Año 5 • No. 186 • julio 4 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Binomio esperanza-angustia, rasgo de milenarismo en la obra de Yáñez
Juan Carlos Plata

En la novela Al filo del agua de Agustín Yáñez se pueden percibir los rasgos fundamentales de esta creencia, aseguró el especialista en sociocrítica literaria, Jean Franco
La convivencia en el espíritu de los textos con ideas de esperanza y angustia, es un rasgo que denota una influencia, consciente, inconsciente o no consciente, de milenarismo en los escritores, aseguró el agregado de Cooperación Universitaria y de Investigación de la embajada de Francia en México, Jean Franco.

El también especialista en literatura mexicana y latinoamericana explicó que el milenarismo es la creencia en el advenimiento de mil años de felicidad para un grupo de elegidos justos, mientras los malos serán exterminados, doctrina basada en la interpretación literal del capítulo XX del libro “Apocalipsis” de San Juan, incluido en la Biblia.

Franco hizo referencia a un caso particular de la literatura mexicana, con Agustín Yañez, autor de Al filo del agua, La tierra pródiga y Las tierras flacas, entre otras, en las que este binomio emocional esperanza-angustia está presente y es parte fundamental de la estética narrativa.

En la novela Al filo del agua, los habitantes de Yahualica ven trastocada su vida cotidiana ante el anuncio del inicio de la Revolución, y dentro del conjunto social opera una serie de cambios a raíz de la inminencia del conflicto. El libro narra la manera en que la gente del pueblo reacciona ante la posibilidad de que su vida cambie, proceso en el que aparecen la angustia en algunos personajes y la esperanza en otros.

“La novela está situada en octubre y noviembre de 1910, y termina en el momento en que llegan las tropas revolucionarias al pueblo y hay una visión ambivalente de la Revolución; es a la vez la catástrofe, el fin del mundo, pero es también la liberación. Los representantes de la iglesia aparecen en la novela como una especie de cerrojo para las almas y al final uno termina sin saber cuál es la visión del autor acerca de la revolución”.

El funcionario diplomático aseguró que en La tierra pródiga también se pueden encontrar esos dos elementos vinculados (angustia y esperanza), y hay un personaje, “El Amarillo”, que tiene todas las características del Mesías, también condición muy cercana al milenarismo.

“Yáñez era originario de la zona de Los Altos de Jalisco, donde basta con hablar con alguna persona para darse cuenta de que hay creencias apocalípticas muy fuertes. En sus novelas el escritor nunca habla de milenarismo, pero sus visiones del mundo, sus asedios a la realidad están impregnados de esta latencia no consciente, es decir, producto de lo que el autor fue en el grupo social al que perteneció”.

El milenarismo
Esta interpretación literal del capítulo XX de libro del “Apocalipsis” ha generado en todo el mundo una gran lista de sectas que se erigen como los depositarios de la justicia y de la verdad, todas ellas con el referente común de estar basadas en creencias confusas.

Parte primordial de estas sectas es la figura del Mesías, que es el supuesto intérprete de la cita bíblica y que a la vista de los creyentes se erige como figura de control religioso y político.

“Los mesías pueden tener una fuerza inusitada aún en sociedades teóricamente desarrolladas, no son creencias exclusivas de gente marginada o semianalfabeta lo cual queda demostrado con los casos de la Orden del Templo del Sol, en Suiza y Canadá, donde más de 50 personas se suicidaron masivamente ante la creencia de que su líder Luc Jouret era el Mesías y que el juicio final había llegado en 1994”, aseguró Franco.

Este tipo de interpretaciones se han dado desde pocos años después de la muerte de Cristo y en la actualidad se han multiplicado por todo el mundo, en la actualidad se especula que Estados Unidos y Brasil son los países en los que más sectas de este tipo existen.

“Vi a un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil años; ….Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar;… los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años.” (“apocalipsis”,
capítulo XX).