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Autonomía
Aprender a aprender
Sergio Valdivia Navarro |
La
autonomía del aprendizaje está cada vez más presente
en nuestra realidad universitaria, sobre todo en el ambiente de trabajo
que propicia el Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF). Los centros
de Autoacceso, como colaboradores de este proyecto universitario,
son espacios donde la autonomía del aprendizaje se desarrolla
de forma muy específica. Y es en estos espacios, donde se habla
de un entrenamiento (aprender a aprender) para todos aquellos estudiantes
que desean hacer un mejor uso de los recursos disponibles en su trabajo
autónomo.
Pero aquí quiero referirme no al trabajo dentro de un centro
de autoacceso, sino al trabajo cotidiano que se lleva a cabo en nuestras
clases, en los diferentes cursos de nuestras carreras universitarias.
Lo que nos va a llevar a la reflexión de la necesidad de un
entrenamiento sobre “aprender a aprender” dentro del salón
de clase y fuera de éste.
Si observamos con detenimiento lo que sucede en el salón de
de clase, vemos que se dan muchas cosas por sentado, al iniciar nuestros
cursos. Entre estos supuestos están, sobre todo, nuestras capacidades
y habilidades como estudiantes a nivel universitario.
Se espera que los alumnos sepan tomar apuntes en clase, que sepan
interactuar con sus compañeros y maestros, que sean ordenados
con sus materiales tanto en el aula como en sus prácticas clínicas,
de laboratorio o de campo que se llevan a cabo.
Si hablamos del trabajo fuera del aula, también se espera que
sepan cómo hacer sus tareas en casa, las cuales involucran
aspectos tales como saber leer un artículo, sacar un buen resumen,
hacer ensayos o hacer un uso efectivo de los recursos de una biblioteca.
Y también poder trabajar en grupo, sabiendo la mejor forma
de organizar los esfuerzos del equipo hacia un fin común.
Estos son sólo algunos de los aspectos que involucran ser un
estudiante a nivel universitario. Y que se espera que debamos tener,
ya, con la finalidad de aprovechar las sesiones de clase, en un mayor
beneficio de nuestro aprendizaje.
¿Y por qué es tan relevante esta expectativa? Bueno,
la respuesta es simple: porque es a partir de estos supuestos que
nuestros profesores van a desarrollar sus cursos, tomando en cuenta
que los alumnos tienen ese mínimo que se requiere para funcionar
como estudiantes universitarios.
Pero, ¿cuál es la realidad de lo que sucede a nuestro
alrededor? Bueno, sin tener datos estadísticos al respecto,
me atrevo a adelantar que no siempre se cuenta con un grupo homogéneo
en estos aspectos y existe un mayor o menor número de estudiantes
que han llegado a la universidad careciendo de estas capacidades básicas
para su desarrollo adecuado en trabajo del salón de clase y
fuera de éste.
Pero, ¿qué es lo que pasó? Mi percepción
es que aunque hay habilidades que “debimos” haber adquirido
desde nuestros años de educación primaria, secundaria
y preparatoria, al parecer esa experiencia no fue duradera y nos encontramos
con deficiencias en esas áreas, enfrentando ahora un reto mayor,
al ver que se espera que tengamos ya esas habilidades.
Por lo tanto, los principios de “aprender a aprender”
en un salón de clase y fuera de éste siguen, para algunos,
siendo un pendiente y debemos tanto profesores como alumnos estar
concientes de esto, para no ignorarlo y poder hacer algo al respecto.
Como profesores, corremos el riesgo de fracasar en el aprendizaje
de nuestros estudiantes, al desinteresarnos de esta realidad, ya que
puede haber estudiantes no preparados para estudios a nivel universitario.
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