Año 6 • No. 225 • junio 5 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Café orgánico: alternativa de
comercio para Veracruz
Fernanda Melchor
Continuará la crisis si Estado e instituciones educativas no promueven una conciencia empresarial y de estándares de calidad entre productores: investigador de la UV
El café orgánico –el que es producido sin el uso de plaguicidas o fertilizantes de origen químico o sintético– constituye una buena alternativa de comercialización para los cafeticultores mexicanos, ya que nuestro país se encuentra, según datos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en el primer lugar de exportación de este producto de valor agregado.

“La demanda de café orgánico ha ido creciendo en los países desarrollados, pero aún nos queda mucho trabajo para vencer las asimetrías en el proceso, que en parte han causado la aparición de círculos de pobreza, inestabilidad social en las regiones productoras y la exagerada migración”, señaló Gustavo Guerra Galindo, durante la conferencia “Alternativas del mercado de café mexicano”.

Durante su participación en el Segundo Encuentro de la Universidad Veracruzana (UV) y la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), el profesor investigador de la Facultad de Economía de la UV explicó la dinámica mundial de la producción de este grano aromático, las tendencias de los mercados internacionales y la problemática que aqueja a la producción del café en México.

Crisis cafetalera
“Parte del problema es que, desde la desaparición del Consejo Mexicano del Café, no existe en nuestro país ninguna instancia de capacitación y vinculación entre productores”, afirmó Guerra Galindo.

Además, el profesor señaló otros de los problemas que aquejan el sector: bajo rendimiento en quintales por hectárea en comparación con Brasil o Vietnam, rezago tecnológico, supremacía de las compañías trasnacionales como Nestlé y Phillip Morris, así como una producción minifundista que depende de intermediarios para la comercialización del grano.

“En esta dinámica, los únicos beneficiados son los expendedores y los torrefactores (procesadores industriales), en detrimento de los productores y los transportistas, que en un 90 por ciento dependen de los precios dictados por los intermediarios”, explicó Guerra Galindo.

Necesaria, intervención institucional
Entre las ideas propuestas por el investigador para combatir la crisis del café en México, sugirió crear una conciencia comercial entre productores y torrefactores. Los primeros para que definan las características de su café y contacten diversos mercados; los segundos para que estén actualizados acerca de las tendencias y los gustos del mercado para colocar mejor su producto.

Asimismo, enfatizó la necesidad de estandarizar las muestras, pues “la industria del café se basa en la reputación de la mezcla, su calidad sensorial y su consistencia”. Por ello, asistir a ferias del café y catas, así como mantener constante la calidad del producto, es indispensable para hacerse un nicho en un mercado dominado por Brasil, Colombia, Vietnam y algunos países africanos.

Guerra Galindo explicó que esta asimetría entre nuestro país y Brasil se debe a que, a diferencia de México, la producción cafetalera en el país del Cono Sur se caracteriza por latifundistas con más hectáreas por persona, más quintales por hectárea, por instituciones que capacitan y regulan el mercado, por un consumo interno muy elevado (cinco kilos por cápita al año, contra 800 gramos en México) y una serie de instrumentos utilizados para analizar y certificar la calidad del café.