Javier Mendoza. |
Al
participar en la mesa redonda Reforma de la Organización
y Gestión Académica, organizada por el Instituto de
Investigaciones Histórico Sociales, afirmó que varias
de las universidades con mayor matrícula en el país,
como UNAM, IPN, Universidad de Guadalajara y UV, han optado por
la política de no seguir creciendo en matrícula dado
que no tendrían capacidad de atención con calidad.
“Ante esto, han surgido otras opciones educativas de tipo
público que han estado dando atención a la demanda,
pero de acuerdo a la prospectiva que nosotros estamos haciendo,
en los próximos 10 años la demanda va a seguir creciendo
y no hay la capacidad para satisfacerla, y en los casos en que sí
se tiene la capacidad, hay una disparidad entre las preferencias
vocacionales de los estudiantes y la oferta de carreras que hacen
las universidades”. |
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Javier
Mendoza dijo que es un error juzgar concretamente a una universidad
pública por no atender la totalidad de la demanda estudiantil,
porque la responsabilidad de generar los espacios educativos suficientes
para atender a toda la población que demanda una educación
superior es del Estado. “Por más presión social
que haya, una universidad que no tiene ya cupo para seguir creciendo
caería en una actitud de irresponsabilidad al abrir lugares
para satisfacer la demanda como si fuera la única institución
que puede darles cabida, es una responsabilidad del estado mexicano”.
El futuro de la educación en México debe tener en
cuenta dos puntos principales, que las universidades que cuenten
con recursos expandan su matrícula de forma regular y que
se diversifique la oferta del sistema público de educación
superior a través de universidades tecnológicas y
multiculturales, como ya se empieza a hacer. “Sin embargo,
la UV, como el alma mater del estado, tendrá en un futuro
la oportunidad de ampliar su oferta, siempre y cuando el estado
le dote de los recursos para hacerlo”.
Necesario,
articular oferta y demanda
Otro de los retos importantes que se deben atender, dijo, es el
de articular la oferta y la demanda por carreras profesionales,
ya que la tercera parte de los estudiantes de nivel superior estudia
carreras como Administración, Contaduría o Derecho;
en 20 carreras se concentra el 71 por ciento de la matrícula,
cuando el sistema de educación superior tiene una oferta
de más de 300 carreras distintas.
“Tenemos muy pocos estudiantes que quieran cursar carreras
de ciencias o carreras agropecuarias y hay un exceso de estudiantes
en Ciencias Sociales y Administrativas. Hay, en algunos casos, espacios
disponibles para estudiantes, pero no hay demanda para cierto tipo
de carreras, y hay demanda excesiva para carreras que ya están
saturadas”.
Es un problema cultural muy complejo, porque desde hace 20 años
se realizan campañas de orientación vocacional pero
ha habido poca modificación en las preferencias de los estudiantes,
al parecer por la inercia cultural que predomina en las clases medias
emergentes y últimamente en grupos provenientes de sectores
empobrecidos que ya tienen acceso a la universidad, que consideran
que este pequeño abanico de carreras son las que les pueden
permitir dar un futuro profesional y laboral mejor.
“Se requiere modificar todas las campañas de orientación
vocacional que se han hecho e incluir elementos que no están
siendo considerados actualmente, por ejemplo, los jóvenes
no conocen, con certeza, como se desempeña el mercado laboral
de profesionistas en la entidad, si alguien quiere estudiar Derecho
no sabe dónde están trabajando los egresados de Derecho,
cómo se están integrando al mercado de trabajo, si
están ocupados en su profesión o si están subempleados
o desempleados, creo que tendrá que hacerse acopio de información
a través de estudios de seguimiento de egresados de las universidades
para poder contar con un conjunto de información que se les
presente a los estudiantes que aspiran a entrar a las carreras”.
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