Año 5 • No. 197 • octubre 17 de 2005 Xalapa • Veracruz • México
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Afirmó Marcela Gómez Sollano, investigadora de la UNAM
América Latina necesita crear
su propio modelo educativo
Carolina Cruz
Boca del Río, Ver.- En México y América Latina, la pedagogía “está sujeta a una fuerte influencia de la corriente pragmática norteamericana y no ha sido capaz de articular su tradición, su historia, su presente y sus necesidades especificas, con lo que otras sociedades han generado, para dejar de ser receptora de modelos y volverse generadora de sus propios saberes”, señaló Marcela Gómez Sollano.

Al participar en el Primer Congreso Nacional de Pedagogía, organizado por la Facultad de Pedagogía de la UV en la región Veracruz-Boca del Río para conmemorar su XXV aniversario, la especialista de la UNAM añadió que, en nuestro país, “existe un déficit no sólo en la formación, en el apoyo a la educación e investigación, en la inversión en ciencia y tecnología sino también en la política del estado hacia la educación”.

Dijo que, en los años sesenta y setenta, en pleno fenómeno de masificación de la educación, la pedagogía fue tomada sólo como una herramienta operativo-instrumental “y no en el terreno del tipo de proyectos que la nación necesitaba, particularmente en América Latina, que no ha logrado construir una articulación que recupere su tradición, su historia, sus tipo de procesos sociales para que le sirvan como sustento hacia una pedagogía propia, conformada con el marco que otros modelos estaban generado”.

Hace falta, dijo, “que se recupere la experiencia acumulada y se creen articulaciones con base en un diagnóstico que se fundamente en elementos que vinculen la parte histórica con visiones de futuro, porque si no, las reformas se imponen desde el exterior y dejan de lado elementos que se han ido generando como respuesta de los educadores o de grupos sociales específicos muy ligadas a la realidad social de su país”.

Gómez Sollano, coordinadora del proyecto Alternativas pedagógicas y prospectiva educativa en América Latina , dijo que otro de los retos actuales que enfrenta la pedagogía es la necesidad de crear puentes que hagan posible legar lo que en términos generacionales un grupo humano ha producido, para que esos conocimientos les sirvan a los jóvenes para situarse en un momento histórico particular. De lo contrario, “esas generaciones quedarán a la deriva”.

La tarea de crear estos puentes, afirmó, no sólo es de los pedagogos, sino también del maestro, el padre de familia, los medios de comunicación, los políticos, el Estado e incluso la Iglesia.

La flexibilización de los modelos educativos llegó a México sin antes haber analizado qué implicaba la idea de flexibilización curricular, mandada más que nada por organismos internacionales, pero tiene alcances y limites. ¿Quién se hace cargo y quién define la dirección hacia la educación?, se preguntó, y ella misma dijo que “no son las instituciones ni los estados sino las políticas de los organismos internacionales que, en aras de la flexibilización, lo que hacen es imponer parámetros para seguir modelos que en Europa están demostrando que no funcionan”.

Lo peor es que con la apertura de tantos espacios educativos, entra al mercado cualquier institución con sus paquetes a vender educación, lo que junto a la flexibilidad nos puede llevar a una simulación. “Si no hay regulación, si no se define el papel del Estado y el tipo de elementos que pueden efectivamente valorar un currículo, una propuesta pedagógica para un tipo de desarrollo profesional, la educación va a terminar siendo una simulación”.


 
 
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