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Juan
Carlos Plata |
Bajo
condiciones controladas de clima y humedad, el sótano de la
Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información de la Universidad
Veracruzana en Xalapa resguarda verdaderas joyas para investigadores
que buscan revivir nuestro pasado. Por segundo año consecutivo,
la Universidad de Harvard ha otorgado financiamiento al denominado
Fondo Antiguo de la USBI para recuperar, proteger, ordenar y hacer
disponibles esos recursos documentales y hemerobibliográficos,
que incluyen, entre otros, un incunable de Séneca y los archivos
notariales de Córdoba, Orizaba y Xalapa, los más antiguos
del siglo XVI |
A
principios del siglo XVIII, en Xalapa, un pretendiente dio a su prometida
el dinero necesario para preparar la boda. Consta ante notario que
ella decidió gastar el dinero en otra cosa, pues los hechos
quedaron registrados en el acta correspondiente. Más o menos
en la misma época, un negro libre logró la libertad
de su mujer, todavía esclava, y pagó para ello con su
propia condición de hombre libre. Algún otro notario
asentó en actas que el negro cambiaba su libertad por la de
su mujer y, en nombre de ella, se hacía esclavo por voluntad
propia.
Las actas notariales que dan fe de ambos eventos fueron escritas en
un tipo de papel de algodón que el siglo XXI ya no conoce y
son apenas dos de los miles de archivos notariales de los siglos XVI
al XIX que se encuentran a resguardo dentro de las Colecciones Especiales
de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI)
de la Universidad Veracruzana, en Xalapa.
En el sótano de la USBI, miles de archivos notariales de las
ciudades de Córdoba, Orizaba y Xalapa se mantienen a salvo
de la humedad y de otros agentes prejudiciales, en una sala especialmente
acondicionada para ello. Para los especialistas, se trata de fuentes
invaluables de información, de primera mano, sobre los avatares
sociales, económicos y políticos de estas ciudades en
tres siglos.
De acuerdo con Clara Valiente, directora de la USBI, antes de dejarlos
en manos de la Universidad, el doctor Gilberto Bermúdez Gorrochotegui
dedicó diez años de su vida a organizar los archivos
notariales de los siglos XVI y XVII. Al día de hoy, un equipo
de universitarios se afana en la USBI en hacer lo propio con las actas
del siglo XVIII y la mitad del siglo XIX –además de un
importante acervo de bibliografía antigua– en un ambiente
de humedad y temperatura reguladas. Esta sección, además,
incluye fondos documentales con publicaciones periódicas, libros
antiguos, biblioteca y archivo personal del escritor Juan de la Cabada,
y el acervo Ignacio Villarías. |
Harvard
respalda el Fondo Antiguo por segundo año consecutivo |
Por
segundo año consecutivo, la Universidad de Harvard, en Massachussets,
Estados Unidos –una de las más importantes en el mundo–,
otorgó respaldo financiero para la conservación y organización
del Fondo Antiguo de la USBI, el cual comprende, además de
los archivos notariales referidos, una importante colección
de volúmenes cuya impresión, incluso, data de 1491. |
La
Universidad de Harvard apoyó por segundo año consecutivo
la conservación del Fondo Antiguo de la UV, informó
Clara Valiente
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De
acuerdo con Clara Valiente, el Fondo Antiguo de la Universidad ha
ganado dos veces, de forma consecutiva, el concurso que la Universidad
de Harvard convoca y, con ello, el respaldo financiero que permitió
terminar la organización de los archivos notariales del siglo
XVIII. Además, adelantó que está en puerta la
publicación de los archivos en formato de CD, lo cual facilitará
la consulta de la información que guardan los archivos. El
CD permitirá la revisión por palabras clave para recuperarse
por título, autor, materia, etcétera, de la misma manera
en que es posible buscar información dentro de las enciclopedias
multimedia. “Es una fuente valiosísima para los historiadores.
Hay gente que viene a hacer investigación de tales siglos y
sólo existe esta información en los archivos notariales”. |
Los
archivos notariales del Fondo Antiguo |
Archivos
notariales de tres siglos en la vida de tres de las ciudades más
importantes del Estado, Xalapa, Córdoba y Orizaba, se encuentran
bajo custodia de la UV. Registros de escrituras públicas, notariales,
protocolos, y hasta cuestiones civiles, que datan desde el siglo XVI
han sido microfilmados para ser consultados sin ocasionar mayor perjuicio
a los originales.
Alfonsa Sequera, historiadora responsable de los archivos notariales
para el proyecto Harvard, explicó que éstos “llegaron
en meras pacas protegidas entre cartones, pero todavía no se
tenía una idea muy clara de preservación. Usaron (para
protegerlos) papel normal, cuando se debe usar un papel desacidificado
(libre de ácido) porque los documentos están escritos
sobre papel 100 por ciento algodón, no tienen acidez, son naturales,
un tipo de la época colonial muy natural. Después, con
el paso del tiempo y la Revolución Industrial, el papel se
empobreció y la demanda de papel que implicó la difusión
del conocimiento llevó a emplear materiales y métodos
nuevos y se obtuvo un papel de menor calidad, lo que influye para
un detrimento en la duración de vida del papel”. |
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De
acuerdo con Alfonsa Sequera, los archivos notariales a resguardo
en la UV comprenden la vida de Xalapa, Córdoba y Orizaba
del siglo XVI al XIX.
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El
archivo de Orizaba llegó en condiciones lamentables. Al día
de hoy, se han encuadernado entre portadas de plástico y piel
para proteger los documentos y se ha intercalado entre ellos hojas
de papel japonés o desacidificado, pues la tinta de algunos
archivos es del tipo moderna, conocida como ferrogálica, que
logra traspasar el papel y quema las hojas inferiores. La acidez de
la tinta logra traspasar el documento y origina manchas que con el
paso de los años se convierten en perforaciones.
De esta ciudad, se resguardan documentos notariales de 1580 a 1889.
Contiene documentos y manuscritos que van de mediados del siglo XVI
a principios del siglo XX y constituyen fuentes primarias para el
conocimiento e investigación histórica, económica,
social y cultural de esa región durante el periodo colonial
y el México independiente. |
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, todavía existe material
muy deteriorado, con perforaciones, que alguna vez estuvo expuesto
a la humedad y conserva manchas originadas por hongos y acidez. Este
acervo fue rescatado en 1988 (véase Universo, núm. 81,
noviembre de 2002), en franco estado de deterioro, por la maestra
Adriana Navega, investigadora de la UV, y contiene documentos de 1635
a 1900, muchos de los cuales se encuentran microfilmados. Por su parte,
los archivos de Xalapa van de 1578 a 1886 y fueron indexados por el
investigador Gilberto Bermúdez.
Por la delicadeza que exige su manejo, la consulta de los notariales
se realiza exclusivamente en sala y con cubreboca, puesto que, según
explicó Sequera Victoriano, existe tanto el riesgo de maltratar
los documentos, dejarles residuos de grasa de los dedos o saliva,
como el de que quien los consulta se exponga a hongos y polvo que
pueden ser dañinos para personas muy sensibles.
Fuera de éstas, “no hay restricciones de ningún
tipo, nos interesa que se conozca el pasado rico y vasto que tenemos,
que la tecnología también sirve para rescatar y difundir
todo esto que tenemos”. En este sentido, destacó que
el proyecto Harvard permitió configurar una aplicación
de cómputo para integrar las actas notariales, el resumen e
índice de cada escritura y un sistema de búsqueda como
el de las enciclopedias multimedia más comunes. “Si alguien
se interesa por estudiar una persona, una calle, una ciudad, se puede
hacer con sólo ingresar el nombre y obtener todos los datos.
Estos documentos son históricos y son nuestro patrimonio, pero
también sirven para estudiosos de arquitectura, historia, sociología,
antropología, ingeniería, pues es un mundo por explotar”. |
Noticias
de los siglos XVIII y XIX (y anteriores) |
Dentro
de las Colecciones Especiales del Fondo Antiguo de la UV se resguardan
195 títulos que abarcan del siglo XVIII a principios del XX,
en los cuales es posible encontrar libros, folletos y revistas de
la época, entre los que se cuentan ejemplares de los primeros
periódicos del país y la ciudad.
En 1722 se empieza a publicar la Gaceta de México,
que informa sobre sucesos de la Nueva España y de la Madre
Patria y existen en la USBI ejemplares de 1725 a 1734, encuadernados
en piel de carnaza y que abarca cuestiones de cultura y ciencia. Una
de las primeras publicaciones periódicas en el XVIII, siglo
en el que, a decir de muchos especialistas, existió una libertad
de prensa mayor que la de hoy día.
Entre los periódicos y revistas antiguos se encuentran ejemplares
de El Domingo: para las familias de México, el cual
resulta, según Sequera, “un poco moralista y dentro de
los cánones de la cultura”. En él se pueden apreciar
caricaturas (un poco a la manera de ciertos grabados chuscos) que
ilustraban las publicaciones y mediante las que se ejercía
una parte de la crítica del siglo XIX. Al margen de una de
ellas se puede leer: “Guerra declaro a todo monigote, palo habrá
de los pies hasta el cogote”. Otra publicación que se
puede consultar es El Padre Cobos, que también cuenta
con caricatura política y que data de 1876, y el periódico
La Orquesta, de 1874, cuyo lema lo anunciaba como un periódico
de buen humor. |
El
primer periódico de Xalapa se imprimió en 1824 y publicaba
las discusiones del Congreso. Fue con México intelectual:
revista pedagógica, científico-literaria
cuando, entre otros redactores, Enrique C. Rébsamen
se dio a la tarea de hacer llegar a la sociedad información
de relevancia para la época, es decir, finales del siglo
XIX. El boletín de la sociedad Sánchez Oropeza
fue publicado por el Colegio Preparatorio, primero el de Orizaba
y luego el de Xalapa. Fue la primera publicación del estado
de Veracruz y se fundó en Orizaba en 1834. |
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También
existen ejemplares de El correo de ultramar o El siglo
Diez y Nueve, el primero de corte científico y literario
y el segundo impreso en dos épocas distintas: una con gacetilla
literaria en las faldas del periódico y otra sin ella. Según
explicó Sequera, las publicaciones llegaron a la UV merced
a donaciones que hizo el Colegio Preparatorio de Orizaba.
Además, se pueden contar libros cuya importancia depende de
elementos diversos. Existe un libro antiguo de mitología, escrito
en francés, cuya belleza la definen los cientos de grabados
que ilustran pasajes del imaginario colectivo universal como el mito
bíblico de los gigantes, el caos antes del principio de todas
las cosas o la caja de Pandora. También se cuenta con un manuscrito
del médico orizabeño Luis Paba, quien escribió
en el siglo XVIII un tratado sobre las corrientes sanguíneas.
El Cuaderno de Arterias es de los pocos libros de ciencia
de la época que se resguardan en el Fondo Antiguo, acaso porque
“en el siglo XVIII los libros que se imprimían era sobre
todo morales o religiosos; la ciencia en México se retrasó
un poco, se publicó tardía”, explicó Sequera.
Según la historiadora, “el manuscrito de Paba tiene doble
valor: porque es de ciencia y porque es manuscrito, es decir, único.
Un manuscrito no se imprime en grandes cantidades, sino que se escribe
y se encuaderna, como hizo Luis Paba, quien estudió en un colegio
de médicos de reyes y fue nombrado Cirujano de la Real Armada
en 1789”. |
Bóvedas
de seguridad para libros |
En
la novela El Club Dumas, de Arturo Pérez-Reverte,
el protagonista es un mercenario bibliófilo conocido como Lucas
Corso que sigue el rastro de un libro como se sigue el de un criminal.
Independientemente de la trama, la novela permite al lector asomarse
al mundo de los libros raros y antiguos, objetos de culto por parte
de una comunidad conocedora y ansiosa por hurgar en el pasado. Una
posibilidad parecida se encuentra en la bóveda de seguridad
de las Colecciones Especiales.
Al fondo de la misma sala donde se resguardan los archivos notariales,
se encuentra una edición libro incunable de Los Cinco Libros
de Séneca, impreso en Sevilla, España, el 28 de
mayo de 1491. El término proviene del latín Incunabulum,
que significa cuna, y este tipo de obras tiene un gran valor histórico
y cultural por su antigüedad, toda vez que datan del origen de
la imprenta de caracteres movibles y aparecieron por primera vez a
finales del siglo XV.
Ejemplares de libros de rezos todavía conservan las marcas
realizadas por los censores de la Santa Inquisición, quienes
los revisaban para evitar que un conocimiento perjudicial para la
Iglesia-Estado llegara a la luz pública. En esta sección,
existe un libro prohibido por el Santo Oficio y otros que conservan
las marcas de fuego que los jesuitas hacían en sus libros para
identificarlos, de la misma manera que se hizo y se hace con esclavos
y reses. Existe, también, un libro escrito en árabe,
latín y griego que hace la crónica de una peregrinación
hacia Tierra Santa, cuya fecha de publicación se remonta al
año 1600. La
biblioteca de Juan de la Cabada y su fantasma
Dentro de las Colecciones Especiales se encuentra, también,
el acervo personal, es decir, la biblioteca y el archivo del escritor
campechano Juan de la Cabada, que contiene manuscritos, libros autografiados,
correspondencia, pinturas obsequiadas por sus amistades e incluso
una de las máquinas de escribir que utilizó, entre
otros artículos personales.
En 82 cajas se conservan fotos de Héctor García, sobre
todo, Nacho López y una de Henri Cartier-Bresson, fotógrafo
de fama mundial, que tal vez no sea única pero es original.
Hay cuentos, guiones cinematográficos –algunos inéditos,
como el escrito junto a Elena Garro–, muchos trabajos de escritores
como Elena Poniatowska y Carlos Monsiváis que se puede suponer
fueron enviados a De la Cabada para revisión, así
como material inédito sobre su participación en la
guerra civil española, manuscritos de las sentencias de los
presos políticos del 68, así como diversos escritos
académicos que marcan la trayectoria y muestra la riqueza
de este escritor universal.
Además, según versiones de quienes trabajan en el
Fondo Antiguo, el archivo personal del cuentista viene con apariciones
incluidas. En más de una ocasión, se ha visto deambular
la sombra de una persona alta, vestida en colores claros, que corresponde
a la silueta y atavíos regulares del escritor.
También se resguarda la Colección Ignacio Villa Díaz,
bibliófilo xalapeño, considerada valiosa porque entre
los diversos títulos que la componen existen
primeras ediciones o raras de diversos libros en los ámbitos
de la literatura y la
filosofía. Además, los encargados de las Colecciones
se dieron a la tarea de recuperar todas las publicaciones que han
hecho investigadores universitarios desde la fundación de
la UV, editados por esta casa de estudios o por otras editoriales,
así como las colecciones completas de La Ciencia y el
Hombre, La palabra y el hombre, Gaceta, Semiosis y
las publicaciones periódicas de la UV como Sotavento
y Texto Crítico. |
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