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No
logra la rehabilitación ni el cambio de conducta
La prisión sólo recicla y entrena a los delincuentes:
Ana Gamboa
Edith Escalón |
El
sistema penitenciario mexicano se ha convertido en un centro de entrenamiento
para el delito que sólo provoca el reciclaje delincuencial,
la especialización de los presos en delitos cada vez más
sofisticados y la gestación de nuevas formas de delinquir,
aseguró Ana Gamboa de Trejo, jurista especializada en criminología
y ciencias penales. |
Ana Gamboa de Trejo.
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“Lo
único que la prisión cancela es la libertad, pero no
está logrando modificar sustancialmente la conducta de los
reos”, aseveró la jurista, investigadora de la Universidad
Veracruzana, también ex directora del Centro de Readaptación
Social de Pacho Viejo, en el estado de Veracruz.
“Hoy ya no hablamos sólo de delitos tradicionales como
homicidios, violación o robo; hoy tenemos ante nosotros el
flagelo del crimen organizado, la trata de blancas, la prostitución
infantil, la distribución de drogas, los secuestros telefónicos,
de toda una serie de nuevos delitos que se están gestando en
prisión”. |
Lamentó que la institución penal mexicana no esté
garantizando la seguridad social pues, según su percepción,
“marcha a través de una inercia de corrupción
y de falta de atención a los reclusos”, pese a que los
fundamentos constitucionales establecen derechos humanos aún
para quienes han cometido algún delito.
Gamboa, quien abordó este tema y sus implicaciones en el libro
La pena de prisión (teoría y prevención)
–publicado este año por la Editorial de la UV–,
comentó que en México ya son más de 100 mil las
personas que permanecen en prisión y, en Veracruz, la cifra
ha pasado de seis mil, en 1995, a 10 mil en este año, lo que
prende focos rojos para las autoridades veracruzanas.
“Las estadísticas se pueden manejar: se puede decir que
hay más persecución, más vigilancia y más
seguridad, y por lo tanto, más presos, pero lo cierto es que
casi duplicar la cifra tan sólo en una década nos habla
de que la delincuencia no sólo no se controla, sino que está
creciendo”, comentó Gamboa, quien imparte cátedras
en la Facultad de Derecho de la UV.
Explicó que la seguridad implica que a las personas que han
cometido un delito se les suprima la libertad para “repersonalizarlas”
al interior de la prisión y hacerles entender que pueden ser
personas útiles para el resto de la sociedad, sin embargo,
en la prisión no se rehabilita ni se readapta a los delincuentes.
Opinó que el aumento de las penas y sanciones no logrará
reducir la delincuencia, ni lo hará la construcción
de nuevos centros penitenciarios, ya que este problema social no puede
atacarse sólo en su fase terminal “tenemos que buscar
sus orígenes”. Un
libro de análisis y propuestas
El texto de Ana Gamboa, producto de una investigación para
sus estudios doctorales, apunta a concebir la prevención
del delito no como el incremento de la pena, sino como la búsqueda
de avances en el campo de la rehabilitación y la resocialización
de sancionados, e incluso señala que en muchos casos la pena
de prisión debiera evitarse.
Para lograrlo, Gamboa propone una política integral en la
que entren en acción el conjunto de los derechos y las políticas
de estado: “Hay que dejar de hablar sólo de castigos
para empezar a ofrecer trabajo digno, salario, alimentación,
educación, conquistas que sólo se lograrán
a través de un enfoque social global de la justicia y el
respeto de los derechos humanos”.
Esto implica no dejar toda la carga de la seguridad pública
y de la prevención del delito en el derecho penal, sino procurar
que intervengan también el derecho económico, a la
educación o el familiar, entre otros, y a la vez, todas las
políticas estatales.
“Cuando hablamos de delincuencia estamos hablando de desempleo,
de cinturones de miseria, de analfabetos, de una economía
disparatada en donde unos tienen más y otros nada; cuando
hablamos de delincuencia tenemos que analizar por qué hay
migración del campo a la ciudad, por qué se están
generando nuevos delitos que afectan a capas sociales más
vulnerables como niños, mujeres, ancianos, indígenas,
etc.”
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