Año 5 • No. 175• Abril 18 de 2005

Xalapa • Veracruz • México
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Los varones tienen miedo de ser desplazados por la mujer: Loaeza
Dunia Salas Rivera
Los cambios en la legislación para lograr la equidad entre hombres y mujeres deben surgir de los movimientos sociales y de las mujeres que ocupan los puestos de poder, así como de todas las demás que estemos conscientes de nuestras responsabilidades y deberes, dijo la escritora Guadalupe Loaeza, quien nos visitó en días pasados para ultimar detalles de la biografía que prepara de Agustín Lara y que coeditarán la UV, Gobierno del Estado y editorial Océano.

La autora de Las niñas bien, Las reinas de Polanco, Los grillos y otras grillas, Primero las damas, Compro, luego existo, Las yeguas finas y Simplemente Martita, entre otros títulos, expresó que “está en nuestras manos conservar los derechos que ya tenemos y que se nos escuche cada vez más, sin embargo, hay una realidad que está frente a nuestros ojos todavía: el machismo mexicano, que persiste en nuestro país. Los varones mexicanos no han cambiado, incluso, ahora tienen un ingrediente más: el miedo. Tienen miedo de ser desplazados por esta mujer llena de iniciativa, cada vez más independiente, que gana su propio dinero”.


Guadalupe Loaeza.
Esta mujer moderna, a decir de Loaeza, tiene avidez de ser escuchada, ser independiente, contar con un trabajo, valerse por sí misma. “La mujer mexicana tiene muchas virtudes porque tiene muchos retos qué enfrentar, retos que está logrando superar porque ha sabido conservar su feminidad, su idea de maternidad, de familia; además de que es solidaria, honesta, tierna. Esas virtudes las tenemos que conservar”.

En los últimos 15 años la mujer ha adquirido conciencia de sí misma. “La mujer mexicana de clase media se ha dado cuenta de su potencial, ha aprendido mucho, se ha reconocido más, se ha dado permiso de ser feliz, parecería que su autoestima está mucho más elevada, ahora participa, se le escucha, se manifiesta más y está cada vez más valorada”.
  En cambio, el varón mexicano está en una grave crisis respecto de sí mismo, de cuál es su rol. “Ya no es el paterfamilia ni necesariamente el proveedor en un hogar mexicano. Tiene mucho qué aprender todavía. Algunos sí están aprendiendo y aunque a otros les está costando trabajo es algo que no pueden detener”.

Las mujeres, dijo, “tenemos una gran capacidad de empatía, debemos ser ahora más generosas con ese varón que le está costando tanto trabajo cambiar, con las mujeres que todavía no han logrado sus objetivos, con nuestros hijos.

Tenemos que ser más tolerantes, pero tenemos que hacer rabietas para lograrlo. Seguramente las hijas de generaciones posteriores van a establecer una relación de iguales con su compañero y va a ser mucho más sencillo para ellas”.