Año 5 • No. 170  • febrero 28 de 2005
Xalapa • Veracruz • México
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Globesidad y entorno obesogénico, al diccionario
El sobrepeso desplaza al hambre como causa de muerte: nutriólogos
Gina Sotelo

Con el paso del tiempo, las causas de mortalidad y los problemas de salud en el mundo han cambiado de manera radical; de ser la pobreza y las enfermedades que con ella se asocian una de las primeras causas de muerte, es ahora la obesidad y el sobrepeso un factor de riesgo de muerte prematura que ha llamado la atención de los especialistas.

Académicos de la Facultad de Nutrición de la Universidad Veracruzana han detectado, en sus prácticas de campo en localidades como Emiliano Zapata o El Espinal, que es cada vez más alarmante el número de niños y adultos que sufren de obesidad, sobrepeso o alguna de las enfermedades que de ello se derivan.

“Lo malo es que en México estamos encaminados a ser un país de viejos, pero de viejos enfermos y mal alimentados”, comentó José Luis Castillo Hernández, director de la Facultad de Nutrición quien junto con la maestra Magdalena Álvarez ha hecho una investigación al respecto.

Para realizar esta exploración, los académicos parten de que el mayor problema de salud del mundo, según lo planteado por la oms, lo constituyen las muertes prematuras y la discapacidad física y mental resultante de las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT).

Señalan que sólo recientemente se ha comenzado a valorar la relevancia de la relación entre dieta, nutrición, actividad física y estas enfermedades, especialmente la obesidad, la diabetes, enfermedades cardiovasculares, algunos tipos de cáncer y la osteoporosis, que son de origen nutricional en un 70 por ciento.

Según el reporte de Castillo y Álvarez, en la mayoría de los países se observan profundos cambios en las causas principales de mortalidad y morbilidad. En algunos países desarrollados donde las enfermedades crónicas han representado el grueso de la carga nacional de morbilidad, las tasas de morbi-mortalidad por edades han disminuido lentamente:
“Si bien es cierto que muchos países desarrollados están progresando en la reducción de las tasas de mortalidad prematura por enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares y algunos cánceres de los fumadores, la carga general sigue siendo alta, y muchos de esos países registran aumentos del sobrepeso y la obesidad entre niños y adultos”

El problema lo tenemos en casa
La revisión documental de estos académicos, sirve a los estudiantes de la Facultad, pues –como el mismo Castillo dice– el problema se tiene en casa:
“Tenemos alumnos que padecen obesidad, además que en nuestras prácticas de campo y en los reportes generados por nuestro consultorio nutricional, nos damos cuenta que este problema está rebasando los límites normales y está apareciendo cada vez a más temprana edad”.

Sobre los motivos de esta rápida transmisión nutricional, los académicos apuntan que se producen como consecuencia de la interacción entre factores económicos, demográficos, ambientales y culturales. Los cambios más importantes, como factores de riesgo son aquellos que afectan el consumo de alimentos y la actividad física, y la población actual presenta muchos de ellos.

Hay un aumento en el consumo de grasa total y la proporción de grasa animal, que contribuye en forma significativa al aumento en la ingesta de grasa saturada (leche, carnes, animales y pollo), ha disminuido el consumo de cereales, legumbres y otros alimentos ricos en fibra. Al aumentar el ingreso económico, el consumo de frutas y verduras ha disminuido o se ha estabilizado, pero es especialmente bajo en los grupos pobres urbanos, donde se concentra la obesidad en la región.

Además del aumento de consumo de carnes procesadas con alto contenido graso (embutidos) que contribuye en forma importante al aumento de la grasa, se ha observado también un incremento en el consumo de alcohol y de alimentos de alta densidad energética.

Para Castillo y Álvarez este patrón de consumo alimentario, en unión con el sedentarismo y el tabaquismo, contribuye al aumento de la prevalencia de las enfermedades crónicas: “si a esto se le suman los hábitos de vida sedentarios y la inactividad física, el resultado es un balance energético positivo, que aumenta las reservas de energía en forma de grasa corporal, desencadenando la obesidad”.

Globesidad y entorno obesogénico, al diccionario
En casi todos los países –siguiendo el reporte de los maestros de la UV–, la disponibilidad de energía ha aumentado. Con excepción de Cuba, prácticamente en todos los países el porcentaje de calorías ingeridas como grasas excede el 20 por ciento.

Preocupados por esta situación, los expertos de la Organización Panamericana de la Salud han acuñado el curioso término de Globesidad, para advertir que la obesidad es un problema que afecta a los individuos de todos los países del mundo, que está desplazando al hambre y la desnutrición como causa de muerte en el planeta.

Algunas de las causas lo constituyen el cambio en el patrón de alimentación, estilos de vida en general y la avanzada tecnología y evolución de las ciudades que han creado un “entorno obesogénico”. Gracias a él, los nuevos patrones de trabajo, transporte y recreación hacen que las personas en todo el mundo lleven una vida menos activa y más sedentaria.

El problema se ha extendido a todos los estratos sociales dado que hasta los grupos de menores ingresos tienen cada vez mayor acceso a comodidades como televisión, teléfonos y autos, lo que fomenta hábitos sedentarios generando cambios drásticos en el modo de vida que agravan la situación.

Obesidad y condiciones socioeconómicas
José Luis Castillo Hernández y Magdalena Álvarez se han preguntado cómo se relacionan la obesidad con las condiciones socioeconómicas y han señalado que las asociaciones de la desnutrición y las enfermedades transmisibles con la pobreza, y de la obesidad y las enfermedades crónicas con el bienestar económico, ya no tienen vigencia en los países desarrollados y se reducen diariamente en los países en desarrollo de la región:
“En las áreas metropolitanas periféricas urbanas es común que haya en las familias un padre hipertenso, obeso o no, de baja talla y con probables antecedentes de desnutrición, una madre anémica, probablemente obesa y de estatura baja, e hijos que padecen procesos infecciosos frecuentes y tienen retraso del crecimiento”.

Castillo añade que es muy difícil establecer conclusiones definitivas sobre la asociación entre la obesidad y la clase socioeconómica por dos razones. Por un lado, la asociación pude variar de un país a otro o de una región a otra en el mismo país; por el otro, la asociación puede quedar disimulada por factores culturales, ecológicos o sociales.

En algunos países de la región de las Américas, la asociación entre obesidad y clase socioeconómica se asemeja a la que exhiben los países desarrollados; en otros, la relación puede ser inversa. Probablemente, ese patrón variable de comportamiento se esté encaminando hacia un patrón de asociación inversa, de acuerdo al ritmo y al modelo de transición epidemiológica y nutricional característico de cada país.

Ofrecen consultorio nutricional
Tomando en consideración estas ideas y sumándolas a la experiencia que la Facultad de Nutrición tiene sobre el tema, catedráticos y estudiantes han refrendado su compromiso con la sociedad y ponen a disposición del público su consultorio nutricional, que ofrece ayuda de manera personalizada y trabaja de cerca con escuelas de preescolar y primaria, comunidades, municipios aledaños a Xalapa, y organismos gubernamentales y no gubernamentales que solicitan el apoyo de los especialistas universitarios.

El consultorio ofrece consulta de 8:00 a 21:00 horas, en el edificio de la Facultad (Médicos y Odontólogos s/n) y, con un costo mínimo, realiza una evaluación del estado nutricio y brinda orientación alimentaria para todo el que la requiera.

Quienes atienden este centro, como todos los egresados de la facultad, cuentan con las herramientas necesarias y suficientes para realizar actividades que permitan conocer las necesidades de salud de la población, así como brindar las alternativas para su satisfacción mediante la promoción, protección, restitución y rehabilitación de la salud como integrante de un equipo multidisciplinario, enfatizando el papel de la nutrición.

Realizan un diagnóstico nutricional y la prescripción dietética y dietoterapéutica en las diferentes etapas del ciclo de vida, realizan investigación clínica nutricional que permite el avance en la prevención, el control y el tratamiento de enfermedades nutricionales y realizan análisis bromatológicos para conocer la composición química de los alimentos.