Año 4 • No. 148 • agosto 23 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Acceso a la educación superior:
¿Qué hacer al respecto?
Dr. Víctor A. Arredondo / II

En la primera parte de este artículo comentaba que en los últimos 35 años, la expansión de los servicios de educación superior en México, al igual que en el resto del mundo, ha sido impresionante. En nuestro país, este crecimiento se ha dado además de manera desconcentrada llevando oportunidades educativas a todos los estados de la República. En cuanto al acceso a la educación superior nacional, no obstante que de 1970 a 2004 crecimos casi diez veces en nuestra población de licenciatura, pasando de 250 mil alumnos a dos millones 400 mil, su impacto en las oportunidades educativas para los jóvenes en edad universitaria no ha sido el esperado. En 1970, siete de cada 100 jóvenes mexicanos tenían acceso a la educación superior; este año, 20 de ellos logran el ingreso. Cuando comparamos estas cifras con las de otros países de mayor nivel de desarrollo, encontramos que todavía son insuficientes. Decíamos que el porcentaje promedio de los países más avanzados de la ocde es de 33 por ciento. Esto significa un diferencial del 13 por ciento que es necesario superar. También comenté que, hasta la fecha, ningún país atiende ni está en condiciones de atender al 100 por ciento de su demanda potencial de educación superior. La nación con la mayor cobertura mundial es Canadá, que ofrece oportunidades de educación superior a uno de cada dos jóvenes canadienses.

Para el caso de Veracruz, el trecho deficitario a recorrer es aún mayor. Hoy atendemos apenas al 16 por ciento de nuestros jóvenes, por lo que nos encontramos cuatro puntos porcentuales por debajo de la cobertura promedio nacional. Ciertamente, en los últimos cinco años la expansión de la educación superior veracruzana ha sido objeto de impulso y ampliación. Decíamos que su tasa de crecimiento en el periodo (44 por ciento) ha sido significativamente mayor que la experimentada en todo el país (menos del 18 por ciento). Esto se debe al impulso de la educación tecnológica, ofrecida por los institutos tecnológicos y por una nueva universidad tecnológica, así como a la evolución de la educación superior particular que ha ampliado notablemente la oferta educativa en sus carreras tradicionales e intensificado la creación de nuevas instituciones y programas convencionales.

La Universidad Veracruzana, en cambio, ha tenido un crecimiento marginal en el mismo periodo (uno por ciento), derivado de la política federal de contención del tamaño de las instituciones públicas que cuentan con más de 35 mil estudiantes y de impulso a la consolidación cualitativa de los programas existentes. El incremento en el número de instituciones y programas y el crecimiento marginal de la matrícula de la uv ha significado, en consecuencia, que ésta vaya reduciendo gradualmente su participación relativa en la población estudiantil estatal. El peso relativo de la uv en la matrícula estatal de educación superior ha bajado del 44.7 por ciento en 2000 a 34.5 por ciento en este año. En congruencia con la política federal, el crecimiento de la uv se ha presentado básicamente en los estudios de técnico-superior universitario de dos años y en los programas de postgrado con perspectivas de acreditación externa. Son precisamente estos dos tipos de programas para los que la sep otorga apoyos financieros orientados al crecimiento de universidades que han alcanzado o rebasado el tamaño institucional recomendado en todo el país.

A pesar de la ausencia de políticas nacionales consistentes para el fomento de vías alternas a la educación escolarizada tradicional y, por tanto, de recursos federales ad hoc, nuestra casa de estudios emprendió desde hace cinco años una estrategia institucional integral y sostenida con el fin de preparar una oferta multi-modal de educación a distancia, virtual y semi-presencial que le permita ampliar su oferta de estudios universitarios. Esta estrategia ha significado un esfuerzo, sin paralelo en el país, en materia de construcción de espacios educativos dedicados al aprendizaje individualizado y colaborativo; de innovación, expansión y equipamiento de nuestras capacidades tecnológicas; de formación de recursos humanos especializados en las nuevas tecnologías de aprendizaje y en los sistemas de operación en línea; de desarrollo de programas, cursos y textos en formatos interactivos; y en la confección de todo tipo de sistemas en red para el apoyo académico y administrativo de estas nuevas modalidades de aprendizaje.


Esta estrategia se planeó con toda anticipación para evitar la improvisación y el desorden en soluciones cuya puesta en práctica implica acciones de alto grado de complejidad y especialización. Con el fin de garantizar al máximo la calidad de los recursos humanos involucrados, de los medios y de los sistemas de soporte, la Universidad Veracruzana ha venido formalizando, a partir de 1999, alianzas estratégicas con corporaciones e instituciones académicas líderes en la materia a nivel internacional. Algunas de las organizaciones que vienen colaborando con nuestra universidad en el desarrollo de la infraestructura requerida para el éxito de la educación distribuida son: Microsoft, Avaya (Lucen Technologies), VCON, CISCO, Opus, Symantec, WebCT, Macromedia, Autodesk, Oracle, System & Computing Technologies (SCT), On line Cataloguing Library Center (oclc), EBSCO Host, Infolatina, Avantel, Telmex, Telcel, Universidad de Columbia Británica, Universidad de Phoenix (Apollo Internacional), Universidad Abierta de Cataluña, Instituto Universitario de Postgrado (Fundación Santillana), Fundación Iberoamericana (FUNIBER), Global Development Learning Network (Banco Mundial), Organización Universitaria Interamericana (OUI), Consejo Británico, Universidad de Cambridge y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey. Como puede observarse, es sólo a través del trabajo compartido con organizaciones expertas como se puede garantizar la calidad y la actualización de las soluciones emprendidas en este campo de innovación dinámica. A este esfuerzo me referiré más adelante con mayor detalle.

Antes de comentar cada una de las tres líneas de acción para abordar la ampliación inteligente de oportunidades educativas en el sistema veracruzano de educación superior, permítanme describir brevemente los análisis sistemáticos que serán necesarios para planear el tipo de estudios y las modalidades bajo las que convendría ofrecerlos.

En principio, se requiere de proyecciones más precisas del flujo escolar por nivel educativo, donde se apliquen las tasas actuales y esperadas de transición estudiantil, así como estudios sobre preferencias educativas para cada área general de estudios. Con ello se puede anticipar con mayor precisión la demanda futura desagregada de estudios superiores. Esta información cuantitativa deberá ser contrastada con análisis prospectivos de los programas académicos y temas específicos que resultan prioritarios para el desarrollo de Veracruz en los ámbitos:
· Macro-regional (el papel del estado frente al fenómeno de la globalización, la Cuenca del Golfo de México, el Plan Puebla-Panamá, el Corredor Trans-ístmico Coatzacoalcos-Salina Cruz, etc.);
· Nacional (el papel de los sectores veracruzanos de la petroquímica, la energía, la transportación multi-modal, la producción agropecuaria, los litorales marinos, el agua, el desarrollo rural autosustentable, la modernización productiva, comercial y de servicios públicos, privados y sociales que demanda la prosperidad del país y el estado; la certificación laboral emergente, los retos básicos en materia de educación, salud, alimentación, vivienda, infraestructura básica y organización social, etc.);
· Micro-regional y local (el establecimiento de incubadoras de empresas de alta base tecnológica, la vocación productiva y el desarrollo de infraestructura y servicios intermunicipales; el papel especializado y compartido de las comunidades en la constitución de clusters, cadenas productivas y negocios alternativos; el manejo sustentable de recursos naturales regionales, la consolidación de infraestructura y de servicios urbanos y rurales específicos para cada municipio, etc.)

Estos análisis deberán correlacionarse estrechamente con las políticas públicas y los proyectos privados de inversión y de promoción del empleo. Además, habrá que considerar aquellas habilidades generales que son indispensables para el aprendizaje autónomo y de por vida, en el contexto de la sociedad actual del conocimiento y que son aplicables a todas las disciplinas. El balance comparativo entre la proyección de la demanda estudiantil tendencial o tradicional y los requerimientos identificados sobre nuevos recursos humanos calificados y, por tanto, de nuevos contenidos, competencias profesionales y técnicas, así como de nuevos programas y modalidades educativas habrá de proporcionar una orientación más precisa sobre la naturaleza, características específicas y perfiles de los futuros estudios superiores en Veracruz.

Un aspecto crucial es, entonces, la definición de aquellas competencias básicas que deberán ser objeto de aprendizaje en todo estudiante del nivel superior y que debieran ser promovidas por toda institución educativa, así como aquellos conocimientos y habilidades básicas que resultan esenciales en cada disciplina profesional y técnica. El avance que logre Veracruz en la materia será de gran utilidad para promover la acreditación recíproca entre instituciones y, en consecuencia, la flexibilidad educativa y la movilidad académica de estudiantes en el estado. Este aspecto, como veremos más adelante, será una condición esencial para poner en marcha un verdadero sistema estatal de colaboración en red para la educación a distancia que funcione a manera de consorcio interinstitucional y que explicaré más adelante.

Queda cada vez más claro que la planeación prospectiva de recursos humanos calificados debe enfatizar más los aspectos cualitativos relacionados con los perfiles emergentes de desempeño laboral que los cuantitativos. No obstante, no deben despreciarse los balances numéricos entre ofertas y demandas generales de profesionales y técnicos, puesto que son útiles para identificar áreas sobresaturadas y desatendidas para el desarrollo socioeconómico. La velocidad de los cambios tecnológicos, científicos y, por ende, del conocimiento, desempeño y movilidad en las situaciones de trabajo requieren del futuro egresado un conjunto de habilidades y actitudes para la formación autodidacta de por vida. ¿Y qué decir de las herramientas indispensables para sacar ventaja de las actuales condiciones dinámicas de la información en el ciberespacio? Todos los estudios profesionales y técnicos de hoy necesitan promover habilidades y actitudes básicas para este fin, en todos y cada uno de los estudiantes del nivel superior. Todos los estudios superiores deben, además, permitir la movilidad académica de los estudiantes, mediante la flexibilidad racional de sus programas, para permitirles ajustes en sus rutas formativas acordes con sus fortalezas académicas, sus preferencias de ejercicio profesional y el comportamiento dinámico del mercado laboral. No hay vuelta de hoja. De no hacerlo, se estará condenando a los futuros egresados, nada más y nada menos, que al subempleo.
Lo anterior, implicaría formas precisas de alentar y conducir la evolución de la educación superior. Primero, llevaría a que los nuevos estudios superiores estén orientados a la consecución de competencias precisas, mensurables y verificables. Segundo, que estén configurados en niveles (básico, intermedio y específico), de modo que cada uno de ellos permita la acreditación académica separada de competencias. Con ello, se buscaría la acreditación, mediante diplomados, de habilidades generales en el primer nivel; de competencias intermedias por campo de estudio en el segundo, y de certificación específica de competencias laborales en el tercero. A medida que las distintas casas de estudio compartan los mismos criterios curriculares y de acreditación, se iría ampliando el rango institucional de transferencia de créditos educativos y movilidad académica entre universidades. Tercero, conllevaría a crear un consorcio de instituciones de educación superior, configurado gradualmente por centros educativos acreditados conforme cumplan con criterios básicos de infraestructura y operación. Finalmente, con el fin de asegurar las condiciones mínimas de funcionamiento inicial, se sugeriría que las instituciones participantes en tal consorcio establezcan una entidad académico-administrativa paralela a la operación tradicional que favorezca la aplicación y puesta en marcha de los nuevos criterios con un enfoque de monitoreo, evaluación y ajuste constante. La magnitud y velocidad de influencia académica de esa entidad alterna sobre su operación tradicional sería objeto de decisión de cada institución participante.
Aclarado este punto, podemos analizar la perspectiva de crecimiento de la educación tecnológica. Es evidente que este subsistema cuenta con desarrollos académicos en el ámbito nacional que pueden influir positivamente en la nueva oferta educativa. Esto es, cuenta con programas muy probados en otras entidades federativas que pueden ser importados en Veracruz con una base sólida de certidumbre académica, tanto los de los institutos tecnológicos como los de las universidades tecnológicas. Al respecto de estas últimas, en México es aún muy reducida la matrícula de los programas de dos años de técnico superior universitario (tsu) con sólo 2.9 por ciento del total de la matrícula nacional de educación superior. En Veracruz sólo existe una universidad tecnológica por lo que se necesita una mayor promoción de este tipo de instituciones; sobre todo, si se toma en cuenta que existe financiamiento federal para la creación de estas universidades. También habrá que estar atentos a la evolución del reciente proyecto federal de creación de las universidades politécnicas pues abre una vía alternativa en la materia.

Por otra parte, habría que explorar la posibilidad de participación real de las instituciones tecnológicas en el consorcio estatal de educación superior al que nos referimos líneas arriba. Sabemos que estos centros educativos se rigen por una normativa federal centralizada que acota la naturaleza, contenido y funcionamiento de los programa académicos; pero también conocemos iniciativas recientes surgidas para dotarlos de mayor flexibilidad con el objeto de que se ajusten más eficazmente a los requerimientos específicos regionales y locales. En todo caso, vemos con optimismo su posible contribución en la configuración de un sistema alternativo de educación a distancia, virtual y semi-presencial por la experiencia que las instituciones tecnológicas tienen ganada, entre otros asuntos, en lo que respecta al aprendizaje basado en competencias laborales y en la vinculación con el sector productivo y ocupacional.

En cuanto al subsistema universitario particular, el reto más importante relacionado con su crecimiento es el de la garantía de calidad y pertinencia de sus programas. Sería indeseable que su expansión se diera básicamente a través de carreras tradicionales (licenciaturas de 4-5 años ya saturadas en el mercado profesional tales como: contabilidad, administración, derecho, comunicación, etc.) y en instituciones que no cumplen con los requisitos mínimos de calidad académica. Para estar en condiciones de orientar la evolución de los nuevos estudios, es indispensable contar con las proyecciones sobre las áreas emergentes de competencia laboral en Veracruz, sobre los términos ya comentados al inicio de esta segunda sección. También es fundamental aplicar a fondo los criterios establecidos por la Secretaría de Educación Pública en lo que respecta al otorgamiento del reconocimiento de validez oficial de estudios (Revoe). En el entendido que varias instituciones tienen compromisos establecidos con generaciones de estudiantes, será necesario poner en práctica un programa compensatorio de promoción de la calidad institucional con metas y calendarios precisos. Una vez asegurados los estándares básicos de calidad, las instituciones particulares pueden tener un papel definitivo en la configuración del consorcio veracruzano de educación a distancia.

¿Cuáles serían algunos de los lineamientos y fases generales para la membresía funcional en este consorcio? He aquí algunas ideas preliminares que habremos de desarrollar más en extenso en una próxima entrega. En principio, los criterios e indicadores de carácter académico, administrativo y tecnológico que deberán ser cubiertos por las instituciones participantes se establecerían de manera escalonada, sobre la base de las etapas de operación del propio consorcio. En una primera etapa debe privilegiarse la oferta de cursos básicos orientados a la formación de habilidades generales (cómputo, inglés, comprensión de lectura y habilidades de escritura, hábitos de auto-estudio, habilidades de análisis cuantitativo, principios de ética profesional, etc.). Esta etapa puede articularse sobre la base de diplomados tendientes a acreditar al alumno para continuar con sus estudios superiores en cualquier campo profesional, en cualquier área de competencia laboral y en cualquier institución educativa que sea miembro del consorcio. En forma paralela, se realizarían los estudios y proyectos de diseño de programas y cursos en aquellas áreas de certificación laboral seleccionadas, las cuales iniciarían su operación en la segunda etapa de operación del mismo. El énfasis de la segunda etapa se pondría, entonces, en estudios cortos para la certificación de competencias laborales emergentes, la cual funcionaría simultáneamente con la segunda generación de cursos básicos orientados a la formación de habilidades generales. Este método de trabajo permitirá a las instituciones participantes ganar experiencia operativa y administrativa sobre cursos y programas acotados. La tercera etapa implicaría la oferta de estudios más comprehensivos, aunque articulados sobre la base de competencias disciplinarias mensurables y verificables. Sobre este aspecto en particular, sería de gran utilidad la constitución gradual de un sistema estatal de evaluación y acreditación de competencias. Por último, para hacer atractiva esta oferta educativa, se aconsejaría respaldarla con un amplio programa de becas escolares dirigidas a los estudiantes de menores niveles de ingreso económico familiar. Como puede observarse, esta propuesta sugiere que se evite incrementar la matrícula escolar y aplicar becas en las licenciaturas tradicionales que ya presentan saturación en el mercado de trabajo profesional y técnico.
Pero, ¿cómo avanzar técnicamente en la preparación del consorcio interinstitucional? ¿Sobre qué cimientos se podría construir? ¿Con qué know how se cuenta en Veracruz para esta ambiciosa empresa social? La Universidad Veracruzana tiene respuestas sólidas a estos interrogantes debido al conocimiento experto; al trabajo acumulado; y a las soluciones técnicas, organizacionales, de recursos humanos y de infraestructura con que hoy cuenta y que le confieren un reconocido papel de liderazgo en el país. Varios de sus directivos participan desde hace años en las organizaciones expertas del mundo en educación distribuida; coordinan proyectos de cobertura internacional y nacional relacionados con la educación virtual; lideran grupos nacionales de trabajo responsables de la definición de estándares de calidad para la acreditación de cursos a distancia y de servicios de apoyo, y han conducido el desarrollo de soluciones implicadas en el funcionamiento del sistema estatal en red de servicios académicos y administrativos que opera actualmente nuestra casa de estudios y que es objeto de reconocimiento nacional por organizaciones especializadas.

Tan solo en infraestructura tecnológica y equipamiento para la conectividad y el cómputo, la uv ha invertido más de 450 millones de pesos, lo que la convierte en una de las tres universidades del país con el sistema en red de mayor desconcentración geográfica y robustez en telecomunicaciones e informática, cuya presencia abarca las trece ciudades más importantes del estado. Este esfuerzo institucional se orientó primero para conformar una auténtica red estatal que permitiera la conectividad distribuida de múltiples servicios académicos y administrativos al interior de la propia institución, tales como: las tutorías, asesorías y evaluaciones electrónicas; las videoconferencias interactivas; la administración escolar en línea; el correo electrónico y otros servicios de Intranet para toda la comunidad universitaria; la telefonía de protocolo en Internet; el manejo electrónico de la administración de recursos humanos, la contabilidad y el presupuesto en cada dependencia universitaria, entre otros. En una segunda etapa, los objetivos de esta estrategia fueron ampliados para apuntalar el papel de la universidad como una verdadera agencia de distribución social del conocimiento, allende sus fronteras convencionales. Fue así que se emprendieron acciones para estar en condiciones de ofrecer servicios como los siguientes: las aulas virtuales; los cursos en línea; los programas interactivos para el aprendizaje individualizado de idiomas; la búsqueda e investigación digital de bibliografía y bases de datos; las redes virtuales de investigación y desarrollo académico; los portales virtuales de apoyo académico; etcétera.
La puesta en operación de tales innovaciones tecnológicas implicó que nuestra casa de estudios emprendiera un esfuerzo titánico en materia de actualización de su personal en el desarrollo de cursos, textos, evaluaciones, sistemas de apoyo al aprendizaje y redes especializadas en formato electrónico e interactivo; de capacitación del personal administrativo para la administración en línea de sistemas, procesos, trámites y servicios; de construcción de espacios modernos para el aprendizaje individualizado y colaborativo (más de 40 mil metros cuadrados de nuevas instalaciones); de tendido de fibra óptica (más de 90 kilómetros de línea propia); de desarrollo y adquisición de sistemas, plataformas, software de vanguardia, equipos, acervos en texto y en línea, así como de licencias de uso; etcétera.

El resultado de tal esfuerzo ha derivado en que nuestra casa de estudios cuenta hoy con reconocimiento nacional e internacional como una de las instituciones de mayor nivel de innovación y cambio en el país y con mejores perspectivas en la educación distribuida. Eso se refleja en el número de instituciones líderes de otros países que desean emprender alianzas estratégicas con nosotros y en los servicios contratados a la uv por entidades públicas (federales y estatales), privadas y no gubernamentales en materia de capacitación y asesoría técnica en informática, cómputo, redes y formación de recursos humanos en línea.
He deseado enfatizar lo anterior con el objetivo de dejar claro que la uv está en condiciones de proporcionar la orientación estratégica, la asesoría técnica y la capacitación de recursos humanos requeridos para la constitución del consorcio interinstitucional de educación a distancia en Veracruz. Aunado a lo anterior, debo precisar también que los niveles de inversión requeridos por las instituciones participantes se verían sustancialmente reducidos al tomar ventaja de los acuerdos y contratos que la uv ya tiene con las principales corporaciones que podrían intervenir en la constitución de una red interinstitucional de educación distribuida. Esto sería posible al ampliar los términos, servicios y beneficios a otras instituciones de Veracruz. En la siguiente entrega describiré más en detalle los requerimientos tecnológicos, académicos y administrativos que será necesario consolidar y los pasos generales a seguir para la operación de un consorcio veracruzano para la educación distribuida.