Año 5 • No. 178 • mayo 9 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Iniciativa indígena, ejemplo
de desarrollo sustentable
Edith Escalón

Boca del Río, Ver.- Más de cinco mil hectáreas de selva maya, protegidas por decreto a partir de 2002, son el resultado de 40 años de actividades sustentables que una comunidad indígena de Quintana Roo, por iniciativa propia, realizó al hacerse cargo de la protección de Punta Laguna, uno de los últimos refugios de monos araña y jaguares en los límites de este estado con Yucatán.

Esta iniciativa destacó entre los ejemplos presentados en el Congreso Internacional de Casos Exitosos de Desarrollo Sustentable del Trópico, pues surgió de la comunidad como una propuesta para conservar el hábitat natural de ciertas especies al mismo tiempo en que se explota el ecoturismo. El sitio, además de ser hermoso, es propicio para observar a los monos
araña en libertad.

Para lograr la protección de Punta Laguna, la comunidad tuvo que desarrollar los mecanismos sociales e institucionales necesarios, pues no existían las estructuras locales o reglas internas para su manejo, y esa es una de sus más grandes fortalezas, explicó Gabriel Ramos Fernández, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), quien desde hace una década realiza ahí trabajos científicos.

“La manera en que se ha dado la transición en la gestión del ecoturismo, no exenta de serios conflictos comunitarios, al pasar de un sistema de caciques a un sistema de gestión cooperativa, es verdaderamente un éxito”. Y es que según dijo, mientras que para casi todas las actividades (gestión del agua, trabajos comunitarios, establecimiento de lugares para sembrar maíz, ceremonias religiosas, etc.) existían reglas e instituciones comunitarias que fueron creadas y fortalecidas a través de muchos años. Una nueva actividad como el ecoturismo trajo consigo, al principio, algunos desacuerdos e inequidades.

Resaltó como “lección aprendida” la generación de una relación de confianza y colaboración entre investigadores y comuneros, quienes han fungido como asistentes de campo de los científicos. La estrategia de conservación se ha visto fortalecida por dos visiones complementarias: la visión académica occidental de conservación y el conocimiento local acerca de la selva.

Para los miembros de la comunidad este hecho cobra mayor importancia porque muchos de ellos trabajan como guías de turistas, por lo que aprovechan la información de los asistentes de campo acerca de la ecología de los monos para brindar un mejor servicio a los turistas. Destacó el valor que han mostrado los habitantes de la zona para defender su concepto de conservación frente a la fuerte presión del turismo de la península de Yucatán (gran turismo) que no sólo pone en peligro los equilibrios sociales, sino el medio ambiente.

“Iniciativas como éstas son cada vez menos y podrían desaparecer incluso ante el atractivo que presentan ciertas actividades que son más rentables en el corto plazo, pero que no necesariamente son más sustentables desde las perspectivas ambiental, social e incluso económica a largo plazo”.

Fue una familia, cuyo jefe era Serapio Canal, quien desde su llegada a Punta Laguna tomó la decisión de proteger el área y por decisión propia se convirtió en el guardián de esta área protegida. Durante 15 años, su familia fue la única que se benefició del incipiente ecoturismo, pero después, como líder comunitario se convirtió en el principal gestor de la iniciativa para decretar el Área Natural Protegida (ANP) y lograr así beneficios para todos los miembros de Punta Laguna.

Aunque reconoció que tanto el éxito de una iniciativa como la sustentabilidad son conceptos dinámicos que deben analizarse desde diversas perspectivas, aseguró que Punta Laguna puede ser considerado como un caso exitoso de conservación.