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Por
Edith Escalón y Alma Espinosa
(fotos: César Pisil y Gustavo Carmona) |
Más
de 5 mil plantas para la reforestación fueron preparadas en
el vivero universitario de Acayucan |
¿Qué
es un manglar?
Manglar es el conjunto de árboles de mangle que se localizan
en desembocaduras de ríos, lagunas, terrenos con relieve
plano y fangoso periódica y parcialmente inundado por
aguas. Puede adaptarse en agua dulce o salada y la combinación
de ambas. Su importancia radica en que ayuda a mantener buena
parte de las redes alimenticias (incluso hasta llegar al hombre),
pues produce nutrientes orgánicos y sirve de criadero
para muchas especies.
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En
36 hectáreas del sur de Veracruz, a orillas del río
Coatzacoalcos y de las lagunas de Sontecomapan y Ostión, donde
hasta hace unos meses quedaban menos de 60 árboles de mangle
botoncillo, hoy, gracias al trabajo de la Universidad Veracruzana
existen más de cinco mil nuevas plantas, 500 ya sembradas en
las riberas y más de 4 mil 500 en el vivero de la Facultad
de Ingeniería en Sistemas de Producción Agropecuaria
(FISPA), en Acayucan.
Ahí está la “semilla” de un futuro bosque
de mangle, que además de incluir a la especie botoncillo contará
con mangle blanco, rojo y negro, y árboles de humedales como
macaya, apompo y agotope, especies que también se están
propagando en el vivero. Con ellas, la UV espera rehabilitar parte
de la zona de humedales donde los manglares que antes existían
han sido devastados por años de contaminación y de explotación
local.
El trabajo científico implicado en la propagación ha
sido posible gracias a estudiantes, académicos e investigadores
de la UV, quienes han realizado durante meses el seguimiento, control
e investigación de los procesos implicados en la propagación
y reforestación.
Además, a ellos se debe la colecta de semillas que se hizo
entre los pocos manglares que quedaban en la zona, lo que representa
rescatar el germoplasma (o los genotipos) de esos mangles que se han
adaptado a través de los años a las condiciones de clima,
suelo, salinidad, contaminación y otros factores que influyen
en su crecimiento. Ésta es la historia. |
![](images/Fispa-(3).gif) |
Especie
bandera
De acuerdo con la Norma Oficial Mexicana, el mangle botoncillo (Conocarpus
erectus) está clasificado como una “especie bajo protección
especial”, pues su población en el sur de Veracruz
está prácticamente desaparecida. De ahí el
interés de la UV por elegirla como “especie bandera”
para el programa de reforestación que, cabe decir, existe
gracias al apoyo y financiamiento de instancias como Petróleos
Mexicanos y la Comisión Nacional Forestal. |
Gustavo Carmona, académico e investigador de la FISPA de la
UV, reconoció que algunos autores mostraban que es difícil
propagar esta especie, y sin embargo, lo lograron: “Hasta este
momento no hemos tenido mortandad de ninguno de los individuos sembrados”,
aseguró, luego de reconocer que el éxito proviene desde
los pilotos de ensayo y error.
Explicó que la importancia de los mangles radica en la organización
de las cadenas tróficas y alimenticias, pues sus hojas, raíces,
tallos y demás partes aéreas se transforman y degradan
(al caer al suelo) convirtiéndose en nutrientes para muchas
especies, incluso peces de importancia comercial. “Si no hay
manglar muchas especies no tiene qué comer y tampoco el hábitat
para subsistir o reproducirse, y eso trae consecuencias incluso para
la pesca”, comentó. |
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De
hecho el manglar es el ecosistema terrestre más productivo
que existe, pues también sirve como refugio y zona de anidación
de muchas aves y especies de invertebrados, función que ha
sido fundamental para reconocer mundialmente la necesidad de conservar
estos ecosistemas, dijo Carmona, quien es además coordinador
de la conservación de los manglares y humedales de Sontecomapan,
sitio reconocido mundialmente por su importancia ecológica.
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Educación
ambiental
La propagación de mangle la iniciaron a principios de 2004
con estudios de campo, y ha estado acompañada desde entonces
por un intenso programa de educación ambiental que ha permitido
integrar a los habitantes de las comunidades aledañas al programa
de conservación y remediación.
Y es que según dijo, no ha habido un uso sustentable de los
manglares, pues presentan características que los vuelven vulnerables
a la explotación: su madera es fácil de cortar y de
escasas dimensiones, por lo que es muy utilizada para postes, varetas,
polines, construcción de casas e incluso artes de pesca, pero
sobre todo para leña, ya que produce una combustión
lenta, intensa y con poco humo |
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El
investigador universitario explicó que además de recolectar
y sembrar semilla, y propagar el mangle en vivero utilizando técnicas
hortícolas (a partir de esquejes y acodos), han realizado monitoreos
permanentes de los mangles para ver su estado de salud, sus tallas
y evitar que la gente lo utilice inadecuadamente.
Puesto que un árbol de mangle se considera adulto cuando empieza
a producir semilla, el universitario aseguró que serán
en promedio cinco años los que tardarán en crecer las
plántulas que se siembren este año en los municipios
de Sontecomapan, Pajapan, Nanchital y Coatzacoalcos. |
Estudiantes,
motor de la reforestación
El ejército conformado por estudiantes de Ingeniería
en Sistemas de Producción Agropecuaria, Ciencias Agrícolas,
Ciencias Agropecuarias y Biología, distribuidos en todo el
estado de Veracruz, “es la fuerza de trabajo que realmente
está impulsando el proceso de reforestación”,
aseguró Gustavo Carmona.
De hecho, reconoció que la participación estudiantil
ha sido el motor del proyecto: “Ahora ellos tienen otra visión
y están trabajando arduamente, sobre todo en las evaluaciones
de campo y en la etapa de reforestación, llevando las plantas
del vivero al campo”.
Según dijo, también los alumnos de licenciatura, maestría
y Técnico Superior Universitario están involucrados
en todo el proceso de reforestación. De éste elaboran
trabajos semestrales y tesis, incluso algunos realizan estancias
estudiantiles y prácticas profesionales, en las que además
de aprender, colaboran en la conservación de los manglares
y algunas otras especies que están catalogadas como vulnerables
o en peligro de extinción por la Unión Internacional
para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Debido a la trascendencia de los trabajos en pro de la conservación
y restauración, estudiantes de posgrados también se
han incorporado y cuentan con la dirección de Gustavo Carmona
para sus tesis. Es el caso de Eduardo Morín y Aarón
Mosqueda Aguilar, quienes estudian la maestría en Ciencias
Agropecuarias de la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco
y colaboran en la Coordinación de proyectos de la Dirección
de Vinculación General de la UV.
Investigación
Utilizando plantas producidas en el vivero de la FISPA, el proyecto
de Eduardo Morín busca establecer dos etapas biológicas
del mangle botoncillo (Conocarpus erectus), una de planta y otra
de plántula, para determinar cuál de las dos se establece
de mejor manera en las riberas del río Coatzacoalcos, donde
se encontraron tan sólo dos árboles de esta especie.
La población de estos árboles está en decremento,
pues hasta el año pasado se contabilizaron 42 en el ejido
Jicacal y actualmente, informó, la población se redujo
a la mitad. La causa principal es el daño antropogénico
(es decir, causado por el hombre) provocado, entre otros factores,
por la extracción continua de madera.
Eduardo Morín declaró que debido a la carencia de
información respecto a esta especie, pretende generar conocimientos
para su manejo y contribuir en futuros programas de reforestación.
Esta misma misión ostenta la tesis de Aarón Mosqueda,
pero con la especie conocida como macaya o macayo (Andira galeottiana
) que está en riesgo, según la UICN.
En este caso también determinará la mejor manera para
su reproducción, ya que de un rastreo que se realizó,
no se encontraron plántulas ni plantas jóvenes, sólo
adultas. Lo anterior indica que la especie tiene problemas de recolonización
de nuevas áreas o repoblación de las áreas
donde ya se encuentra.
Para remediar esto, al igual que con el mangle botoncillo, se establecieron
tres plantaciones en igual número de sitios, a los que dos
se llega sólo por vía marítima y el otro vía
terrestre. Esto tiene como finalidad evitar invasiones por ganado
o personas para que los resultados sean más certeros y que
las especies queden establecidas en su hábitat natural. |
Trabajo
de equipo
Además de los estudiantes, el equipo universitario que
hace posible la reforestación está compuesto por
dos profesores de la Facultad de Ingeniería en Sistemas
de Producción Agropecuaria: Gustavo Carmona y Héctor
Hugo Hernández, quienes han contado con el apoyo de autoridades
de la UV, entre ellos Ernesto Rodríguez Luna, director
del Área Académica Biológico Agropecuaria,
así como Antonio Fernández Figueroa y Alejandro
Retureta Aponte, director y secretario de la Fispa de Acayucan.
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