicas para este fin, en todos y cada uno de los estudiantes
del nivel superior. Todos los estudios superiores deben, además,
permitir la movilidad académica de los estudiantes, mediante
la flexibilidad racional de sus programas, para permitirles ajustes
en sus rutas formativas acordes con sus fortalezas académicas,
sus preferencias de ejercicio profesional y el comportamiento dinámico
del mercado laboral. No hay vuelta de hoja. De no hacerlo, se estará
condenando a los futuros egresados, nada más y nada menos,
que al subempleo. |
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Lo
anterior, implicaría formas precisas de alentar y conducir
la evolución de la educación superior. Primero, llevaría
a que los nuevos estudios superiores estén orientados a la
consecución de competencias precisas, mensurables y verificables.
Segundo, que estén configurados en niveles (básico,
intermedio y específico), de modo que cada uno de ellos permita
la acreditación académica separada de competencias.
Con ello, se buscaría la acreditación, mediante diplomados,
de habilidades generales en el primer nivel; de competencias intermedias
por campo de estudio en el segundo, y de certificación específica
de competencias laborales en el tercero. A medida que las distintas
casas de estudio compartan los mismos criterios curriculares y de
acreditación, se iría ampliando el rango institucional
de transferencia de créditos educativos y movilidad académica
entre universidades. Tercero, conllevaría a crear un consorcio
de instituciones de educación superior, configurado gradualmente
por centros educativos acreditados conforme cumplan con criterios
básicos de infraestructura y operación. Finalmente,
con el fin de asegurar las condiciones mínimas de funcionamiento
inicial, se sugeriría que las instituciones participantes
en tal consorcio establezcan una entidad académico-administrativa
paralela a la operación tradicional que favorezca la aplicación
y puesta en marcha de los nuevos criterios con un enfoque de monitoreo,
evaluación y ajuste constante. La magnitud y velocidad de
influencia académica de esa entidad alterna sobre su operación
tradicional sería objeto de decisión de cada institución
participante.
Aclarado este punto, podemos analizar la perspectiva de crecimiento
de la educación tecnológica. Es evidente que este
subsistema cuenta con desarrollos académicos en el ámbito
nacional que pueden influir positivamente en la nueva oferta educativa.
Esto es, cuenta con programas muy probados en otras entidades federativas
que pueden ser importados en Veracruz con una base sólida
de certidumbre académica, tanto los de los institutos tecnológicos
como los de las universidades tecnológicas. Al respecto de
estas últimas, en México es aún muy reducida
la matrícula de los programas de dos años de técnico
superior universitario (tsu) con sólo 2.9 por ciento del
total de la matrícula nacional de educación superior.
En Veracruz sólo existe una universidad tecnológica
por lo que se necesita una mayor promoción de este tipo de
instituciones; sobre todo, si se toma en cuenta que existe financiamiento
federal para la creación de estas universidades. También
habrá que estar atentos a la evolución del reciente
proyecto federal de creación de las universidades politécnicas
pues abre una vía alternativa en la materia.
Por otra parte, habría que explorar la posibilidad de participación
real de las instituciones tecnológicas en el consorcio estatal
de educación superior al que nos referimos líneas
arriba. Sabemos que estos centros educativos se rigen por una normativa
federal centralizada que acota la naturaleza, contenido y funcionamiento
de los programa académicos; pero también conocemos
iniciativas recientes surgidas para dotarlos de mayor flexibilidad
con el objeto de que se ajusten más eficazmente a los requerimientos
específicos regionales y locales. En todo caso, vemos con
optimismo su posible contribución en la configuración
de un sistema alternativo de educación a distancia, virtual
y semi-presencial por la experiencia que las instituciones tecnológicas
tienen ganada, entre otros asuntos, en lo que respecta al aprendizaje
basado en competencias laborales y en la vinculación con
el sector productivo y ocupacional.
En cuanto al subsistema universitario particular, el reto más
importante relacionado con su crecimiento es el de la garantía
de calidad y pertinencia de sus programas. Sería indeseable
que su expansión se diera básicamente a través
de carreras tradicionales (licenciaturas de 4-5 años ya saturadas
en el mercado profesional tales como: contabilidad, administración,
derecho, comunicación, etc.) y en instituciones que no cumplen
con los requisitos mínimos de calidad académica. Para
estar en condiciones de orientar la evolución de los nuevos
estudios, es indispensable contar con las proyecciones sobre las
áreas emergentes de competencia laboral en Veracruz, sobre
los términos ya comentados al inicio de esta segunda sección.
También es fundamental aplicar a fondo los criterios establecidos
por la Secretaría de Educación Pública en lo
que respecta al otorgamiento del reconocimiento de validez oficial
de estudios (Revoe). En el entendido que varias instituciones tienen
compromisos establecidos con generaciones de estudiantes, será
necesario poner en práctica un programa compensatorio de
promoción de la calidad institucional con metas y calendarios
precisos. Una vez asegurados los estándares básicos
de calidad, las instituciones particulares pueden tener un papel
definitivo en la configuración del consorcio veracruzano
de educación a distancia.
¿Cuáles serían algunos de los lineamientos
y fases generales para la membresía funcional en este consorcio?
He aquí algunas ideas preliminares que habremos de desarrollar
más en extenso en una próxima entrega. En principio,
los criterios e indicadores de carácter académico,
administrativo y tecnológico que deberán ser cubiertos
por las instituciones participantes se establecerían de manera
escalonada, sobre la base de las etapas de operación del
propio consorcio. En una primera etapa debe privilegiarse la oferta
de cursos básicos orientados a la formación de habilidades
generales (cómputo, inglés, comprensión de
lectura y habilidades de escritura, hábitos de auto-estudio,
habilidades de análisis cuantitativo, principios de ética
profesional, etc.). Esta etapa puede articularse sobre la base de
diplomados tendientes a acreditar al alumno para continuar con sus
estudios superiores en cualquier campo profesional, en cualquier
área de competencia laboral y en cualquier institución
educativa que sea miembro del consorcio. En forma paralela, se realizarían
los estudios y proyectos de diseño de programas y cursos
en aquellas áreas de certificación laboral seleccionadas,
las cuales iniciarían su operación en la segunda etapa
de operación del mismo. El énfasis de la segunda etapa
se pondría, entonces, en estudios cortos para la certificación
de competencias laborales emergentes, la cual funcionaría
simultáneamente con la segunda generación de cursos
básicos orientados a la formación de habilidades generales.
Este método de trabajo permitirá a las instituciones
participantes ganar experiencia operativa y administrativa sobre
cursos y programas acotados. La tercera etapa implicaría
la oferta de estudios más comprehensivos, aunque articulados
sobre la base de competencias disciplinarias mensurables y verificables.
Sobre este aspecto en particular, sería de gran utilidad
la constitución gradual de un sistema estatal de evaluación
y acreditación de competencias. Por último, para hacer
atractiva esta oferta educativa, se aconsejaría respaldarla
con un amplio programa de becas escolares dirigidas a los estudiantes
de menores niveles de ingreso económico familiar. Como puede
observarse, esta propuesta sugiere que se evite incrementar la matrícula
escolar y aplicar becas en las licenciaturas tradicionales que ya
presentan saturación en el mercado de trabajo profesional
y técnico.
Pero, ¿cómo avanzar técnicamente en la preparación
del consorcio interinstitucional? ¿Sobre qué cimientos
se podría construir? ¿Con qué know how se cuenta
en Veracruz para esta ambiciosa empresa social? La Universidad Veracruzana
tiene respuestas sólidas a estos interrogantes debido al
conocimiento experto; al trabajo acumulado; y a las soluciones técnicas,
organizacionales, de recursos humanos y de infraestructura con que
hoy cuenta y que le confieren un reconocido papel de liderazgo en
el país. Varios de sus directivos participan desde hace años
en las organizaciones expertas del mundo en educación distribuida;
coordinan proyectos de cobertura internacional y nacional relacionados
con la educación virtual; lideran grupos nacionales de trabajo
responsables de la definición de estándares de calidad
para la acreditación de cursos a distancia y de servicios
de apoyo, y han conducido el desarrollo de soluciones implicadas
en el funcionamiento del sistema estatal en red de servicios académicos
y administrativos que opera actualmente nuestra casa de estudios
y que es objeto de reconocimiento nacional por organizaciones especializadas.
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Tan solo
en infraestructura tecnológica y equipamiento para la conectividad
y el cómputo, la uv ha invertido más de 450 millones
de pesos, lo que la convierte en una de las tres universidades del
país con el sistema en red de mayor desconcentración
geográfica y robustez en telecomunicaciones e informática,
cuya presencia abarca las trece ciudades más importantes
del estado. Este esfuerzo institucional se orientó primero
para conformar una auténtica red estatal que permitiera la
conectividad distribuida de múltiples servicios académicos
y administrativos al interior de la propia institución, tales
como: las tutorías, asesorías y evaluaciones electrónicas;
las videoconferencias interactivas; la administración escolar
en línea; el correo electrónico y otros servicios
de Intranet para toda la comunidad universitaria; la telefonía
de protocolo en Internet; el manejo electrónico de la administración
de recursos humanos, la contabilidad y el presupuesto en cada dependencia
universitaria, entre otros. En una segunda etapa, los objetivos
de esta estrategia fueron ampliados para apuntalar el papel de la
universidad como una verdadera agencia de distribución social
del conocimiento, allende sus fronteras convencionales. Fue así
que se emprendieron acciones para estar en condiciones de ofrecer
servicios como los siguientes: las aulas virtuales; los cursos en
línea; los programas interactivos para el aprendizaje individualizado
de idiomas; la búsqueda e investigación digital de
bibliografía y bases de datos; las redes virtuales de investigación
y desarrollo académico; los portales virtuales de apoyo académico;
etcétera.
La puesta en operación de tales innovaciones tecnológicas
implicó que nuestra casa de estudios emprendiera un esfuerzo
titánico en materia de actualización de su personal
en el desarrollo de cursos, textos, evaluaciones, sistemas de apoyo
al aprendizaje y redes especializadas en formato electrónico
e interactivo; de capacitación del personal administrativo
para la administración en línea de sistemas, procesos,
trámites y servicios; de construcción de espacios
modernos para el aprendizaje individualizado y colaborativo (más
de 40 mil metros cuadrados de nuevas instalaciones); de tendido
de fibra óptica (más de 90 kilómetros de línea
propia); de desarrollo y adquisición de sistemas, plataformas,
software de vanguardia, equipos, acervos en texto y en línea,
así como de licencias de uso; etcétera.
El resultado de tal esfuerzo ha derivado en que nuestra casa de
estudios cuenta hoy con reconocimiento nacional e internacional
como una de las instituciones de mayor nivel de innovación
y cambio en el país y con mejores perspectivas en la educación
distribuida. Eso se refleja en el número de instituciones
líderes de otros países que desean emprender alianzas
estratégicas con nosotros y en los servicios contratados
a la uv por entidades públicas (federales y estatales), privadas
y no gubernamentales en materia de capacitación y asesoría
técnica en informática, cómputo, redes y formación
de recursos humanos en línea.
He deseado enfatizar lo anterior con el objetivo de dejar claro
que la uv está en condiciones de proporcionar la orientación
estratégica, la asesoría técnica y la capacitación
de recursos humanos requeridos para la constitución del consorcio
interinstitucional de educación a distancia en Veracruz.
Aunado a lo anterior, debo precisar también que los niveles
de inversión requeridos por las instituciones participantes
se verían sustancialmente reducidos al tomar ventaja de los
acuerdos y contratos que la uv ya tiene con las principales corporaciones
que podrían intervenir en la constitución de una red
interinstitucional de educación distribuida. Esto sería
posible al ampliar los términos, servicios y beneficios a
otras instituciones de Veracruz. En la siguiente entrega describiré
más en detalle los requerimientos tecnológicos, académicos
y administrativos que será necesario consolidar y los pasos
generales a seguir para la operación de un consorcio veracruzano
para la educación distribuida.
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