Año 5 • No. 192  • Septiembre 12 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Es mejor estudiar la cultura que tratar de definirla
El valor de los estudios culturales reside
en los productos que genera: Monsiváis
Edith Escalón
Hemos visto cómo la despolitización cree que ser indiferente es ser objetivo, y cómo la politización cree que ser moderno es ser radical, dijo el escritor, en coloquio realizado en el marco de la FILU 2005
Ante la imposibilidad de definir la cultura como un objeto de estudio, es en los productos que genera su análisis –que han tenido cuando menos en las editoriales un avance portentoso– donde radica el valor de los estudios culturales, aseguró el escritor Carlos Monsiváis, al abrir los trabajos del coloquio “Reflexiones sobre la cultura en México”.

En el marco de la Feria Internacional del Libro Universitario, el autor de Los rituales del caos habló en la USBI de la necesidad de partir, para este tipo de estudios, de una intuición compartida acerca de lo que la cultura es, porque de otra manera “sería imposible salir de una espiral donde la búsqueda de definiciones anula las experiencias concretas”.

Carlos Monsiváis, durante su participación en la FILU.
Con su estilo crítico e irónico, Monsiváis comenzó su participación con una serie de reflexiones y cuestionamientos sobre este tópico inasible, frente a un auditorio que contó con la presencia de la escritora Guadalupe Loaeza, el rector Raúl Arias Lovillo y el escritor José Luis Rivas, director Editorial de la UV, en una sesión que fue captada mediante el Sistema de Videoconferencias en todo el estado.

“¿Quién, con espíritu de veracidad, localiza hoy el presente?, ¿quién señala con cierta precisión lo que es cultura?, ¿quién distingue entre los practicantes de la teoría crítica y los practicantes de estudios culturales?, ¿cómo seguir utilizando los conceptos ideología, hegemonía y sociedad?, ¿quién, ante las disciplinas de las ciencias sociales y las humanidades no exclama a la manera de Rubén Darío: Y pues, contáis con todo, más falta una cosa: la definición?”.

Monsiváis aseguró que el tema planteado empieza a tener fuerza en la vida académica latinoamericana, aunque una fuerza muy mediada por la crítica de estudios culturales. Puso como ejemplo el equilibrio que surge en América Latina entre la despolitización, ganosa de ratificar el prestigio de la indiferencia, y la politización, que ansía modernizarse: “Hemos visto cómo la despolitización cree que ser indiferente es ser objetivo, y cómo la politización cree que ser moderno es ser radical”.

Hasta hoy, “los estudios culturales son lo que cada uno decide que sean”, y listó una serie de temas obligados, como las migraciones culturales, la desaparición de un gran número de fronteras (entre otras, las que separan los temas culturales), las definiciones de cultura (que se multiplican en cada nueva edición), el avasallamiento mediático, el género, la clase social, la raza, y la modernidad, a la que no alcanza a hacerle mella su descendiente y su proyecto de negación, la posmodernidad. Resaltó, por ejemplo, los estudios de José Manuel Valenzuela Arce y Rosana Reguillo, dos estudiosos de los fenómenos culturales que también participarán en el Coloquio, de quienes valoró el análisis de temas como la migración y las mediaciones electrónicas, dos fuerzas notables en la producción de los cánones culturales y en la determinación de la cultura y la educación en esta etapa del siglo XXI.

Monsiváis insistió en la imposibilidad de dar definiciones: “Si yo dijera con precisión qué son los estudios culturales no estaría hablando de los estudios culturales”, y sólo se atrevió a lanzar nombres como “credenciales extracurriculares”, entre ellos Roland Barthes, Walter Benjamín, la escuela de Frankfurt, Michel Foucoault, José Martí, Octavio Paz, Francisco Ramero…

Citó una frase de Walter Benjamín sin la cual, según dijo, su ponencia no tendría nada que ver con estudios culturales “todo documento de civilización es también un documento de barbarie”, y aseguró que esta frase debería de estar más para asimilarse que para comprenderse, en el frontispicio de los estudios culturales, porque indica la frivolidad de aceptar sumisamente el estado de las cosas: “El culto a lo efímero participa agudamente de la civilización y de la barbarie”.

Acompañaron al escritor: Celia del Palacio, investigadora del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales y coordinadora de Coloquio; Pilar Velasco Muñoz-Ledo, secretaria Académica de la UV; Víctor Aguilar Pizarro, presidente de la Fundación UV, y Rogelio Carvajal, representante de la Editorial Océano.