Año 5 • No. 183 • Junio 13 de 2005
Xalapa • Veracruz • México
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2005: ¿Hacer de la pobreza historia? / II
Por Fernando N. Winfield Reyes
Puede conjeturarse en éste y en otros casos, que el impacto de las campañas se refuerza con la nueva alianza que políticos, gurús de la economía y activistas de los derechos humanos hacen ahora (en el reconocimiento del papel central, desmesurado y en ocasiones sin control, que se concede a los medios de comunicación, casi exentos de toda crítica porque se sitúan más allá de ésta) con la máquina que mueve las expectativas y las voluntades de ese imaginario llamado “opinión pública”: no es casual entonces que se otorgue un espacio preferente en el texto a una presentación de Bono, quien en los últimos meses ha lanzado distintos llamados a cambiar ciertas ideas que parecen no tener ya cabida en el planeta, y que han sido incorporadas exitosamente en el flujo de la producción y el consumo cultural, por ejemplo con el disco de su grupo, U2 (2004/2005): How to dismantle an atomic bomb.

Los números comparativos entre las estadísticas de la riqueza del desarrollo y la pobreza del subdesarrollo tratan de construir puentes conceptuales en los abismos de la realidad global. Lo que parece poco en un contexto de abundancia, puede constituir una diferencia en un contexto de pobreza. Éste es uno de los argumentos centrales para movilizar a la opinión pública con capacidad económica de una respuesta.
Una pregunta se asoma con cierta duda perturbadora: ¿Y si sucediera que la pobreza es un buen negocio? ¿Y si sucediera que la pobreza es ahora también un producto mediático cuya mercadotecnia constituye una nueva etapa en la evolución de las tendencias del consumo? Seguramente tendríamos varias respuestas y una de ellas plantearía tal vez que esta idea puede que no tenga que ser necesariamente abolida, siempre y cuando los beneficiarios finales a los que se alude en carteles e imágenes modifiquen su condición positivamente. O sea, depende de qué se considere como positivo para la superación de la pobreza. Un indicador internacional señala que por debajo de un dólar al día para atender las necesidades de un ser humano, se está en una condición de pobreza extrema. ¿Dos dólares serán suficientes para declarar la pobreza abolida de este rasero de la economía global? ¿Tres dólares al día? ¿Cuántos?
Debe considerarse también que gran parte de la operación del orden económico actual sería inconcebible sin la intervención de los llamados organismos de ayuda o agencias internacionales para el desarrollo. Un texto crítico fundamental para entender la evolución de estas ideas es el libro The History of Development, from Western origins to Global Faith (2004) de Gilbert Rist.
El crecimiento en número de organismos y de presupuestos para la atención de un rango bastante amplio de problemas sociales, sobre todo en los llamados países en desarrollo, sea como resultado de agendas internacionales, compromisos institucionales o una minimalista redistribución de la riqueza global, es una tendencia que actualmente ocupa a un número significativo de personas. En países como Inglaterra o los Estados Unidos, por ejemplo, constituye un tercer sector alternativo que, de una manera creciente, implica la movilización de recursos muy importantes hacia las tareas del desarrollo en las llamadas organizaciones no gubernamentales (ONGs).

Recientemente, en los países del primer mundo, como se les denomina a las economías con mayor capacidad de respuesta en la satisfacción de las necesidades de su población, se tuvo una experiencia sin precedente. A la convocatoria de recursos de los organismos asistenciales para asistir a los damnificados del tsunami en Asia y África, la población respondió con enorme rapidez y con una generosidad desconocida en su escala. A tal punto que hubo organizaciones que, una vez cumplido el objetivo de dar asistencia a los damnificados, han reconducido su política hacia otras iniciativas, como ha sido discutido en un foro sobre los efectos del tsunami y la asistencia internacional organizado por el Centre for Development and Emergency Practice en la Oxford Brookes University (2005): Informing Empathy: Reflections on the Global Response to the South Asia Disaster.

Hacer de la pobreza historia es una agenda que con excesiva facilidad moverá la conciencia del presente y del futuro. Es una idea grande y redonda como este planeta. Si tan sólo somos capaces de reconocer las implicaciones prácticas que implica.

*El autor es profesor de la Facultad de Arquitectura de la UV en Xalapa. Actualmente realiza un Post-Doctorado en el Joint Centre for Urban Design (JCUD) en la Oxford Brookes University en Inglaterra. Dirección electrónica: carpediem33mx@yahoo.com.mx