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Con
un Concierto de Gala
Debutaron pequeños del CIMI
como grandes compositores
Gina Sotelo |
Cual
versiones “a la mexicana” de Mozart, una decena de niños
de 10, 11 y 12 años acaban de hacer su debut como compositores.
Se trata de noveles talentos del Centro de Iniciación Musical
Infantil (CIMI), quienes escribieron música de cámara
con tal nivel que tuvo que ser ejecutada por profesionales de la interpretación,
maestros del CIMI y estudiantes de la Facultad de Música, esto
como parte de la celebración del 25 Aniversario del CIMI.
Minutos antes de las siete de la noche del lunes 29 de mayo, la Sala
Chica del Teatro del Estado estaba llena a su totalidad para escuchar
el Concierto de Gala. El público era muy variado, aunque visiblemente
resaltaba la presencia de los niños. |
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En
las primeras filas se veían inquietos –aunque en orden–
pequeños con tenis de luces que prenden y apagan con cada pisada,
el disfrazado de Superman, el que no tuvo tiempo de quitarse el uniforme,
los “de brazos” cargados por su mamá, la de peinado
de “palmeritas” o el peinado de Gokú.
Y por fin se abrió el telón. El escenario estaba enmarcado
con sendos arreglos florales. Los encargados de dar el mensaje de
bienvenida fueron los maestros Cutberto Córdova y Emil Awad. |
La
primera parte de este concierto fue la participación del Coro
de mamás de los niños del Centro. Es evidente que al
verse involucrada la familia en el quehacer musical del pequeño
estudiante, se estrechen los lazos entre padres e hijos, apoyándose
mutuamente en el estudio. Ellas interpretaron Limoncito, Cielito lindo
y Caminante del Mayab, dirigidas por Marcela Almazán.
En el concierto se vio culminado otro de los proyectos sin parangón
en la educación musical en la República: el estreno
mundial de obras de los alumnos del Taller de Composición,
en el que participaron los maestros José Saldaña Ballesteros,
Dulce María Osorio y José Humberto Robles Linares. Las
piezas escritas por los niños fueron ejecutadas por maestros
y ex alumnos del CIMI.
Con sonidos dulces, armónicos y con diferentes grados de dificultad
se fueron escuchando una a una las 10 nuevas composiciones de los
niños: Sonata 44, de Irvin Yael Martínez; Luna azul,
de José Jaime Flores; Cascadas al viento, de Alejandra Arnaud;
Jardín de Rosas, de Mayté del Carmen Hernández,
así como María Esther, de Angélica Ríos
del Río.
Tras un intermedio siguieron las piezas Mi encuentro con la música,
de Leticia Bonilla; Brisa marina, de Yamuri Alexandra Cárdenas;
Estrellas, de Saraí Dorantes; Felicidad, de Ricardo Vélez
y Popurrí de mis primeras composiciones para piano, de Aldebarán
Carrasco, quien fue además solista de su propia obra.
Los temas compuestos para una orquesta de cámara que incluyó
flauta, clarinete, fagot, violín, violonchelo, contrabajo,
guitarra y piano, sorprendieron no sólo a los padres, familiares
y amigos de los niños, sino a los propios compositores que
aunque chiquitines, han dado ya un primer gran paso en la composición
musical.
Está comprobado que la composición de la música
nutre la inteligencia de los niños y la experiencia de aprender
a componer enriquecerá directamente todos los ámbitos
de su vida. Es por esto que en el CIMI, de manera permanente, se proponen
novedosos programas que potencian al máximo las infinitas capacidades
de los niños.
Casi a las nueve de la noche terminó el concierto. Padres satisfechos,
niños orgullosos, público complacido. Se logró
el objetivo a través de la música. Una vez más,
el CIMI demostró que su riqueza –y la de Veracruz–
está en sus niños, en este caso, en sus pequeños
grandes músicos. |
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