Año 5 • No. 161 • noviembre 29 de 2004 Xalapa • Veracruz • México
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Bowie, Laws, White:
el contraataque más agresivo de la liga

Los Halcones de la UV terminaron la temporada regular de la Liga Nacional de Baloncesto Profesional (INBP) no sólo como el único invicto en casa y primer lugar de la tabla general, con apenas cuatro derrotas en 40 juegos, sino que fueron la mejor ofensiva con un promedio de 104.5 puntos por partido, para un total de cuatro mil 182 y la cuarta mejor defensiva.

Una buena parte de estos números tiene la firma de los jugadores que ocuparon las tres plazas para extranjeros que la liga permite: Sam Bowie, Andree Laws y Dana White. A lo largo de la temporada, entre los tres hicieron del contraataque de los Halcones no sólo uno de los más espectaculares de la liga, sino uno de los más agresivos y certeros. Pocos equipos lograron acallar por minutos el “Nido del Halcón” en Xalapa: cuando cualquiera de ellos, o los tres, le prendía fuego a la duela en alguna descolgada, un rumor expectante se levantaba de las gradas esperando estallar como las redes en el aro rival que sufría continuas retacadas.

La hinchada del Halcón espera exactamente eso de Bowie, Laws y White. Pero si el rival es de los que se repliegan rápido, todavía pueden atravesarlo como mantequilla, además de que cualquiera de los tres guarda un cañón bajo el brazo que lanza misiles de tres puntos.


Samuel Leon Bowie: la hora del espectáculo
Tras llegar de los Tecos de la Autónoma de Guadalajara para esta temporada, Bowie superó varias veces en la temporada los 40 puntos por juego y varias veces también se le vio hacer de francotirador y anotar de tres desde la distancia reglamentaria en una jugada, hacerlo un metro atrás en la siguiente y enloquecer a la tribuna con un tiro dos metros fuera del arco de tres puntos.

Normalmente callado, Bowie confronta a los árbitros en español y cuando habla con alguno de ellos, evita mirarlo a los ojos: “No les digo muchas cosas a los árbitros, porque ellos controlan el juego. No me gusta ser agresivo con ellos porque se enojan. Les pido que se fijen, pero por favor. Trato de no discutir con ellos”, afirma.

Este delantero tirador de 1.98 metros de estatura reserva su furia para el aro del rival: “Soy muy agresivo. Lo único que tengo que hacer ahora jugando con la uv es ganar y considero que ser pasivo no da resultados. Por eso sé que debo jugar agresivo. Simplemente trato de jugar duro y creo que es lo correcto para el equipo.
Creo que debemos ser muy agresivos, porque otros como el ‘Palmita’ son jugadores más grandes que nosotros, y más lentos, y tenemos que ser más agresivos para presionar al rival. Andrée es un gran atleta, igual que Dana. Nos conjugamos de buena manera. Me gusta mucho jugar con estos tipos: hacen fácil jugar básquetbol”.

Pero, de acuerdo con sus palabras, los tres se entienden a ciegas en el juego gracias a la magia del baloncesto, pues “para ser honesto, no estoy con ellos siempre, sólo cuando estamos entrenando. Al finalizar, regularmente me voy por mi lado. Dana y Andree son amigos muy cercanos, ellos todo el día están juntos, pueden estar días juntos, pero yo por lo regular estoy solo. Sin embargo, tengo muy buena relación con todos en general”.

Samuel Leon Bowie nació en Mississippi, eua, en una familia de cuatro hermanos y comenzó a jugar a los nueve años de edad, rodeado de humedad, grandes pastos y paisajes verdes como los que, dice, ha encontrado en Xalapa y que le recuerdan a casa: “Siempre jugué en las calles, con amigos, tengo muchos amigos donde nací y comencé desde joven a jugar. Comencé a pensar en ser profesional cuando estuve en la preparatoria.

”Jugué en Chicago por dos años, con los Toros, luego fui a Alemania y he estado en México por los últimos tres años. Y puedo decir que me gusta, era exactamente lo que quería, jugar basquetbol profesionalmente. Es muy bueno”. Sin embargo, al contrario que muchos niños, Bowie no persiguió un modelo de jugador: “Cuando era niño no conocía muchos jugadores, más bien a ninguno, nunca vi básquetbol en la tele, sólo jugaba. En este momento tampoco los veo en la tele, no me emociona verlos y no tengo alguien a quien en realidad admire”.

Bowie no puede evitar la nostalgia cuando habla todos los días con sus padres y su hija de nueve años, “pero amo el basquetbol y esto me lleva a diferentes lugares cada día. Esa es mi vida”. Sin embargo, además del lenguaje, ha adoptado de nuestro país la fascinación por la Guadalupana, de la que tiene por lo menos una docena de escapularios, y la comida: “Mi comida favorita en este momento es la milanesa de pollo (a la que se refiere en español), con papas. No me gusta la ensalada. No necesito las verduras. Como de todo y no tengo ningún problema”.

Amante de la música, el hip-hop sobre todo, Bowie escucha a su paisano Juvenile antes de los juegos: “Lo escucho cada día antes del juego, antes de entrenar, escucho el mismo disco. La música me estimula. Aunque mi preferencia tiene que ver con mi estado de ánimo, cuando escucho música vieja, me siento tranquilo: la música que escucho varía según mi estado de ánimo. Me estimula”. Además, pasa mucho tiempo en su habitación viendo películas.
Andree Bennett Laws: el equilibrio físico y espiritual
Laws llegó a los Halcones cuando la temporada debut de la quinteta veracruzana había comenzado y tomó su lugar junto a Mike Thompson y Lataryl Williams. Inmediatamente, el equipo revolucionó su máquina al límite y lograron el tercer lugar del campeonato.

Jugando la posición de guardia tirador y haciendo las veces de movedor de cuando en cuando, Laws terminó la temporada 2003 como líder en puntos anotados, tableros y asistencias y como uno de los estandartes del equipo.

Aunque él no piensa mucho en esto: “Trato de no preocuparme mucho: mientras ganemos, es lo menos importante. Sólo hago lo que me corresponde hacer para ganar. Anoto si me toca; si me toca jugar la defensa, tengo que defender; si me toca hacer asistencias, las hago, sé que debo hacer cualquier cosa que lleve al equipo a ganar”.

Laws puede disparar de media y larga distancia, pasar el balón de manera espectacular y defiende fuerte, pero resulta excepcional cuando enfrenta a uno o más rivales y con un par de fintas rompe la defensa rival y se cuela hasta el aro. En poco tiempo, además, se ha convertido en el favorito de la afición para retacar la bola.
También es partidario del juego agresivo: “Dana, Sam y yo compartimos mucho en la duela y nuestra química es muy buena, a todos nos gusta jugar la defensa y correr muy rápido, me encanta clavar la bola, así que resulta muy bueno tener a tres jugadores en la misma frecuencia, eso hace el juego más fácil. Desde el colegio he sido un jugador agresivo. Usualmente, cuando lo eres, esto ayuda al equipo: la gente anota y puedes ayudar a otros a anotar, creo que una de mis mejores cartas es ser agresivo al anotar, así que esta forma de jugar me hace los
partidos más fáciles”.

Laws es, además, uno de los jugadores que más atención reciben del rival y los árbitros: “Creo que tal vez me vieron jugar el año pasado, tuve éxito con mi equipo y que me observen es algo positivo, ellos saben que soy peligroso, pero la mala noticia para el rival es que tenemos otros seis o siete jugadores que son tan buenos y tan peligrosos como yo. Creo que es bueno tener una buena relación con el árbitro porque si les muestras respeto, ellos te van a respetar. Algunos compañeros siempre están peleando con los árbitros y no pueden esperar que esto sea bueno para ellos. Creo que llevo una buena relación con los árbitros,
con el equipo, el coach, y con el público”.

Sin embargo, al decir que tiene una buena relación se está quedando corto, pues Laws es quien más autógrafos firma, junto con Dana White, después de los juegos y hay quien considera que incluso se ha convertido en un modelo para los niños que siguen al equipo: “Muchos niños me siguen y ésa es la mejor parte de jugar básquetbol. Sabes que puedes ser una gran influencia para los niños pequeños y cuando ellos sonríen me hace sentir feliz. Creo que muchos de mis compañeros nos sentimos de la misma manera. Ver a un niño sonriendo y ver que hiciste algo bueno en el día es muy bueno”.

Andree nació en Alaska, donde desde los ocho años jugó basquetbol y futbol, junto a sus dos hermanos menores. Continuó jugando en la secundaria y con el tiempo, fue a vivir a California, donde estudió la preparatoria y tal vez donde consideró por primera vez la posibilidad de convertirse en profesional: “Fue una meta para mí, pero nunca pensé que se fuera a convertir en realidad. Trabajé duro en la secundaria y la preparatoria para lograrlo”.

De Alaska a California y de ahí a Europa y luego Xalapa, Laws considera que los cambios son buenos, “ver diferentes partes del mundo, diferente clima, diferente gente, amo Alaska y mi familia, California es hermosa, igual que Jalapa. Cada lugar en el que he estado lo he disfrutado, así que soy feliz dondequiera que vaya”.

Dice que extraña a su familia: “No los veo seguido y no veo a mis hermanos con tanta regularidad como me gustaría, pero es parte de mi trabajo y adoro el básquetbol. Aquí en Xalapa sé que tengo que sacrificar algunas cosas”.

Laws es aficionado a los juegos de video, sobre todo los de basquetbol como el nba 2004, aunque también dedica parte de su tiempo a leer y escribir: “Leo libros de introspección, espirituales, creo que son libros importantes. No puedes ser un buen jugador de basquet si no eres una buena persona: si equilibras los espiritual con lo físico, tendrás éxito en la vida. Me gusta escribir y comparto lo que escribo con mi familia, amigos cercanos, soy una persona muy abierta, me gusta comunicarme con la gente que me rodea. Escribo sobre cosas que pasan por mi mente después de los juegos y escribo en el autobús acerca de cómo me siento y todo lo que traigo dentro y es bueno para mí”.

Además, Andree se considera una persona espiritual: “Conforme vas creciendo y enfrentas nuevos retos, es bueno tener un espíritu sólido, porque cuando las cosas se ponen difíciles tienes que ser fuerte. Fomentar tu lado espiritual te ayuda mucho en los malos momentos”. Además de sus padres, a quienes él considera sus mayores modelos a seguir, Laws es admirador de la estrella de los Sixers de Philadelphia, Allen Iverson, “es pequeño como yo, y es muy rápido. También me gusta Kobe Bryant y, obviamente, Michael Jordan. Es el mejor jugador de todos los tiempos y a veces pienso que si utilizo los tenis de Jordan tal vez pueda jugar un poco mejor”.

Laws tiene dos tatuajes, uno en el brazo izquierdo con la leyenda I pray the lord my soul to keep “(ruego a Dios que guarde mi alma)” y un dragón en el brazo derecho que es una especie de marca que sus amigos en Alaska adoptaron como símbolo de pertenencia. Es amante del hip-hop, aunque desde su estancia en Xalapa ha empezado a escuchar salsa e incluso trata de aprender a bailar. “Me gusta el drama de las películas, las de mafia, las comedias, me encanta el cine y a cualquier lugar donde voy veo cine. Mi actor favorito es probablemente Denzel Washington”.

También come de todo, pues “trabajamos muy duro cuando estamos en la duela, así es que se trata de un buen ejercicio, y podemos comer cualquier cosa porque de todo modos nos vamos a ejercitar. Me encanta la pizza, me gustan mucho los burritos y la carne asada (a la que se refiere en español), aquí en Xalapa como tacos, aunque el año pasado, cuando llegué, la comida se me hacía un poco diferente, pero en este momento me encanta”.
Dana White Jr.: tan agresivo como sea posible
Casi al final de la temporada pasada, los Halcones trajeron a Dana White a sus filas y de inmediato mostró la que probablemente sea la mejor de sus cualidades: es un movedor que pelea y gana más rebotes que muchos jugadores de más de dos metros de altura. Eso no es simplemente un dato curioso, sino la metáfora que mejor describe su juego fuerte y decidido y que no suele ser una de las características de los movedores de bola.

“Tienes que ser agresivo, no puedes ser pasivo. A mí y a Andree realmente nos gusta ser tan rápidos como podamos, correr toda la duela: somos pequeños pero rápidos, no podemos ser de los que caminan, corremos tanto como sea posible. Me molesta cuando no hacemos rompimientos rápidos, es lo que hacemos mejor.

Cuando ‘Palmita’, José o Víctor toman un rebote, debemos correr. Es sencillo, si nos complementamos hacemos un buen equipo y se vuelve fácil jugar. Me gusta jugar de esta manera”.

Además, asegura que le encanta ir por los rebotes: “Es divertido, como soy pequeño nadie piensa que voy a hacerlo. Tomo por sorpresa a los tipos grandes.

Hago algunos rebotes y ayudo a quitarle presión al ‘Palmita’, quien siempre está presionado. Y como equipo creo que tengo el deber de hacerlo”.

White es un jugador explosivo en todos los sentidos. Grita, gesticula, manotea durante todo el partido, aunque ha evitado aprender groserías en español: “No quiero porque los niños podrían aprenderlas, me sé muchas en inglés y con eso es suficiente. Digo muchas durante los juegos. Espero no aprenderlas en español”.

También es de los jugadores que está en permanente contacto con los árbitros, aunque ”rato de no ser descortés con ellos, de ser amable. Cuando ellos fallan y no ven algo, les preguntas si lo vieron. Y ellos te dicen que se les pasó y tú dices que está bien, que pueden verlo en la siguiente. Hablo mucho con ellos, pero a veces sólo estoy bromeando”.

“Me gustaría decir que Sam, Andree y yo somos un trío muy agresivo, muy rápido, tanto como sea posible. Me gustaría decir que somos los tres guardias más agresivos en la lnbp, quiero que lo seamos. A la audiencia le gusta y nos encanta tener una gran audiencia, nos ayudan mucho. Esta es nuestra segunda temporada aquí y no queremos irnos”.

Casi de manera obvia, Dana es admirador de Isaiah Thomas, movedor de bola de los Pistones de Detroit de los años 80, cuando fueron conocidos como “los chicos malos” por su enorme agresividad durante el juego. También es seguidor del actor norteamericano Johnny Depp, las películas, sobre todo las comedias, los juegos de video, el sushi y las escapadas al Burguer King por una hamburguesa.

Dana White Junior nació en Phoenix, Arizona, en los eua: “Crecí en un buen barrio, no tuve una mala infancia ni algo por el estilo. Fui a una escuela privada y religiosa en la que crecí y luego pasé a una pública. Me gustó mucho mi niñez porque fue buena”. A los 10 años, comenzó a jugar basquetbol, aunque se inició en los deportes con el futbol soccer, que practicó durante años.

“Empecé a jugar básquetbol en la calles, organizábamos equipos con amigos de la escuela. Siempre quise ser profesional: todos los niños tienen un sueño y el mío era ser profesional. No era de los que quería ser astronauta, porque para ser eso necesitaba ser mucho más listo, era mucho estudio y tendría que haber sido mucho más inteligente. Esto es más divertido. Algunas personas pensarán que ser astronauta es divertido, pero para mí es divertido jugar básquetbol. Andar brincando por todos lados es lo que quiero hacer”.

A pesar de criarse al pie del Gran Cañón, Dana nunca lo ha visto y de Phoenix tan sólo extraña a su familia, “pero ellos saben que estás haciendo esto para vivir, que en mi caso es jugar básquetbol. Saben que escogiste seguir tus sueños”. White ha encontrado en Xalapa una buena acogida, pues “todos son muy amables: si tenemos problemas, nos ayudan, les gusta que estemos aquí y eso me encanta”, además de que “en Xalapa hay mejores chicas. Son más agradables, te hablan a pesar de que no entienden tu idioma y eso es algo muy bueno. Se acercan, son agradables y en Phoenix es una historia muy diferente. Es difícil tener una buena relación con las chicas de allá”.

En apenas poco más de un año, Dana se ha convertido en uno de los más solicitados para el autógrafo después de los juegos: “La primera vez que llegue aquí, no sabía cómo tomarlo, porque era la primera vez que me pasaba. Pero me encanta ser, tal vez, un buen modelo a seguir para ellos, porque terminé la escuela y he trabajado muy duro y para mí es como demostrarles que si lo haces puedes llegar a esto. Es algo grandioso. Estoy con los niños muy seguido, es un poco duro porque no hablo español, pero podemos estar juntos riendo todo el día”