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Subsidiarla
es un error, dice investigador de la UNAM
Cuesta
el agua mucho más
de lo que pagamos por ella
Edith Escalón
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Los
siete pesos que pagamos por cada mil litros de agua no reflejan ni
remotamente el verdadero precio del líquido vital, pues hacerla
disponible implica, entre otros costos colaterales, una fuerte inversión
en procesos de búsqueda, purificación, infraestructura
para el abasto, operación, transportación, monitoreo
de fuentes e investigación.
Para Ramiro Rodríguez Castillo, investigador de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), éste es uno
de los mayores problemas que afecta el abasto de agua, provocando
además una crisis que será irreversible si no se actúa
en consecuencia.
De visita en la Universidad Veracruzana (UV), donde junto con investigadores
del Centro de Ciencias de la Tierra de esta casa de estudios el geólogo
unamita realiza proyectos de monitoreo de contaminantes en mantos
acuíferos subterráneos, aseguró que subsidiar
el líquido vital es un error el cual, lejos de ayudar, aumenta
el problema.
“Ya no podemos seguir una política de tolerancia porque
es insostenible”, dijo luego de exponer que el 80 por ciento
del agua es subsidiada para la agricultura, 40 por ciento de la población
no paga un peso por el líquido, y que el porcentaje restante
de los usuarios es el que aporta de forma mínima el costo de
operación.
“El agua es vital, a diferencia del petróleo y otros
recursos. No hay alternativas para sustituirla, por eso revalorar
su precio es una tarea urgente para la sociedad”, aseguró
el investigador en el Museo de Antropología, donde ofreció
una charla como parte del programa de divulgación científica
Sábados en la Ciencia.
Frente a un auditorio conformado principalmente por niños y
jóvenes, aseguró que “pagar nueve pesos por mil
litros de agua potable es absurdo”, cuando las empresas venden
en alrededor de 10 pesos un solo litro en presentación individual,
y un garrafón con 20 litros en poco más de 25 pesos,
aprovechando el recurso para hacer negocios millonarios.
Por otra parte, explicó que el 70 por ciento del agua proviene
de mantos subterráneos, lo que dificulta aún más
los procesos previos al abasto: “El primer problema que tenemos
es que no sabemos cuánta hay, dónde está y en
qué condiciones, por eso es indispensable invertir en investigación,
monitoreo, conservación y todo aquello que contribuya a preservar
esas fuentes subterráneas y las zonas de recarga”.
Según dijo, las aguas dulces superficiales están cada
vez más contaminadas o son cada vez más escasas, de
ahí la necesidad de apostar por las fuentes subterráneas,
aun a pesar de los altos costos que representa la investigación
y el aprovechamiento de las mismas, en comparación con las
superficiales.
Aunque enfatizó una y otra vez la necesidad de invertir en
este aspecto, señaló que el asunto más urgente
es formar especialistas que puedan desarrollar la investigación
en torno al agua, y que sean capaces de gestionar y administrar adecuadamente
el recurso. |
Para
Ramiro Rodríguez Castillo, investigador de la UNAM, subsidiar
el agua es un error. |
“En
México, cinco carreras acaparan el 90 por ciento de la matrícula
universitaria, carreras saturadas en el mercado laboral; sin embargo,
sólo hay 300 expertos en hidrogeología en el país
y ni un solo programa de licenciatura que forme expertos en el área.
Lo único que existe es una serie de posgrados encaminados a
la profesionalización”. |
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