Año 4 • No. 155 • octubre 11 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Ricardo Luna
Desde hace una década la UV ofrece la oportunidad de estudiar, con un excelente nivel académico, la maestría en Inteligencia Artificial a través del Departamento de Inteligencia Artificial en la ciudad de Xalapa.

Dichos estudios se desprenden de la Facultad de Física e Inteligencia Artificial (IA) y cuenta con el soporte académico del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Al ser una maestría que integra herramientas y conocimientos básicos para el desarrollo de sistemas basados en técnicas de la ia y las ciencias computacionales, los estudiantes adquieren conocimientos sobre varias técnicas de ia, siendo las áreas de interés los sistemas abiertos, sistemas distribuidos, bases de datos y lenguajes de programación en robótica.

Y son estas áreas las que más desarrollo ha observado en lo referente a la investigación y puesta en operación de prototipos robóticos y a líneas de investigación teóricas con miras a futuras aplicaciones.

Pero antes vayamos a la historia, a la propuesta que en 1943 hicieran Warren Mc Culloch y Walter Pitts, para que a partir de un modelo de neurona del cerebro que retomara lo humano y animal se considerara históricamente el nacimiento de la Inteligencia Artificial. Una vez desarrollado el modelo se llegó a la conclusión que dichas neuronas nerviosas abstractas, proporcionaban una representación simbólica de la actividad cerebral.

Más adelante, Norbert Wiener desarrolló, dentro del mismo campo, lo que se denominó cibernética. De aquí nacería, ya en los años 50, lo que hoy conocemos como la ia. Los primeros investigadores de esta innovadora ciencia, tomaron como base la neurona formalizada de Mc Culloch y postulaban que el cerebro es un solucionador inteligente de problemas, de modo que imitemos al cerebro.

En este sentido, se podía pensar que prevalece una competencia entre la inteligencia humana y la artificial, sin embargo, lo que se busca en ambas es identificar a los humanos como seres pensantes. La ia humana es la única ciencia que intenta la creación de programas para máquinas a fin de imitar el comportamiento y la comprensión humana, que sean capaces de aprender, reconocer y pensar, aunque esto último nos lleva a cuestionar sobre qué es el pensamiento y en qué consiste. Y aunque la ia no es la única disciplina que busca estas respuestas, lo que la diferencia de otras es su metodología, que es constructivista.

Así lo expresó para UniVerso Alejandro Guerra Hernández, investigador de la maestría en Inteligencia Artificial de la UV(MIA), quien explicó que de las hipótesis se formula el cuestionamiento de por qué somos inteligentes, lo que nos lleva a la construcción de aparatos o de instrumentos, y si el instrumento tiene un comportamiento que resulta inteligente, quiere decir que las hipótesis no estaban equivocadas.

En la opinión del académico el concepto de ia fue acuñado en los años 50 e hizo referencia a un artículo publicado en 1949 donde se hablaba de las primeras computadoras llamadas teóricas, las cuales podían considerarse con comportamientos inteligentes, ya que podían hacer cosas para las cuales no había un algoritmo establecido y se hablaba de que incluso podían aprender.

La IA antes de ser vista como una cuestión tecnológica o como una ingeniería es vista como una ciencia relativamente nueva con gran potencial a corto plazo. No utiliza una metodología tan clara como las establecidas por otras disciplinas como la filosofía o la psicología, que proveen una explicación del fenómeno de inteligencia o teorías sobre inteligencia.

El académico universitario dijo que hay otras maneras de mostrar la inteligencia como en la psicología, donde la metodología para identificar a los fenómenos es completamente analítica. Resaltó la existencia de varias teorías que explican el por qué somos inteligentes.

Una muy fuerte del siglo XX, que se denominó función analítica y computacional de la inteligencia, cuya hipótesis de fondo, explicó el investigador: “Es que somos inteligentes porque realizamos una especie de cómputo interno, diferente al que realizan las computadoras, pero cómputo al fin”.

Guerra Hernández puntualizó sobre la parte informática que tiene que ver con la ia: “Es sabido que hay cómputos equivalentes, y si existe un cómputo quiere decir que eso lo podemos analizar con otros elementos como las máquinas, sean robots o computadoras”.

Insistió en la hipótesis sobre la ia que dice que todo lo necesario para crear un sistema inteligente es manipular símbolos. “Para hacerlo tienes que utilizar una forma física, si esto lo tomas en serio eso te lleva a trabajar con las computadoras porque, finalmente, las computadoras es lo que hacen, son sistemas que pueden representar símbolos en una forma electrónica y después manipularlos”, afirmó.

En los años 50 se decía que ya con eso se tenía medio problema resuelto: “Tenemos una máquina que manipula símbolos, lo único que hace falta descubrir es cuál es el algoritmo, cuál es el programa que manipulando estos símbolos nos produce racionalidad, por eso es que las hipótesis en esta ciencia toman
formas computacionales, aseguró”.
Robótica: futuro prometedor de la inteligencia artificial
La robótica es otra rama de la ia que promete un gran futuro para el ser humano, ya que se emplea en diversas actividades de precisión como en la medicina, en terapias de rehabilitación física o puede ser parte de la solución al proble ma de la contaminación o del empleo racional de los recursos. Su existencia surge del interés por desarrollar máquinas que realicen trabajos que el hombre no quiere hacer y en muchas ocasiones es por la curiosidad de saber cómo hacemos ciertas tareas.

Angélica García Vega, también investigadora de la maestría en Inteligencia Artificial, agregó que en robótica todavía hay mucho por hacer dentro de varias disciplinas que la han puesto en la mira, así como otras áreas de la ciencia y la tecnología.

Sobre el nuevo reto que enfrenta ahora la robótica, es que tiene que ir más allá del mero aprendizaje que las máquinas puedan tener para realizar tareas y reconocer otras. Es por eso que la robótica no está muerta, como muchos estudiosos y desarrolladores de la tecnología afirman.

García Vega explicó que el empleo utilitario de robots u objetos mecánicos es muy antiguo, data desde los griegos y se sabe que los chinos empleaban artefactos de esta naturaleza para ciertas actividades. Para ello, dijo la catedrática de la mia, se comienza por lo elemental, por saber cuál es el tipo de actividades que, por ejemplo, realiza un jardinero.

“El jardinero riega con agua, entonces tenemos que ver cómo aprovechar este recurso, y una de las situaciones por las que se decide fabricar máquinas es para que emulen de una cierta manera los trabajos que nadie quiere hacer. La tecnología es un desarrollo que el hombre ha tenido para satisfacer ciertas necesidades y para explorar cómo desarrollamos cosas”, comentó.

Sobre el uso práctico que tiene la ia opinó que toda la tecnología es utilitaria y que también ayuda a reflexionar sobre lo que somos, es decir, sobre la inteligencia: “La IA nació de la mano de la cibernética y ésta lo que busca son los principios generales del razonamiento humano, de la inteligencia humana, en la propia IA”, dijo García Vega y agregó que “ese tipo de interés lo puede tener la psicología o la neurofisiología, pero cada una de estas disciplinas utiliza sus herramientas particulares para aprender más sobre el funcionamiento de estos elementos”.

Para la investigadora universitaria los robots son una alternativa ante el problema del estudio del cerebro, pues se dificulta separar el objeto de estudio de nuestras creencias, de nuestra cultura, de nuestra formación: “Los robots no tienen un cerebro como el nuestro, pero son máquinas que hemos construido y conocemos, que las entendemos, entonces con los robots tratamos de entender esos principios generales de nuestra inteligencia”.

Del estudio del cerebro dijo que existe un problema con la ética o la bioética como ahora le llaman, y reflexionó sobre qué tan válido es que alguien con un tumor en el cerebro se someta a estudios donde no solamente lo analicen con una tomografía, sino que alguien le troce un pedazo de cerebro.

“Se busca que la persona dé su anuencia para hacer esos estudios, pero no siempre es así. Esa es una vía, pero quienes recurren a ella, como los neurofisiólogos, emplean ratas de laboratorio, sin embargo, ahora resulta que surgen las asociaciones que protegen a los animales y las investigaciones han tomado otros caminos. Por lo que los robots son la tecnología que en conjunto con las investigaciones que se hacen en modelos animales, nos sirven para corroborar esos modelos”, puntualizó.

En el caso de los robots se trata de ver si los dos modelos se ajustan, dijo la investigadora, o qué diferencias hay para detectar dónde podría estar el error, el principio general, y muchas veces lo que pasa es que sí existen investigaciones, pero no se tiene el modelo experimental, de ahí que el empleo de modelos robóticos sea la propuesta más viable: “Sin embargo hay gente que se opone a eso, y que clama nos olvidemos de las máquinas. Que se busquen otros principios y otros modelos, y eso, también es válido”.

La robótica no está detenida, enfatizó la investigadora: “Se sigue haciendo mucha investigación, puesto que las tecnologías van alcanzando un límite y se tiene que buscar con qué opciones se pueden modificar esos límites, no tenemos resueltos los problemas con los robots”.

Un ejemplo para ver todo lo que hace falta en materia de estudio de esta área de la ia podría ser el robot que se envió a Marte recientemente: “En él se desarrollaron varias tecnologías de punta, una de ellas fue la de telecomunicaciones, había una persona en la tierra que podía mandar órdenes al robot, claro que esa orden se tenía que transformar para poder viajar como una onda de radio por el espacio, llegaba la orden después de mucho tiempo y hacía que el robot realizara tareas, tuviera la capacidad para controlarse y sobre todo que gozara de autonomía”.

La investigadora señaló que los robots no son totalmente autónomos en términos de energía, ya que requieren de ella para poder operar, además de que los robots no son motores tradicionales con engranes o poleas y requieren de baterías o fuentes de energía diferentes.

Bajo estas expectativas la investigadora de la UV dijo que la robótica no está muerta, que hay mucho por hacer en varias disciplinas o áreas de la ciencia que requieren de procesos automatizados y la tecnología o más allá de que las máquinas aprendan cosas.

Alejandro Guerra Hernández
Es egresado de la maestría en Inteligencia Artificial de la UV y tiene un doctorado en informática por la Université Paris 13, Institut Galilée, Laboratoire d’Informatique de Paris Nord (LIPN), en Villetaneuse, Francia. Dentro de la MIA sigue la línea de investigación “Agentes y comportamiento autónomo y aprendizaje”.

¿Sabías que…
…el cerebro es un solucionador inteligente de problemas?

…se podría pensar que hay competencia entre la inteligencia humana y la artificial, sin embargo, lo que se busca en ambas es identificarnos como seres pensantes?

…la ia es la única ciencia que intenta la creación de programas para máquinas que imiten el comportamiento cerebral y la comprensión humana?

…en los años 50 se decía que con el descubrimiento de la computación ya se tenía medio problema resuelto: “tenemos una máquina que manipula símbolos, lo único que hace falta descubrir es cuál es el algoritmo o el programa que manipulándolos nos produce racionalidad?”

…La robótica es una rama de la ia que cuenta con un futuro muy esperanzador para el ser humano, ya que se emplea y puede ser utilizada para diversas actividades de precisión en la medicina, en terapias de rehabilitación física, en el empleo racional de recursos o bien en problemas de contaminación?

…la existencia de los robots surge del interés del hombre por desarrollar máquinas que hagan trabajos que el hombre no quiere hacer?

…el reto de la robótica sería ir más allá de que las máquinas aprendan tareas y reconozcan otras, y que es por ello que la robótica no está muerta, como muchos estudiosos y desarrolladores de la tecnología cuestionan?