Año 5 • No. 161 • noviembre 29 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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  Del absurdo al me identifico...
Presentaron obra Las Sillas de Ionesco
Gina Sotelo
En el Teatro Studio T presentaron la obra teatral Las Sillas, del dramaturgo francés Eugene Ionesco. En la cual una pareja de ancianos hace la invitación a un numeroso grupo de personajes imaginarios para dar un mensaje de suma importancia.

Para Liliana Hernández y con respecto al montaje, la trama puede parecer sencilla; lo atractivo inicia al entrar a la sala y ser testigo de la creación de infinitos universos y sus ecologías durante el desarrollo de la puesta en escena: “Más atractivo aún es el presentar dos propuestas totalmente diferentes por parte de este grupo de actores: La carpa y Los Acuáticos, que aquí entre nosotros, dichos ‘títulos’, se convierten en un modo de identificación más interno que externo, un tipo de clave o contraseña que fortalece las cómplices relaciones del grupo”.

La Carpa –según la actriz y bailarina– ofrece al espectador un ambiente decrépito y abandonado, un mundo donde el hastío y monotonía se han convertido en un nuevo personaje que mora en los huesos de los protagonistas: “Y mi pregunta es ¿cuánto de esa decrepitud, de esa vejez, de ese sinsentido de la vida tiene como único responsable la monotonía de una vida sin aspiraciones?, de una vida que sólo se ha dejado arrastrar por el cause de los acontecimientos, sin aspiraciones ni cuestionamientos de los actos propios y los del resto de la humanidad”.

Los personajes de la carpa son interpretados por Calafia Piña, Sergio Cuevas, Isaac Domínguez y Mario Ramos García, personajes ricos en texturas y matices, asumidos sin temor hasta sus últimas consecuencias. Calafia Piña se presenta ya como una deliciosa actriz, capaz de sumergirse en cada uno de los mundos que propone sin temor a lo inesperado.

Sergio Cuevas, en su primer montaje profesional, nos presenta al lado de Isaac Domínguez, a un par de hermanos mellizos en sí mismo complejos, donde la comunicación entre ambos y su relación con el mundo que les rodea presenta una atractiva y jugosa dificultad deseada a ser abordada por varios actores.

Mario Ramos García encuentra y usa, en su papel de orador, la justa válvula no de escape, sino de amarre para no permitir nuestro distanciamiento ante su dañado personaje: “La propuesta de montaje nos lleva muy de cerca a extraordinarios y complejos mundos, recordándome en sus atmósferas y guiones a películas como la ciudad de los niños perdidos, santa sangre, delicatessen y Brasil”.

El joven agrega que “las coloridas y bien matizadas ecologías me hacen perder la dimensión entre lo absurdo y lo que no lo es; ya que la identificación inmediata con situaciones, imágenes y soluciones entre su mundo y el mío, hacen un híbrido donde mi experiencia personal como espectador es el pase que necesito para conectarme profundamente en los mundos que proponen”.

El elenco de Los Acuáticos lo conforman: Susana Saldaña, Julián Loredo y Sergio Cuevas. Los dos actores protagonistas dan vida a un dueto amorosamente conectado, dispuesto a nadar, jugar, brincar y disfrutar de las posibilidades que el otro propone.

Sumamente gozosos en su lúdica locura, manejada con tal lucidez que de nuevo aparece la interrogación: ¿Dónde inicia o termina el límite entre lo absurdo y lo coherente? Ya que el mundo se identifica con mucho de lo que su montaje muestra.

Para Liliana Hernández, esta versión de Las Sillas, aborda de diferente forma el mundo de los dos ancianos y sus especiales invitados. El trazo escénico es sumamente dinámico y vigoroso, con brillante iluminación, donde el faro se va transformando a lo largo de la obra en otro singular y esperado personaje, tanto por los actores como por los espectadores.

El mundo de estos dos seres solitarios toma la dimensión de un laberinto en sus ideas y formas de exponerlas, laberinto en sus emociones y formas de externarlas, laberinto en su comunicación y manera de entenderse.

Laberinto que ofrece una forma de escape en el asfixiante mundo del aburrimiento y apatía. “Agradezco a ambos actores la frescura para exponerse, de no tenerse miedo ante sí mismos y ante el otro, y ante nosotros los asistentes a la sala”, dice Liliana Hernández y añade: “Después de ver a Julián en el montaje de El Libro, con el cual egresa de la Facultad de Teatro, su desarrollo en este montaje me sorprende gratamente, ya que se va definiendo y transformando en encantador actor con quien se antoja trabajar en un futuro cercano”

De Susana comentó: “Me sorprende en su decisión de ser mujer, lo cual la coloca en la posición de decidida actriz, enfrentándose a sí misma a diario y a cada minuto, poniendo lo mejor de su ser en cada guión y respiración sobre escena. Sergio Cuevas en su papel de orador nos confronta con una fuerte posición ante la vida y ante el ser humano, sacudiendo y cuestionando nuestra postura y existencia. El final es sorpresa, para lo cual invito a que asistan para conocerlo”.

Es importante mencionar que aunque los elencos son dos grupos diferentes, ellos se han convertido en un solo equipo, en el cual se apoyan entre sí, tan comprometidos y relacionados en el montaje del otro como en el suyo propio.

Los montajes como tal, han sido sugeridos y desarrollados por los actores mismos, parte fundamental del proceso en el taller que Abraham Oceransky ofrece. El maestro muestra y abre la puerta, los alumnos son quienes deciden entrar o salir por ella. Con dicho proceso de aprendizaje este grupo de jóvenes actores inicia una etapa en el largo e inagotable mundo de la actuación:
“A lo que sólo puedo sumar mis felicitaciones y profundo agradecimiento, por arriesgarse a penetrar en el mundo de la imaginación asumiéndose como seres creadores”, finalizó la joven actriz.