|
|
Entrevista
El unipersonal de Carmen Leñero
Roberto Benítez y Claudia Domínguez
|
|
La
palabra poética a escena
Provocaciones, antagonismos y metamorfosis que suele atestiguar el
espectador teatral son procedimientos similares en otros textos en
donde la palabra reencarna, no como abstracción sino como una
presencia viva para hablar públicamente de lo privado, nos
dijo en su apasionado recuento de los “hechos” Carmen Leñero
(Ciudad de México, 1959), narradora, poeta, cantante e investigadora
–más lo que se acumule– quien visitó esta
ciudad el pasado fin de semana para participar en el diplomado de
Análisis del Discurso que organizan las facultades de Filosofía
y Letras de la UV.
En el diplomado, Carmen Leñero impartió del 15 al 16
de octubre el curso “Categorías de la Semiología
teatral aplicables al análisis de textos literarios y filosóficos”,
en el que consideró procesos de lectura que pongan a trabajar
la imaginación del lector e identificar esas interpelaciones
que hacen que el escrito se proyecte en el presente, como en un escenario
e invitan al lector a una acción virtual para acercarse a la
experiencia sensible, para entregarse al placer de pensar.
Además de ello, la noche del viernes 15 Carmen Leñero
se despojó de sus gruesos lentes de doctora en Literatura por
la UNAM, o a lo mejor los convirtió en micrófono, y
ofreció un concierto (umplugged o acústico, le
dicen ahora) en el Café Tierra Luna en donde interpretó
de su álbum Tierra mía canciones mexicanas (La
petenera, La bruja, La cama de piedra, Granito de sal,
etcétera) que le acompañaron en su infancia como primeros
y insospechados acercamientos poéticos, además de otras
composiciones propias o de otros autores, sin faltar la del estribo
y a capella: Lucía, de Serrat.
De Carmen podemos decir lo mismo que decía Eugenio Barba sobre
el teatro: es el despliegue una energía extracotidiana. No
es un espíritu flemático, ella no puede estarse quieta:
hay mucho de gestualidad de actriz cuando diserta en un salón
sobre los temas más profundos de la filosofía o de la
interpretación textual; la vena literaria salta cuando compone
sus canciones; el placer del conocimiento y el orgullo de éste
se advierte en la manera en la que se conduce en sus conciertos, así
como en la elección deliberada de la lírica popular
de nuestro país, plena de inocencia poética; es una
anciana y es una niña cuando escribe y creemos que se convierte
en Asterión cuando se pierde en Xalapa. He aquí la charla
que tuvimos con ella... |
¿Qué
importancia le das al teatro en tu vida? El teatro me ha enseñado
una manera de leer, de pensar, de hacer cambiar las cosas. Una forma
de volver encarnada y vivas las palabras, o sea de darles nueva vida.
Como soy escritora, no soy gente de teatro sino escritora y cantante,
entonces la escena me ha enseñado a hacer que la escritura
funcione como en la escena, que también la lectura sea un acontecimiento.
De hecho de eso tratan mis tesis: mi tesis de maestría trata
sobre Pirandello y en general sobre los procedimientos del arte teatral
ligados con la locura como procedimiento de disgregación de
la personalidad, y el teatro como una disgregación también
de voces, de espacios y de tiempos. Esta metáfora que usa Pirandello
en Enrique IV, un personaje que está loco y que finge
que está loco, y todo este juego metateatral me permitió
ver, explorar un poco cuales eran los intríngulis del teatro
en general como fenómeno.
Estos rasgos generales los apliqué después en mi tesis
doctoral, pero no en obras de teatro, sino en otro tipo de escritos.
Tomé unos ensayos filosóficos, diarios, confesiones,
poemas dramáticos y empecé a imaginar su escena posible,
¿en qué escena? Pues en una escena mental pero con características
sensibles, donde un cuerpo y diversas voces pueden habitar; pero sobre
todo donde pueda haber una tensión que se resuelva, o se plantee
al menos su resolución virtual, la solución para el
corazón aunque no sea para la mente. Y de eso se trata mi tesis
de doctorado que se llama La escena invisible que es sobre
teatralidad en textos que no son dramáticos.
¿En estos textos estás viendo el diálogo
como una vía de acceso para el ser? Como una vía
de acceso a lo desconocido del ser mismo. Es decir todo aquello que
busca a ambos, lo podamos concebir dentro del ámbito científico,
religioso, político, psicológico. Todas aquellas realidades
a las que no tenemos directo acceso, toda la actividad simbólica,
que puede ser en cualquier arte, pero que en el teatro están
utilizados todos los recursos. Esta actividad simbólica sirve
como un sacramento, un rito de mediación con aquello otro que
no se manifiesta en el mismo lenguaje, es como usar el lenguaje de
manera que nos lleve más allá del lenguaje. Es preguntarse
¿cómo usar el lenguaje, para que nos haga traspasarlo
y llegar a donde normalmente las palabras no pueden llegar?
Este pensar teatralizado se manifiesta no sólo en los textos
que estudiaste y comentaste en este curso (un diálogo de Heidegger,
el Cántico de San Juan de la Cruz, los diarios de Wittgenstein,
un relato de Dürrenmatt), sino también en tu forma de
exponer...
Pues por eso, porque forma parte de algo que es verdadero en mí.
Todo lo que pueda realmente pensar con honestidad tiene que ser verdadero
en mí, y para mí el teatro ha sido una experiencia de
corporización de la palabra; aunque soy escritora tengo en
mente, al espectador: al lector como un espectador vivo. Esa conciencia
tan fuerte hace que yo quiera que en el texto sucedan las cosas, no
que se las cuente alguien que ya sucedieron o sucederían sino
que cuando las esté leyendo le sucedan. O sea que el texto
no sólo diga sino haga y de ahí toda esta exploración
de cómo hacer que las palabras que yo escriba tengan vida cuando
sean leídas… Otros poetas se lo plantean de otra manera,
a mí me sirvió mi experiencia de lo teatral para transferirla
a la escritura.
¿Has escrito para el teatro? No… Bueno,
he escrito algunas obras de un acto, por ejemplo en el libro La
luna en el pozo que es sobre Pirandello, al final hay una
obra en un acto, un dialogo en un escenario entre las sombras de Pirandello
y Artaud discutiendo sobre conceptos del teatro, uno como más
mítico y otro más psicológico, intelectual. En
un nuevo libro escribo un diálogo, una andanza entre unos investigadores.
Entonces sí teatralizo de pronto en mis textos, pero no he
escrito para la escena real sino yo lo que trato de hacer es que los
textos (poesía, ensayo, narrativa) sean la escena.
¿Y has actuado? Sí, de amateur,
pero soy cantante. A menudo estoy en escena y es cuando hablo y canto.
Claro, el canto es como un tipo de actuación muy peculiar,
pero está muy ligado con la literatura, entonces cuando escribo
es como si quisiera cantar en un escenario real con personas reales.
¿Cómo vinculas tu trabajo poético con tu
trabajo narrativo?, porque trabajas en todos los géneros.
Pues son estados de ánimo distintos y voces distintas, aunque
todas intentan unirse en una misma voz, o sea la fusión de
voz es lo que une mi trabajo.
De todas maneras adquiere modalidades, de mañana, de tarde…
y a veces es como una modalidad más poética, más
súbita, más de contemplación y a veces es una
más analítica, más de pensar, más compleja,
que se expande y siento como cuestiones corporales. Son como distintos
tipos de cosquillas. Claro que todos son géneros que precisan
oficio, es decir son distintos, en cada uno de estos oficios tengo
que aprender, es como si aprendieras distintas lenguas pues cada una
tiene sus leyes y sus normas que infringir; pero de todas maneras
hay un sentimiento común de que lo que quiero: la manifestación
más libre, menos inaccesible de lo que está pasando
en mí.
Siento que esa es mi tarea, como una cuerda que vibra y que deja sentir
las vibraciones, pues eso es ¿no? Por eso no me importa qué
tema sea, yo no estoy casada ni con temas ni con disciplinas, sino
con un proceder que en realidad escogí porque no me quedaba
de otra, porque así me gustaba, de niña eso fui, no
tuve que elegir grandemente. Las clasificaciones son elecciones del
mundo: que si esto es esto que si esto es el otro, en fin. Y está
bien porque es un marco que te permite entender las cosas, pero para
mí tienen vasos comunicantes tan musculares, tan intrínsecos
que me cuesta trabajo clasificarlos en términos de esto va
con esto, etcétera. Todo tiene que ver y para mí hay
cosas que están conectadas per se.
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|