
Luis Soto Ramírez. |
El
fácil acceso a pruebas diagnósticas de VIH, que se realizan
en laboratorios sin prescripción ni apoyo médico, genera
graves problemas en la población, que carcece de los conocimientos
necesarios para interpretar correctamente los resultados o dar el
seguimiento clínico que requieren análisis de este tipo,
que sólo personal especializado de salud, capacitado ética,
psicológica y médicamente, puede ejecutar. |
El VIH no se diagnostica con una sola prueba, como sucede con otras
condiciones médicas. Requiere seguir puntualmente un protocolo
que implica diversos estudios, tiempos de comprobación, observación
permanente, comparación de resultados y, sobre todo, la interpretación
de variables de acuerdo a ciertos parámetros que únicamente
los especialistas conocen, señaló Luis Soto Ramírez,
especialista en VIH-Sida e investigador del Instituto Nacional de
Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”.
Al participar como instructor en el diplomado “VIH-Sida, enfoque
integral” que ofrece la UV a través del Centro de Atención
Integral para la Salud del Estudiante Universitario (Cenati)
a personal de salud, investigadores, académicos y estudiantes,
explicó que, en estos casos, los interesados acuden solos
a hacerse el análisis y de la misma forma reciben los resultados.
“Al desconocer la metodología de confirmación,
dan por sentado que un primer resultado positivo de Elisa
(primera prueba del protocolo) es definitivo, cuando es apenas el
primer paso para el diagnóstico”.
Algunas personas que tienen la sospecha de contagio, al recibir
su primer resultado sufren un golpe psicológico que puede
ocasionar serias consecuencias: “La desinformación
les provoca instintos suicidas, depresivos, obsesivos, autodestructivos,
al grado de que llegan a negarse a cualquier otro tipo de comprobación
diagnóstica”.
Uno de los factores que propicia la desinformación es justamente
el marco legal que regula en México estas pruebas diagnósticas.
“Nuestra legislación contempla la existencia de personal
capacitado para atender estos casos, pero no lo hace obligatorio,
por lo que cualquiera puede pasar por alto este punto y enfrentar
a solas una situación que es de por sí complicada”.
Esa es una razón por la que no han sido aceptadas en México
las “pruebas rápidas” para detección de
VIH, como las hay para detectar embarazo, pues su uso indiscriminado
y sus márgenes de error elevarían la desinformación,
si bien las pruebas de laboratorio, en términos prácticos,
presentan la misma desventaja, aunque los resultados tarden tres
días en lugar de unos minutos.
Cuando se trata de VIH no hay que dar nada por sentado: “Ser
hijo de una mujer con VIH no necesariamente implica ser seropositivo;
haber tenido accidentes de trabajo con alguien que tiene VIH no
implica serlo, incluso hacer una prueba que dé positivo a
VIH no implica que efectivamente el resultado sea ese, hay muchos
factores en el nivel molecular que podrían alterar el diagnóstico”.
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