Año 4 • No. 157 • octubre 25 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Molière, “por ellos mismos”
Roberto Benítez

Molière, par elle-même es un monólogo escrito en 1986 por Françoise Thyrion (Bruselas 1949), la trama versa sobre una mujer que intenta hablar en público sobre la vida y la obra del afamado dramaturgo, actor, empresario y apasionado hombre de teatro: Jean-Baptiste Poquelin (París, 1622-73). La historia es básicamente un juego que mezcla la realidad de la mujer conferenciante con las interpolaciones del propio Molière (que es ella misma) en la tarea de ofrecer al público una exposición magistral del tema.

Con una traducción al español de Boris Schoemann, esta obra se presentó el pasado lunes 18 de octubre dentro del Festival Telón de Niebla.

La vida de Molière es de una encantadora seducción, no sólo por la múltiple cantidad de anécdotas teatrales que encierra como reflejo de una época: la conjunción entre el refinamiento y la miseria del siglo XVIII francés; el juego de la fortuna del autor que gozó tanto del éxito como del fracaso; la hipocresía de una sociedad escondida en el perfume de la apariencia; los manierismos más ridículos; etcétera. Es decir, nada esencialmente diferente al pan de estos nuestros días. Retomo: la vida de este personaje no únicamente resulta atractiva y deslumbrante para la gente de teatro, o con conocimiento del tema, sino también lo es para cualquier persona, ya que tras todo esto está un hombre común pero comprometido con su naturaleza, un esquizofrénico, un loco o un genio: un hombre apasionado y obstinado con la vida.

La puesta en escena finca sus virtudes o “apuesta todas sus canicas” en el trabajo actoral que Sherry Denis (mexicana por cierto, aunque el nombre no le ayude) es capaz de hacer, y en verdad es una decisión acertada ya que a través de su interpretación se logra mantener el interés y la atención del respetable.
A pesar de que la obra sea en apariencia un material que tiende a lo didáctico, el peso de la puesta en escena recae en el ejercicio interpretativo del personaje, reforzado por una sobria y discreta selección de detalles que ayudan a contar la historia.

El espíritu de gusto y pasión por el teatro está presente en la puesta en escena y es muy coherente con el sentido vital del personaje central la obra. Como el gran Molière, los integrantes de este proyecto teatral se enfrentan al desolado paraje cultural de nuestro tiempo para sacar adelante su empresa, realizando las innumerables funciones que este arte exige. De tal suerte que no sólo cumplen con las funciones de actriz y director, sino que también son el tramoyista, el utilero, el iluminador, el boletero, etcétera.

En resumen, un trabajo que comienza a nacer pero con muchas posibilidades de crecimiento por su cuidado y respeto hacia el teatro.

Molière por ella misma de Françoise Thyrion, traducción de Boris Schoemann. Dirección de Bryant Caballero, actuación de Sherry Denis y escenografía de Jaime de la Rosa.