Año 5 • No. 161 • noviembre 29 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Ofrecen 12 funciones en el Teatro de la Ciudad...
Sorprende Jarocho a los capitalinos
Gina Sotelo

México,DF- Regalo sincero de Veracruz a los capitalinos ha sido el espectáculo promovido por el Gobierno del Estado de Veracruz y la Universidad Veracruzana, Jarocho, que desde el 12 de noviembre, y porque el público así lo pidió, regresó al bellísimo Teatro de la Ciudad.

Fue en junio de este 2004 la primera vez que Jarocho sorprendió a los metropolitanos, sin embargo, fueron insuficientes las fechas ofrecidas en ese entonces y es que los lugares resultaron entonces muy demandados agotando las localidades lo que llevó al staff de Jarocho de nuevo al Distrito Federal.

Además de los espectáculos para el público en general, Jarocho ha tenido gran demanda por parte de compañías y empresas privadas quienes disfrutan de una selección del show que dura una hora y que puede presentarse fácilmente en casi cualquier sitio.

Luego de su actuación en Xalapa, el Puerto de Veracruz, Cancún y ahora el DF, Jarocho ampliará su gira en el 2005 cuando visitarán la ciudad de Monterrey, Saltillo y Guadalajara en territorio nacional, pero la aceptación del espectáculo ha sido tanta, que han recibido invitaciones para visitar Alemania, España, Lituania y algunas ciudades de la Unión Americana.

El elenco del show se ha ido renovando desde su estreno a la fecha, actualmente hay nuevos bailarines afrocubanos, bailarines de danza contemporánea y nuevos integrantes del ensamble, aunque los consolidados Vanessa Guevara, Ernesto Luna y María Juncal siguen siendo piezas claves en el espectáculo.

Así, de nueva cuenta el Teatro de la Ciudad se convierte sin duda en el espacio ideal que rodeó al talento veracruzano fascinando a cada uno de los presentes. No podía ser mejor la reacción del público, así se vio en sus caras, se escuchó en sus aplausos y quedó constatado en las encuestas que –con miras de mejorar las presentaciones– se realizan al final de cada función.

Desde la sorprendente Obertura que a todos deja sin aliento, número tras número, el público enmudece y se paraliza al ver emerger de la oscuridad del escenario y uno por uno a los orgullosos bailarines, ceñidos en terciopelo negro y transparencias. Las pulcrísimas coreografías embelesan y seducen, para abrir boca, nada mejor que este impresionante comienzo.

Zapateado combina sus melodías y giros armónicos con elementos del rock progresivo en los que intervienen, como detalle de asombrosa eficacia, los instrumentos tradicionales del son jarocho. Gallardas evoluciones, cálida sonrisa de ejecutantes coreográficos abren el derrotero escénico al gesto altivo de profundo orgullo veracruzano que, con la barbilla en alto y la mirada clavada en el infinito, motivó los aplausos hasta en un par de ocasiones antes de concluir el primero de los actos.

Una vez más, la estilización de la leyenda de La bruja resultó uno de los momentos culminantes del espectáculo. En la Gran Ciudad es desconocida la mítica historia de la mujer aficionada a las artes ocultas que fascinaba al hombre que se propusiera conquistar.

En Jarocho esta fantasía cobra una atmósfera sombría de claroscuros y sonidos distantes, que parecía convocar antiquísimas leyendas veracruzanas alrededor del cortejo entre la hechicera y el varón embrujado, representado por solistas que combinaron la danza clásica y contemporánea. Completaron el cuadro una
docena de bailarinas que apenas iluminan la asfixiante penumbra con velas en las manos.

Siguen Jarjazz, espacio en el que lo músicos lucen sus talentos; Raíces, que es el reflejo de una mezcla de sangre negra y mestiza que hoy compone nuestra identidad; Ritmo, lucha frontal entre el solo de batería y de zapateado; La sirena, un lamento sutil de arpa y flauta que imita el encantamiento de estos seres míticos que acompañan las grandes aventuras marinas. Todo se dio en fascinante sucesión que sorprendió gratamente.

La segunda parte, Recuperar el destino, el verdadero Guacamole es preparado al momento por músicos, la sazón es producto de ritmos disímbolos combinados de manera experta. Vinieron después Salón Veracruz, que nos conduce hasta lo más profundo del danzón. Desde Tlacotalpan y la Cuenca del Papaloapan llegó El Torito, con todo su color y sabor. La noche cubana es fiesta bullanguera que se goza a flor de piel.

Impresionante la interpretación de La Malagueña, el acto es sencillo pero profundo, íntimo, casi secreto. Jarocho le sigue y el clímax llega con La Bamba ese tema que nos une como pueblo y que hace sentir como suyo a cualquiera que lo interpreta, al final, el goce total de bailarines y público en una comunión delirante.

Y Jarocho sigue en pie con su cometido de conquistar al mundo y llevar el nombre de Veracruz de una manera digna y orgullosa a las principales plazas del globo. Sólo es cuestión de tiempo.

Para consultar más acerca de este espectáculo se invita a consultar la página electrónica www.jarocho.net o al correo electrónico info@jarocho.net