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% UV
Edgar Onofre, ejemplo universitario
Gina Sotelo |
Con
menos de cinco años la revista Gaceta de la Universidad
Veracruzana ha sido protagonista de dos premios estatales de periodismo,
lo que refrenda la calidad que reviste la información del
quehacer universitario, entre la propia uv como en la sociedad,
pues ha tenido entre sus filas de colaboradores a dos ganadores.
El primero lo obtuvo, en el 2000, Claudia Domínguez por las
entrevistas realizadas a William Martín Flower, Jacques Lafaye,
Mauricio Beuchot, Guillermo Zermeño, Luis Fernando Lara,
Sergio Pitol y Emilio Carballido, en ese entonces recibió
10 mil pesos por parte de la Asociación de Periodistas del
Estado de Veracruz (APEV) y el más reciente, convocado por
el Patronato “Rubén Pabello Acosta” que fue otorgado
a Edgar Onofre Fernández Serratos, en la categoría
de divulgación científica y cultural, por su entrevista
al filósofo francés, autor del método del pensamiento
complejo, Edgar Morin.
Cuando estaba cursando la carrera de Ciencias de la Comunicación
de la uv en el Puerto de Veracruz, Edgar Onofre supo que quería
ser periodista, sin embargo, no todo era como esperaba: “Cuando
entras a estudiar la carrera de comunicación y preguntas
a los chavos a qué se quieren dedicar, la mayoría
te contesta mil cosas, pero pocos te dicen ‘yo quiero ser reportero’.
Y yo eso era lo que quería hacer, porque a mí el periodismo
me gusta”.
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Edgar
Onofre Fernández.
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Pero
en el transcurso de la carrera Onofre se dio cuenta del funcionamiento
de los medios, a lo que verdaderamente se dedican, cosa que –en
sus palabras– lo desilusionó como oficio, sin ejercerlo
aún: “Estaba harto de los manejos de la prensa y esto
solamente como lector, así que cuando salí de la carrera
tenía la idea de que el oficio tenía que ver más
con triquiñuelas y corrupción que con un ejercicio noble
como lo es el del periodismo”.
Desencantado de ver cómo ha sido distorsionada por algunos
medios de información esa tarea, que calificó como noble,
probó suerte en el Departamento de Prensa, dependiente de la
Dirección de Comunicación Social de la Universidad Veracruzana
en 2002, donde desde entonces se desempeña como reportero.
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Muy
a tiempo Onofre descubrió que tenía una habilidad
especial para escribir, destreza lógica partiendo de que
siempre ha sido un ávido lector. Curiosamente empezó
a escribir en un grupo de rock pesado, que se formó en la
preparatoria.
Así lo recuerda: “Tocábamos metal pesado y yo
escribía las letras de las canciones y me arranqué
dizque a escribir versos; de repente me di cuenta que me gustaba
también escribir otras cosas, como cuentos o relatos y ya
en la facultad mis maestros me alentaron a escribir de manera más
formal”. Sus inicios como escritor los hizo en su facultad
al escribir para las revistas La masa, El túnel y
La tíviri.
Como una muestra de que para saber escribir hay que ser un buen
lector, Edgar recuerda las palabras del escritor Elmer Mendoza quien
le dijo que para poder escribir una novela habría que leer
400, palabras que no son fórmula pero que el joven escritor
tomó muy en serio: “Para los que no tenemos un talento
muy especial, no nos queda más que la disciplina”.
La entrevista que realizó al filósofo francés
Edgar Morin, por la cual le otorgarán el Premio Estatal de
Periodismo “Rubén Pabello Acosta”, fue publicada
en la revista Gaceta de la UV, en su edición trimestral
de enero-marzo de este 2004. Un día antes Onofre devoró
literalmente todo lo que tenía a su alcance sobre el representante
del pensamiento complejo, el resultado fue una avalancha de 60 preguntas
de las que al final únicamente hizo 12.
Morin había llegado a Xalapa invitado por la UV a recibir
el doctorado Honoris Causa y la personalidad del filósofo
impresionó al joven reportero: “Morin es lo que nosotros
calificaríamos como un viejo sabio, cada cosa que dice es
pura sabiduría”.
La anécdota es que apenas Onofre había realizado dos
de su alud de preguntas cuando le informan que Morin debía
tomar un vuelo que lo llevaría a Tlacotlapan. Edgar Morin
fue quien propuso que la entrevista se hiciera en el trayecto del
hotel al aeropuerto El Encero así que sólo hubo tiempo
para una docena de preguntas.
La premura del momento obligó al reportero a desechar 48
de las preguntas que llevaba preparadas y optó por plantear
aquellas que tuvieran que ver con su vida o la de cualquier persona:
“En un segundo opté por las preguntas que tienen que
ver con nuestro futuro, la esperanza, la ilusión, la maldad,
la inteligencia y dejé las preguntas más rebuscadas
fuera”.
Edgar considera que el éxito de sus entrevistas radica en
respetar la pureza del género. Sobre el tema Edgar opina
que últimamente los periodistas dejaron de ser los cronistas
de la vida social para convertirse en protagonistas: “Hoy lees
una entrevista y la pregunta que plantea el entrevistador termina
siendo un tratado sobre el tema y se supone que te interesa la opinión
del otro, al menos es lo que yo pienso”.
En el concurso “Rubén Pabello Acosta”, Edgar contendió
con periodistas “de oficio” y él, como reportero
universitario considera que fue su formación académica
lo que lo colocó en ventaja: “Más que práctica
o lírica tuve la oportunidad de plantearme las cosas antes
de hacerlas, de bosquejar”.
Añadió que por fortuna –como reportero universitario–
no siente la premura de hacer una nota: “La entrevista es padre
porque a diferencia de una nota informativa, puedes disponer de
más tiempo. Tienes tiempo de pensarla, planearla y entregarla
cuidando la manera como la vas a presentar”.
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Edgar Onofre recibe de manos del gobernador
electo de Veracruz, Fidel Herrera, el premio estatal
de periodismo Rubén Pabello Acosta.
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Rebelde
nato, malhablado y desenfadado, en su corta pero fructífera
carrera laboral, Onofre se ha topado con la incredulidad, necedad
y el acartonamiento de las llamadas “buenas formas”. Razón
de más para disfrutar este reconocimiento que el propio gremio
periodístico le otorga.
Al respecto comentó: “Es muy bonito que me haya pasado
porque cuando la gente no cree que eres capaz de hacer algo y tú
demuestras que sí, ya es valioso. Pero cuando, además,
demuestras que puedes hacer las cosas lo suficientemente bien como
para que un jurado decida otorgarte un premio, me parece fantástico”.
La UV tiene una tradición como generadora y difusora de la
cultura. Específicamente de la revista Gaceta Onofre
destacó que al ser un órgano universitario, dista
de ser sólo una “vitrina” para sus dueños
o directores: “Existe un espacio, una proporción, donde
puedes desempeñar otro tipo de trabajo”.
Y agregó: “Oportunidades como las que de dan las gacetas
de la UV, del ciesas o de la UNAM no te las da tan fácilmente
un periódico. Recordemos que la prensa tiene compromisos
con el poder o comerciales y aquí nosotros tenemos la oportunidad
de hacer un bonito reportaje, una crónica o una entrevista.
Esta es la parte que más disfruto de la Gaceta, lo
que no tiene que ver con lo institucional y que da libertad de hacer
muchas cosas”.
De las entrevistas que ha hecho en los dos pasados años ha
disfrutado las que relaizó a Héctor Schmucler, Tullio
Seppilli y Beatriz Pagés. Los entrevistados de sus sueños
serían definitivamente Michel Hollebecq, Tom Yorke, Jerome
David Salinger y John Anthony Gillis.
En 2001 y 2004 Edgar recibió otros dos reconocimientos: las
becas del Programa de Estímulos a la Creación Literaria
que otorga Conaculta (Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes) por proyectos para libros de cuentos.
Cuando no está leyendo, escribiendo o escuchando música
Edgar disfruta de caminar, particularmente por las noches, le gusta
estar con sus amigos y para sorpresa propia, ha descubierto que
últimamente le gusta mucho estar con su familia.
Si el mismo Onofre tuviera que entrevistarse a sí mismo le
gustaría abordar temas sobre el mundo en el que vivimos,
los mitos y ficciones sociales.
En este momento está leyendo Cuentos de soldados y civiles
de Ambrose Bierse y está escuchando la llamada música
black message de los 70; Aretha Franklin, James Brown y demás
músicos de soul norteamericanos.
Onofre propone que hay que revisar lo que se está haciendo
como reporteros, columnistas, entrevistadores, jefes de información,
directores o dueños de periódicos: “Parece que
en el periodismo nos dedicamos más al golpeteo de las instituciones
para obtener ciertos beneficios, que a la tarea esencial que es
contarle a los lectores qué es lo que ocurre en la comunidad.
Hay historias tristes, pero también hay historias alegres
y hay quienes tienen el gusto de leerte, eso no lo debemos perder
de vista”.
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