Mecanismos
neurológicos y endocrinológicos estudiados científicamente
en comunidades de primates revelan que no existe en ellos la violencia
“por naturaleza”, como se creía antes, cuando la
mayoría de los modelos de interacción de estos animales
señalaban que la base de la convivencia en ésta y otras
sociedades animales eran la agresión y la competencia.
“Estos descubrimientos darán un giro a las investigaciones
conductuales en primates, e incluso en humanos”, aseguró
el científico norteamericano Paul Garber, al abrir la ronda
de conferencias magistrales del Segundo Congreso Mexicano de Primatología
que llevaron a cabo conjuntamente la UV y el Instituto de Ecología
(Inecol), en Xalapa.
De acuerdo con los estudios comparativos que el investigador ha
realizado en comunidades de primates desde 1978 en Costa Rica, Nicaragua,
Panamá, Perú y Brasil, la convivencia de primates
se basa en el placer y los beneficios que obtienen de su interacción
social, que redunda en apoyos comunes en actividades como la alimentación,
el cuidado mutuo y la convivencia.
“Estos beneficios son mucho más importantes que los
costos de su interacción (la agresión y la competencia),
relación que también se presenta en muchas otras sociedades
de mamíferos, donde la cooperación es fundamental”.
Extrapolando sus descubrimientos a las sociedades humanas, señaló
que es esta propuesta de interacción la que le permite sostener
que a las personas les sucede lo mismo, pues se ha encontrado que
en áreas cerebrales se activan ciertos centros nerviosos
que pueden sincronizarse y determinar el placer de convivir. “Yo
sé que la violencia es evidente en muchas sociedades, pero
pienso, por los estudios que he realizado con primates, que no es
porque nuestra naturaleza sea violenta, sino porque hay muchos factores
del contexto que manipulan el comportamiento y que éste es
el resultado del prácticas culturales”.
De hecho, según su propuesta teórica, la cooperación
o el trabajo en conjunto pueden dar beneficios al grupo y, por lo
tanto, a los individuos, convirtiendo la convivencia en una experiencia
placentera: “El comportamiento natural no es la violencia,
sino el placer de la convivencia y los beneficios que ésta
provee a los seres que viven en permanente interacción.
El doctor Garber es uno de los especialistas en primates más
connotados del mundo, pues casi 30 años de estudiar primates
en el mundo le han dado el reconocimiento de la comunidad internacional
en esta área, según comentó Laura Teresa Hernández
Salazar, secretaria de la Asociación Mexicana de Primatología
A.C., quien respaldó, al igual que la Universidad Veracruzana
y el Inecol este congreso. |