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Alma
Espinosa
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La
cuenca del Bajo Papaloapan, donde tierra y agua esconden vestigios
maravillosos de los antiguos pobladores de lo que hoy es Veracruz,
es recorrida palmo a palmo por investigadores y estudiantes de Arqueología,
para desvelar misterios que podrían dar nuevas pistas sobre
la cultura en Mesoamérica |
Más
allá de ser un baúl lleno de tesoros arqueológicos,
Veracruz es un estado clave en Mesoamérica pues cobija en sus
tierras y aguas los secretos de culturas que, además de aportar
conocimientos invaluables, dotaron de identidad a pobladores que,
sin saberlo, heredaron el sentido de pertenencia.
Guiados por este sentido, centenares de arqueólogos han emprendido
la búsqueda de sus raíces, y Veracruz sigue siendo una
de sus vetas inagotables, pues han sido numerosos y monumentales los
descubrimientos realizados hasta la fecha. Es el turno de sacar a
la luz una historia que podría cambiar las conclusiones de
muchas de las investigaciones arqueológicas realizadas en la
Costa del Golfo: el caso de la región de la Cuenca del Bajo
Papaloapan.
El área, que comprende los municipios de Tlacojalpan, Otatitlán,
Chacaltianguis y Cosamaloapan, es una muestra muy particular de una
serie de asentamientos que datan del periodo posclásico. En
el lugar existen evidencias de sitios conformados por construcciones
situadas en dos líneas paralelas, entre las cuales existió
un cuerpo de agua.
Lo peculiar es que no se tienen registros en fuentes bibliográficas
de que en Mesoamérica se haya dado este tipo de sitios, de
acuerdo con lo señalado por Pedro Jiménez Lara, coordinador
del proyecto “Patrón de asentamiento y poblamiento prehispánico
en la Cuenca del Bajo Papaloapan, Veracruz”.
Según el académico del Instituto de Investigaciones
Histórico-Sociales (IIHS), el sitio de El Socorro, localizado
en el municipio de Tlacojalpan es uno de los más importantes
que se han encontrado porque rompe totalmente con el esquema mesoamericano,
que se basa en una plaza central conformada por cuatro montículos.
El referido sitio muestra dos líneas con una laguna en el centro.
Respecto a El Socorro se tiene la hipótesis de que fue un área
de producción de especies menores con que se comerció
con las comunidades aledañas. Un aspecto que refuerza tal suposición,
explicó, es que el topónimo de Chacaltianguis significa
en náhuatl “mercado de camarones”.
Un atractivo adicional que llamó la atención de Pedro
Jiménez –quien ha trabajado en el lugar con colegas de
otras instancias y con estudiantes de la UV–, es que la arqueología
que ofrece el sitio no es preciosista, no tiene grandes construcciones
como El Tajín o Teotihuacan. La región del Bajo Papaloapan
probablemente ha sido desdeñada por los científicos
por mostrar construcciones de barro, sin recubrimiento de piedras,
y estar situado en una región climáticamente difícil
para trabajar, pues la temperatura puede llegar hasta los 52 grados. |
Nace
un gran proyecto |
Desde
1999 se observó que la región del Bajo Papaloapan estaba
prácticamente fuera de los proyectos gubernamentales, por lo
que se lanzó la iniciativa de realizar un proyecto cuyo eje
primordial es el rescate arqueológico para la identificación
de un patrón de asentamiento, a pesar de que la región
muestra un grave deterioro a causa de los fenómenos naturales
y, desafortunadamente, por el ser humano.
Con base en esa idea, comenzaron los trabajos de superficie que requirieron
labores de reconocimiento y prospección y se realizaron excavaciones
extensivas e intensivas, con el fin de recopilar datos de la cronología,
que sirvieran para el entendimiento y comprensión de los grupos
asentados en esta región mesoamericana. |
Estudiantes de Arqueología participan
en la excavación terrestre y subacuática.
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El
avance que se ha logrado de seis años a la fecha es de una
cobertura del 40 por ciento del total de la superficie propuesta,
alcanzado en seis temporadas de campo, y se han realizado planos topográficos,
se han encontrado áreas de entierros y un gran número
de piezas prehispánicas, tanto en tierra como en agua.
De acuerdo con Jiménez Lara, los objetivos esenciales del proyecto
son crear un detonador económico cultural, además de
dotar de identidad a los pobladores que actualmente habitan esta zona.
Ello se logrará mediante la realización de un estudio
sistemático de la región, el reconocimiento y protección
del patrimonio arqueológico, el establecimiento de enlaces
con diversas universidades e instituciones especializadas para que
participen en los trabajos de investigación, el rescate del
Río Papaloapan y la creación de un espacio cultural
denominado “Casa de las Mariposas, Complejo Cultural Tlacojalpan”. |
El
complejo está situado en una casa donada por la comunidad y
restaurada por la Comisión para el Desarrollo del Papaloapan
con la participación de universitarios interesados en rescatar
el área y devolver a los pobladores las riquezas de su cultura.
La Casa, situada en el municipio de Tlacojalpan, tendrá como
eje central el museo regional en el que se plasmará la historia
del Bajo Papaloapan.
El lugar albergará talleres de cerámica, impartido desde
hace tres años por Gaudencio Hernández, de los Talleres
de Artes Plásticas de la UV; laudería, que estará
a cargo de los integrantes del grupo Son Yacatecuchtli que ya han
trabajado en la zona; zapateado, teatro, son y cocina. A partir de
este último se pretende instalar un restaurante de comida regional
atendido por los habitantes de la comunidad, como resultado de la
línea de investigación dirigida por el especialista
en gastronomía prehispánica José Ochoa, quien
también es dueño de un reconocido restaurante del Callejón
del Diamante de la capital veracruzana. |
Con la participación del Gobierno
del estado y de estudiantes
de la UV, la casa donada por los habitantes de Tlacojalpan
fue restaurada para albergar el museo regional. |
Para
los niños y adolescentes también se tienen planeadas
actividades como el taller de lectura, que estará basado en
su relación con el río y tendrá como producto
la realización de publicaciones artesanales.
Otra de las líneas de investigación que se desarrollan
en el lugar es la etnográfica, a cargo de la antropóloga
María Elena Roca, quien actualmente cursa el doctorado en Teoría
de los estudios regionales que ofrece el IIHS. Dicha línea,
que se trabaja desde hace un año, tiene como objetivo central
el rescate de mitos y leyendas.
La cultura oral y escrita no será el único rescate que
se realice en la región. También se tiene contemplada
una meta muy ambiciosa, la de rescatar el Río Papaloapan de
la grave contaminación provocada, entre otros, por las empresas
cerveceras, papeleras e ingenios azucareros. En este trabajo de investigación
participan especialistas expertos en ríos de las universidades
de Sao Paulo y Pernambuco, Brasil.
El que es el segundo cuerpo de agua más importante de nuestro
país muestra un grado avanzado de contaminación, lo
que ha repercutido en especies acuáticas como el manatí
que está muriendo por esta causa y aún no se cuenta
con programas efectivos que contribuyan a remediar la situación,
dijo Jiménez Lara. |
En
la búsqueda de tesoros |
Como
parte del proyecto “Patrón de asentamiento y poblamiento
prehispánico en la Cuenca del Bajo Papaloapan”, se han
realizado trabajos de investigación arqueológica en
los que fue posible encontrar, en el sitio La Campana (municipio de
Tlacojalpan), la osamenta de una mujer de aproximadamente 28 años
de edad. |
Arturo
González González. |
Junto
a ella se encontraron varias pertenencias y ofrendas que revelaron
un cierto estatus de riqueza.
Para que contribuyera al conocimiento de la población asentada
en el lugar entre los años 1000 y 1500 a.C., la osamenta fue
enviada a la Procuraduría General de Justicia de Chihuahua
para realizar los estudios correspondientes de antropología
forense y la restitución facial.
Recientemente el rostro de la mujer conocida como la Dama de Tlacojalpan,
llegó a nuestras tierras para tenerlo temporalmente en el Museo
de Antropología de Xalapa en la exposición “Tlacojalpan;
agua y cultura”, que podrá ser visitada durante el mes
de diciembre; posteriormente será expuesta en su destino final,
la “Casa de las Mariposas”, pues formará parte
del guión museográfico del museo regional. |
Dicho
museo también resguardará las piezas que fueron encontradas
en el Río Papaloapan por un equipo de investigadores de la
Subdirección de Arqueología Subacuática del Instituto
Nacional de Antropología e Historia. El biólogo, arqueólogo
y paleontólogo Arturo González González, coordinador
del equipo del INAH, comentó que trabajar en el río
fue difícil, pues la corriente cambiaba de intensidad conforme
la profundidad, además de que la visibilidad era escasa, prácticamente
de 30 a 40 centímetros. |
José
Ángel Ruiz Cabañas. |
Arturo
González, quien actualmente dirige el Museo del Desierto, uno
de los más importantes y vanguardista del país por el
concepto museístico y por contener la colección más
grande de fósiles de dinosaurios, explicó que las diferentes
corrientes del río Papaloapan ayudan a lavar las paredes dejando
al descubierto algunas piezas prehispánicas e incluso las arrastra
algunos metros.
“Lo más extraño fue encontrar restos de ocupaciones
olmecas en la zona, pues son anteriores a la época en que se
había situado el sitio arqueológico”. Por ello,
y dada la relevancia de los hallazgos en el campo de la arqueología
subacuática, pretende visitar el sitio anualmente. |
Afortunadamente,
la carrera de Arqueología de la Universidad Veracruzana procura
la formación de científicos capaces de realizar rescates
subacuáticos, ya que este tipo de arqueología es un
gran complemento de la terrestre. Según el director del Museo
del Desierto, situado en Saltillo, Coahuila, ésta es la única
casa de estudios en la que ha podido encontrar un grupo de jóvenes
entusiastas y muy profesionales, “lo cual nos da mucho gusto
porque México tiene un mayor patrimonio bajo del agua que en
tierra”. |
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Uno
de los integrantes del equipo al que se refirió es José
Ángel Ruiz Cabañas, estudiante de octavo semestre de
la carrera de Arqueología, quien participó en las excavaciones
que revelaron a La Dama de Tlacojalpan y contribuyó en el levantamiento
del plano digital del sitio El Socorro, mediante imágenes satelitales.
Ángel Ruiz resaltó la invaluable experiencia que tuvo
como estudiante en un proyecto tan importante para la Universidad,
pero más trascendente para los habitantes de las comunidades
que comprende el área de estudio, pues sus opciones son muy
reducidas debido a que no encuentran un impulso económico y
mucho menos un elemento que los cohesione como sociedad.
Tan sólo con el rescate, reconstrucción y devolución
de las figurillas se les da un sentido de identidad a la comunidad.
Con el museo regional se dejará atrás el sentido de
arrebato de piezas y sentirán lo valioso de los vestigios y
el sentido de pertenencia. Además, con esto se pretende evitar
el saqueo y destrucción que persiste en aquella región.
Para Ruiz Cabañas, con experiencias como la vivida en los municipios
de Tlacojalpan, Otatitlán, Chacaltianguis y Cosamaloapan, los
estudiantes pueden darse cuenta del verdadero sentido de las carreras
afines a la Antropología y su repercusión en el contexto
social, económico, político, etnográfico y cultural
de las comunidades. |
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