Año 5 • No. 178 • mayo 9 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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La traducción no es una labor
puramente lingüística: Stawicka

Juan Carlos Plata


Adalberto Tejeda Martínez.
Para realizar una traducción no solamente se necesita dominar los dos códigos lingüísticos involucrados en el proceso, sino dominar el contexto cultural del autor y entender su sensibilidad para poder traducir la obra en su totalidad y no sólo las palabras, aseguró Bárbara Stawicka, durante la conferencia “El arte de la traducción”, ofrecida en la Unidad de Humanidades.

La que fuera traductora de las obras del escritor polaco Czeslaw Milosz, ganador del premio Nobel de Literatura en 1980, aseguró que uno de los retos más importantes de los traductores es trasladar la poética de los autores a otro idioma.

“Hablamos de que la traducción es un arte porque el proceso de la translación no se limita, ni se cierra, exclusivamente en el nivel de la lengua. La traducción de un texto literario abarca otros registros que esencialmente tienen que ver con lo que es el contexto de cultura de un pueblo, dentro de la cual el texto mismo funciona como un signo, como algo intrínseco de la idiosincrasia de un pueblo determinado”.

Bárbara Stawicka explicó que la materia de la traducción podría parecer algo fácil de definir, “se podría pensar que es suficiente conocer la lengua de partida del mensaje y la del destinatario, podría pensarse que basta un conocimiento básico, la ayuda de un diccionario y una cierta actitud para el manejo inteligente de las equivalencias lingüísticas dentro los campos semánticos y que con eso el traductor tendría garantizada su afán de satisfacción”.

Sin embargo, el acto de traducir acompaña, es cómplice y partidario de un acto de escribir y significa una intervención sumamente compleja en el proceso de comunicación.

“En un caso de un texto de invención creativa, es decir, de un mensaje artístico, todos los registros de la traducción deberían de acoplarse, englobar, emprender y responder a todos los matices, a toda la riqueza de significados claros, obvios o muchas veces ocultos dentro de un texto y que el texto original nos proporciona”. Dijo que es muy importante tomar en cuenta que la traducción es la extensión de un acto puramente comunicativo que hace trascender los mensajes más allá de su lengua de origen. “La palabra, su dimensión, su proyección, lo que se esconde detrás de ella, lo que nos es familiar, nos pide, exige y espera de nosotros la traducción. Espera de nosotros un esfuerzo de entrar en el ámbito de la comunicación, porque la traducción esencialmente está al servicio de un proceso comunicativo”.

Barbara Stawicka explicó que, por medio de la traducción, se pueden tener ideas generales de las idiosincrasias de otros países y de otras culturas. “Toda la literatura mexicana que se podría traducir al polaco en su totalidad, mostraría algunos rasgos, independientemente del autor o la época, que un atento lector polaco captaría como un sustrato denominado como ‘lo mexicano’, como existe la noción de ‘lo cubano’, ‘lo argentino’”.