Los
ataques que el ganado veracruzano sufre por el murciélago
hematófago que, además de alimentarse de sangre es
el principal transmisor de la rabia que paraliza y mata a los bovinos,
han sido reducidos en un 80 por ciento en el centro de Veracruz
gracias a una nueva técnica “vampiricida” validada
por un equipo de veterinarios, liderado por la Universidad Veracruzana.
Ésta reducirá las pérdidas económicas
de ganaderos de zonas marginales, que tan sólo en Veracruz
representan más de 650 bovinos por año, pues la continua
pérdida de sangre que les provoca –hasta 25 mililitros
durante 30 segundos–, los debilita y permite la infección
de sus heridas que los lleva, en ocasiones, hasta la muerte, misma
que es inevitable si el murciélago agresor es portador
de la rabia.
Como integrante del equipo de investigación, María
Luisa Méndez Ojeda, académica e investigadora de la
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia-Veracruz, pudo constatar
que las diferencias entre el uso de la técnica vampiricida
convencional y la nueva técnica validada, son enormes.
“En dos años de trabajo, el número de bovinos
con mordeduras se redujo en un 78.5 por ciento, y el número
de mordeduras en cada animal disminuyó en un 92 por ciento,
además, la captura de murciélagos que se alimentan
de sangre (conocidos comúnmente como vampiros), se redujo
en un 78 por ciento, lo que demuestra el control de la población
con esta técnica”.
La nueva metodología –validada en tres localidades
del municipio de Soledad de Doblado gracias al respaldo de la UV
y al financiamiento que realizó para la investigación
la Fundación Produce Veracruz– consiste en la aplicación
de una “vacuna vampiricida” que se inyecta al ganado
con intervalos de 90 días y que resulta, como se dijo antes,
sumamente efectiva.
De hecho, esa es una de las ventajas de la propuesta validada por
la uv, pues permite controlar las poblaciones de estos animales
sin afectar otro tipo de murciélagos (existen más
de 986 especies) que se alimentan de frutas o de insectos, y que
incluso controlan plagas y juegan papeles importantes en la conservación
de los ecosistemas, pues polinizan o dispersan frutos y semillas.
Por eso eran tan nocivos los métodos de control convencionales,
dijo, porque implicaban la destrucción de esos lugares con
el uso de gases tóxicos o dinamita, matando a todas las especies
por igual. Y es que según informó Méndez Ojeda,
las diferentes especies de quirópteros “viven juntas,
pero no revueltas”, pues aunque comparten los lugares de refugio,
cada una se apropia de alguna región específica y
no interactúa con las otras.
Además, el proyecto contempló la capacitación
de ganaderos para la captura, identificación y manipulación
de los murciélagos a los que aplican el ungüento vampiricida
tradicional, la técnica más económica y efectiva
que hay, pues la pomada se puede aplicar directamente sobre las
mordidas que ha sufrido el ganado, donde el vampiro normalmente
regresa a alimentarse otra vez.
No obstante, explicó que también puede aplicarse directamente
en los murciélagos, que se capturan con redes de nylon fuera
de sus refugios y se les aplica el ungüento en el cuerpo; una
vez liberados regresan a su refugio y se acicalan mutuamente ingiriendo
la sustancia que los mata en un lapso no mayor a 10 días,
durante el
cual matan, a su vez, alrededor de 30 individuos más.
“El problema es que muchas veces, al no contar con la asesoría
adecuada, el ungüento es aplicado en especies benéficas”,
comentó Méndez Ojeda, quien aseguró que la
tecnología validada a nivel de campo será transferida
a otras zonas del estado y del país que tengan problemas
con la población de murciélago hematófago y
que hayan presentado brotes de rabia en bovinos.
La investigadora señaló que esta transferencia es
particularmente valiosa en municipios marginales donde la pobreza
es una constante: “En Emilio Carranza, Santa Cruz y Paso Lagarto,
donde trabajamos, las familias tienen de tres a cinco animales,
si uno de ellos se muere por la rabia o por las infecciones de las
mordidas la pérdida es casi una tragedia”, comentó.
De hecho, la incidencia de la rabia transmitida por estos mamíferos
se ha incrementado conforme ha aumentado el desarrollo de la ganadería
en el país. En Veracruz, la Comisión Nacional de Sanidad
Agropecuaria reportó 410 focos de rabia paralítica
bovina de 1995 a 2000.
En América Latina, la rabia de murciélagos hematófagos
o vampiros constituye uno de ellos, contagiando a los animales domésticos
al momento de alimentarse, como se ha comprobado en al menos tres
especies diferentes de quirópteros hematófagos.
Una de ellas, conocida como vampiro común, es la más
abundante y de amplia distribución. En México se encuentra
a lo largo de las costas de Golfo y Pacífico, desde el norte
de Tamaulipas hasta Yucatán. Esta especie se alimenta de
de mamíferos domésticos, y ocasionalmente de aves.
Las otras dos especies de hematófagos, llamadas vampiro de
patas peludas y vampiro de alas blancas se alimentan sólo
de aves.
Cabe señalar que este trabajo fue posible gracias a la participación
de veterinarios del Patronato de Apoyo a la Investigación
y Experimentación Pecuaria en México y del Colegio
Estatal de Médicos Veterinarios de Veracruz, quienes junto
con los universitarios participaron en todo el proyecto.
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