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Fueron
propuestos por la UV
Premia ONU a dos organismos que
otorgan microcréditos en Veracruz
Juan Carlos Plata |
La
vinculación de los esfuerzos de las universidades y los sectores
social y privado permitirá contribuir a abatir el rezago que
existe en las zonas rurales y marginadas, aseguró María
Teresa García Moisés, cofundadora de Ámbito Productivo
SC (Apros), organismo que otorga créditos a mujeres
de escasos recursos en el norte de Veracruz y que recientemente fue
galardonado, junto con la microfinanciera Conserva AC, por el Programa
del Golfo Árabe para las Naciones Unidas (Agfund),
luego de ser propuestas por la Universidad Veracruzana. |
![](images/ONU.gif)
María
Teresa García Moisés. |
Apros
y Conserva fueron propuestos por la UV y ganaron el reconocimiento
del Agfund en la categoría de proyectos fundados, patrocinados
y llevados a cabo por individuos con el tema “Llegando a los
más pobres con el microcrédito” y por el proyecto
“Microcréditos para las mujeres”, en un concurso
al que se presentaron 131 proyectos de 43 países distintos.
“Nosotros damos microcréditos a mujeres de zonas rurales,
y vemos este financiamiento no como un fin en sí mismo, sino
como un medio para poder acercar recursos a las familias, además
de que es un proceso educativo: no se trata solamente de dar dinero,
sino generar en las personas una cultura de pago, una cultura financiera”,
aseguró García Moisés. |
Apros trabaja en el norte de Veracruz, en los municipios de Tempoal,
Tantoyuca y Platón Sánchez, y en tres años de
operaciones ha otorgado créditos a cerca de 700 mujeres con
un mecanismo llamado “de grupos solidarios”.
“No damos los créditos de manera individual, sino a grupos
organizados y no pedimos ningún tipo de garantía más
que el aval solidario de todas las mujeres que integran el grupo;
con este mismo esquema queremos ampliar nuestras operaciones a las
demás zonas del estado de Veracruz”.
Entrevistada luego de su reunión con el rector Raúl
Arias Lovillo, Teresa García aseguró que el aspecto
educativo del programa ha funcionado y actualmente su porcentaje de
morosidad es apenas del siete por ciento, lo que comparado con los
niveles históricos de morosidad de la banca de desarrollo,
es sumamente meritorio.
“Hemos tenido distintos momentos en la recuperación de
los créditos. Llegamos a tener etapas críticas en donde
la morosidad estaba en un 20 por ciento, ahora se ha reducido, tenemos
un siete por ciento y la meta es seguir reduciendo el porcentaje;
los niveles de finanzas sanas hablan de menos de un cinco por ciento
y ese es el reto que tenemos”, dijo.
Teresa García destacó la importancia no sólo
monetaria de estos microcréditos, ya que generan un proceso
de empoderamiento de las mujeres que, el recibir un crédito,
pueden generar ingresos para sus familias y tener una actitud de mayor
poder al interior de estos núcleos y eso se verá reflejado
en mejores oportunidades para sus hijos y en un cambio benéfico
en las actitudes de todos los miembros de la familia.
“Cuando a las miles de mujeres de zonas rurales del país
se les acerca una herramienta como el crédito, que les permite
diversificar sus fuentes de ingreso, sería injusto decir que
ellas llevan ingreso a sus familias gracias al microcrédito;
éste es sólo una herramienta que les ayuda en esa dinámica
de trabajar en varias cosas distintas para poder tener un ingreso”.
Además, estas iniciativas generan un proceso educativo, una
cultura crediticia, el entendimiento de que el crédito puede
ser una carga o una oportunidad, según el uso que le dé,
si se utiliza para el consumo se convierte en una carga, pero si se
usa para algo productivo es una gran oportunidad.
Año
mundial del microcrédito
Respecto del Premio Agfund 2005, García Moisés explicó
que “éste es el año internacional del microcrédito
y en este año se generaron distintas convocatorias para las
instituciones que trabajamos con microcréditos en el mundo,
incluso hay un movimiento internacional del microcrédito
que consiste en llevar a pequeños créditos a personas
pobres que no han tenido acceso a la banca y que con estos créditos
puedan generar recursos y llevar ingreso a sus familias, como una
herramienta para combatir la pobreza”.
El concurso era en tres categorías: organizaciones que trabajaran
a nivel internacional, organizaciones no gubernamentales regionales
y la categoría individual.
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