Año 6 • No. 203 • noviembre 28 de 2005
Xalapa • Veracruz • México
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  No logra la rehabilitación ni el cambio de conducta
La prisión sólo recicla y entrena a los delincuentes: Ana Gamboa
Edith Escalón
El sistema penitenciario mexicano se ha convertido en un centro de entrenamiento para el delito que sólo provoca el reciclaje delincuencial, la especialización de los presos en delitos cada vez más sofisticados y la gestación de nuevas formas de delinquir, aseguró Ana Gamboa de Trejo, jurista especializada en criminología y ciencias penales.


Ana Gamboa de Trejo.

“Lo único que la prisión cancela es la libertad, pero no está logrando modificar sustancialmente la conducta de los reos”, aseveró la jurista, investigadora de la Universidad Veracruzana, también ex directora del Centro de Readaptación Social de Pacho Viejo, en el estado de Veracruz.

“Hoy ya no hablamos sólo de delitos tradicionales como homicidios, violación o robo; hoy tenemos ante nosotros el flagelo del crimen organizado, la trata de blancas, la prostitución infantil, la distribución de drogas, los secuestros telefónicos, de toda una serie de nuevos delitos que se están gestando en prisión”.
Lamentó que la institución penal mexicana no esté garantizando la seguridad social pues, según su percepción, “marcha a través de una inercia de corrupción y de falta de atención a los reclusos”, pese a que los fundamentos constitucionales establecen derechos humanos aún para quienes han cometido algún delito.

Gamboa, quien abordó este tema y sus implicaciones en el libro La pena de prisión (teoría y prevención) –publicado este año por la Editorial de la UV–, comentó que en México ya son más de 100 mil las personas que permanecen en prisión y, en Veracruz, la cifra ha pasado de seis mil, en 1995, a 10 mil en este año, lo que prende focos rojos para las autoridades veracruzanas.

“Las estadísticas se pueden manejar: se puede decir que hay más persecución, más vigilancia y más seguridad, y por lo tanto, más presos, pero lo cierto es que casi duplicar la cifra tan sólo en una década nos habla de que la delincuencia no sólo no se controla, sino que está creciendo”, comentó Gamboa, quien imparte cátedras en la Facultad de Derecho de la UV.

Explicó que la seguridad implica que a las personas que han cometido un delito se les suprima la libertad para “repersonalizarlas” al interior de la prisión y hacerles entender que pueden ser personas útiles para el resto de la sociedad, sin embargo, en la prisión no se rehabilita ni se readapta a los delincuentes.

Opinó que el aumento de las penas y sanciones no logrará reducir la delincuencia, ni lo hará la construcción de nuevos centros penitenciarios, ya que este problema social no puede atacarse sólo en su fase terminal “tenemos que buscar sus orígenes”.

Un libro de análisis y propuestas
El texto de Ana Gamboa, producto de una investigación para sus estudios doctorales, apunta a concebir la prevención del delito no como el incremento de la pena, sino como la búsqueda de avances en el campo de la rehabilitación y la resocialización de sancionados, e incluso señala que en muchos casos la pena de prisión debiera evitarse.

Para lograrlo, Gamboa propone una política integral en la que entren en acción el conjunto de los derechos y las políticas de estado: “Hay que dejar de hablar sólo de castigos para empezar a ofrecer trabajo digno, salario, alimentación, educación, conquistas que sólo se lograrán a través de un enfoque social global de la justicia y el respeto de los derechos humanos”.

Esto implica no dejar toda la carga de la seguridad pública y de la prevención del delito en el derecho penal, sino procurar que intervengan también el derecho económico, a la educación o el familiar, entre otros, y a la vez, todas las políticas estatales.

“Cuando hablamos de delincuencia estamos hablando de desempleo, de cinturones de miseria, de analfabetos, de una economía disparatada en donde unos tienen más y otros nada; cuando hablamos de delincuencia tenemos que analizar por qué hay migración del campo a la ciudad, por qué se están generando nuevos delitos que afectan a capas sociales más vulnerables como niños, mujeres, ancianos, indígenas, etc.”