Una sociedad del conocimiento es la que está dirigida por
éste y cuyos ejes fundamentales son: el acceso y recuperación
de la información, su organización y una educación
permanente. Es una sociedad informada, que sabe aprovechar sus conocimientos
para el bien individual y el común. Una sociedad de estas
características requiere que un elevado porcentaje del empleo
esté enfocado hacia el trabajo interdisciplinario de información.
Así lo consideró Margarita Almada Navarro, investigadora
del Centro Universitario de Investigaciones Bibliotecológicas
de la UNAM, quien agregó que la sociedad del conocimiento
puede evolucionar a partir de una sociedad de la información,
que es aquella que utiliza las tecnologías de información
y comunicación en su quehacer cotidiano.
La académica comentó que en la sociedad de la información
la distancia y el tiempo de las comunicaciones resulta irrelevante
para la transferencia de la información, gracias a la presencia
de las tecnologías y de la industria de la información
como ejes de la transformación en la manera en que desarrollamos
nuestras actividades cotidianas.
Además, “una sociedad del conocimiento justa requiere
de una sociedad en equilibrio consigo misma y con el entorno: el
medio ambiente y la colectividad; con oportunidades para todos,
justicia y democracia, equidad de género, protección
y oportunidades para la niñez, para las personas de la tercera
edad, para los discapacitados, para los migrantes, para los marginados”,
comentó.
Por lo anterior, la biblioteca de la sociedad del conocimiento no
se reconoce por su edificio, ni siquiera por su estantería
de libros y materiales multimedia o por su tecnología, sino
por su capacidad de organizar, administrar y difundir el conocimiento,
en los formatos y con las tecnologías del momento histórico
que le corresponda.
De igual forma, el profesional de la información tiene en
la sociedad del conocimiento un vasto campo de desarrollo, dentro
o fuera del recinto que conocemos hoy como biblioteca y constituyen
la base de la pirámide estructural de una sociedad informada.
Almada Navarro opinó que el campo editorial y la lectura,
“ingredientes de la sociedad del conocimiento”, se están
transformando por los cambios dinámicos de las tecnologías,
y del mercado, entre otros, que afectan la manera de publicar un
texto o en la transformación de la publicación periódica
científica, o las propuestas que hay para la iniciativa de
archivo abierto, o las propuestas de publicación digital
de sociedades científicas y de universidades que se oponen
a los monopolios de las grandes casas editoriales.
Por otra parte, “la Internet está cambiando la manera
de leer, con la sociedad de la información se vislumbra el
surgimiento de una mentalidad diferente de la estructurada con la
página impresa, pues ahora esta página comparte el
espacio con la pantalla, con el texto digital y con las nuevas configuraciones
como hipertexto e hipermedia. Esto es una verdadera revolución
conceptual que involucra al lector, autor, profesor, estudiante
y al investigador y agregaríamos al bibliotecario, al proporcionarles
un nuevo entorno para realizar sus actividades”, aseveró.
Afirmó que la biblioteca en todas sus modalidades requiere
de profesionales altamente especializados y profesionales técnicos,
requiere de trabajo multidisciplinario y de investigación
de alta calidad.
“Ningún país puede progresar sin investigación
propia. Ningún país puede progresar sin bibliotecas
y ningún país puede pretender colocarse en el concierto
de las naciones que construyen sus sociedades del conocimiento,
sin una sólida infraestructura educativa, académica,
tecnológica, social, cultural y económica”,
concluyó. |