Año 6 • No. 225 • junio 5 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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Estudiantes extranjeros relatan sus historias
50 jóvenes de trece países deciden
estudiar en la UV cada semestre
Fernanda Melchor
Ellos cuentan sus historias y la diversidad de las razones de su llegada a Veracruz. Quizás lo único que poseen en común es su juventud (tienen entre 18 y 25 años de edad), el interés por la cultura mexicana y por todo lo que la Universidad Veracruzana (UV) les ofrecerle a través de sus carreras y programas de intercambio.

Son los estudiantes extranjeros que actualmente están inscritos en alguna experiencia educativa de las cinco áreas académicas de esta casa de estudios y su número se acrecienta al aumentar la cantidad de convenios que la UV establece con otras instituciones extranjeras.

Provenientes de países como Japón, Estados Unidos, Canadá, Francia, España, Bélgica, Alemania, Noruega, Inglaterra, República Dominicana, El Salvador, Colombia, Perú y Guatemala, sus caracteres, aspiraciones e intereses son diversos, pero ayudan a imprimir un toque multicultural a las aulas de la UV.
Según datos de la Escuela de Estudiantes Extranjeros (EEE), cada año una cincuentena de jóvenes extranjeros en promedio llegan a Veracruz en diferentes programas de intercambio: a través de viajes de estudio que duran unas pocas semanas; algunos estarán por un semestre, otros decidirán quedarse un año escolar.

Incluso, comentó el director de la Facultad de Antropología, José Francisco Kuri Camacho, algunos se “enamoran” de tal manera de la cultura veracruzana que deciden quedarse a residir en México y terminar los estudios. Otros, valientes, llegan por su propia iniciativa y deben pasar el examen de ingreso como cualquier otro aspirante.

Inscritos en las cinco áreas, aunque su presencia sea más fuerte en Humanidades y el área Económico Administrativa, algunos de estos jóvenes extranjeros se han atrevido a contar historias de éxito escolar, de lucha con el idioma, de soledad y de adaptación a un nuevo y extraño medio, la ciudad de Xalapa.

Masakazu Baba, estudiante de Japón.
Masakazu Baba (Japón)
Masakazu Baba es un joven de 22 años, proveniente de Sugito, un poblado “pequeño como Coatepec”, ubicado en el centro de Japón. Desde hace dos años estudia en la Facultad de Economía de la UV, por iniciativa propia. “Cuando hice el examen pensé que no iba a pasar, porque tenía buen nivel de inglés y matemáticas, pero no entendí nada sobre derecho mexicano, y cuando me preguntaron sobre los artículos de la Constitución, tuve que responder al azar”, confesó Masakazu. Escogió la UV “más que nada porque mis vecinos y toda la gente que conocía me decían que la UV era la mejor opción y la de más prestigio, y por eso decidí hacer el examen”, afirmó el joven.
Masakazu decidió estudiar Economía desde que era estudiante de preparatoria en Japón. “De repente, me di cuenta de que mi vida y la de los demás era pura rutina: levantarse, comer, ir a la escuela, comer, acostarse”, explicó. “Un día estaba viendo la tele y estaban dando las noticias de economía, y me pareció fascinante, porque en esta ciencia todo es dinámico y cambia constantemente, y lo que ves un día, al siguiente ya es diferente y hasta pasa a la historia”, afirmó.

El cambio cultural ha sido duro, y sus calificaciones fueron bajas al principio, por su pobre manejo del idioma, pero afirma que después de un año se siente más fuerte.

Michelle Gaona Fuller (Belice)
Michelle vivió en Belice toda su vida. De padre mexicano y madre beliceña, Michelle decidió estudiar Ciencias Atmosféricas en la UV, ya que esta carrera no existe en su país natal. Con un pequeño acento de anglohablante, Michelle cuenta que al principio fue difícil acostumbrarse al uso del español y al clima xalapeño.

“Decidí venir a la UV porque se me hizo muy interesante la carrera, estudiar el clima y la atmósfera, y me gustaría poder ejercer esta profesión en mi país”, afirmó la joven. “Venir a México fue difícil sin familia, y también fue difícil acostumbrarme a hablar español y más a escribirlo”, confesó Michelle. Actualmente, la muchacha cursa materias de tercer y cuarto semestre, y espera el período vacacional para reunirse con su familia y sus amigos.

Xavier Geoffret (Francia)
Xavier tiene 22 años y llegó hace nueve meses de la Universidad de Le Havre, en Francia, institución que cuenta con un programa institucional de intercambio estudiantil con la UV. Xavier eligió nuestra casa de estudios porque la ciudad de Xalapa le parecía más pequeña y más amigable, “y se me hacía más fácil integrarme”. Estudiante de Negocios Internacionales, le interesa el punto de vista mexicano y latinoamericano sobre esta rama administrativa.

Para Xavier, lo más difícil fue el dominio de la lengua, porque el acostumbrarse al ritmo de vida y a las costumbres fue relativamente sencillo. De Xalapa le gusta que no es grande, “pero tampoco es pequeña y hay muchas cosas que hacer; hay conciertos, teatro y muchas actividades, además de empanadas de pollo y quesadillas”. Su relación con sus compañeros ha sido satisfactoria, y en las clases considera ir bien, a pesar de los pequeños problemas que tuvo al inicio para asimilar el idioma. Su clase favorita es Desarrollo de Programas Motivacionales, materia que no lleva en Francia.

Nastassia Rodríguez (EUA)
Nastassia proviene de la Florida Internacional University, en Miami, Estados Unidos. De descendencia cubana, Nastassia decidió estudiar en Veracruz porque su cultura le parecía semejante a la de Cuba y quería vivir la experiencia “latina”. Tiene 21 años y estudia Negocios Internacionales porque le gusta viajar y conocer diferentes culturas.

“Lo más difícil para mí fue dejar a mi familia porque vivo con ellos y siempre ceno y hago cosas con ellos, así que estar aquí bien lejos es difícil”, afirmó la joven.

De Xalapa le gusta la amabilidad de la gente y la gran oferta de actividades culturales. Cuenta que ha recibido mucho apoyo por parte de sus compañeros de clases y que todos han sido muy amables con ella. Las clases no se le dificultan por su excelente manejo del español, pero mencionó que fue difícil al principio por las diferencias en el sistema de enseñanza.

Su único problema: “A todo le ponen muchísimo chile aquí y yo siento que no puedo comer nada. Pero me gusta mucho el queso de hebra, es delicioso”, bromeó la chica.

Jhon Eric Sanabria de Colombia.
John Erik Sanabria (Colombia)
“Cuando llegué a México hice dos semestres en otra universidad de Xalapa, pero no me gustó y decidí hacer el examen para la UV”, afirmó John Erik, originario de Colombia. El joven quiso entrar a la UV porque supo que era más reconocida en el país y porque su tía, con la que vive, le recomendó que lo hiciera. “Siempre había querido conocer México y estudiar fuera, y por eso estoy aquí”, confesó el muchacho.

Aunque Medicina fue su primera opción, el joven decidió estudiar Nutrición “porque está más enfocado a lo que a mí me interesa, y la ventaja es que la carrera también existe en Colombia”.

Su deporte favorito es el baloncesto. A John Eric le parece que las culturas mexicanas y colombianas son diferentes, pero que no se trata de un cambio brusco, porque hay muchas cosas en común y “tengo la ventaja de estar con mi familia y eso me ha ayudado a adaptarme a no sentirme tan solo”.

Vilde Bjoerlo Oeien (Noruega)
Vilde Bjoerlo Oeien proviene de Oslo, la capital de Noruega, donde estudia Psicología. Aficionada a los viajes, decidió venir a México gracias al convenio que existe entre su universidad y la UV. “Quise venir a México porque quería conocer América Latina, y estuve averiguando por internet y encontré lugares maravillosos que podía visitar en México, y eso fue lo que me impulsó”, afirmó la joven europea. Sus pasatiempos son viajar, acampar, hacer excursiones e ir a la playa. “Todo lo que se refiera a actividades al aire libre”, remarcó.

Lo más duro para Vilde fue acostumbrarse a las diferencias culturales, por ejemplo, en el caso de la puntualidad. “Cuando me ponía de acuerdo para hacer algo, siempre era la primera que llegaba y esperaba a los demás”, bromeó la chica. Vilde estudia Psicología porque le interesa la mente humana, y porque en Noruega hay muchas oportunidades para desarrollar una vida profesional muy interesante. “La psicología me gusta porque combina la teoría, la práctica y la ciencia, y hay muchas posibilidades de trabajar en mucho lugares”, concluyó.

Matthias Legrand (Francia)
Matthias viene también de la Universidad de Le Havre, y vino a la UV porque no había otra posibilidad de intercambio para él. Sin embargo, está “bastante contento porque la ciudad de Xalapa es muy bonita, con una gran talla humana, y el clima me gusta y ya hice muchos amigos mexicanos”. Estudia Negocios Internacionales y le sorprende la gran diferencia que existe entre las manera de hacer negocios en América Latina, Europa y los Estados Unidos.

Para Matthias el cambio más radical en su vida lo constituye la gastronomía. “La comida aquí es buena, pero faltan muchas cosas a las que estoy acostumbrado, como el queso y algunos platillos que hace mi mamá con salsas a base de vino, y no se hacen aquí”, dijo. Matthias encuentra a sus compañeros mexicanos muy agradables, amables y abiertos, lo que hace que la experiencia escolar sea más placentera. No tiene novia mexicana, pues vino de intercambio con su novia francesa, que estudia en la misma universidad en Francia. “Las chicas mexicanas son muy amables con los chavos extranjeros y mi novia se enoja un poco a veces, pero no tanto”.

Cristina Molas (República Dominicana)
“Cuando vine a México tenía 16 años y fue muy difícil, pero cuando algo te gusta, nada es imposible”, afirmó Cristina Molas, de origen dominicano. Extrañaba el clima tropical y las costumbres de su país, pero aprendió a adaptarse para estudiar Nutrición, carrera que no existe en su país. “Comparada con Santo Domingo, la capital de mi país, la gente de Xalapa se me hacía muy conservadora”, dijo, pero se siente muy feliz porque le encanta su carrera y le gustaría ejercer un tiempo la profesión en México para regresar a República Dominicana.

“Mi familia vive en Xalapa, mis padres y mis hermanos, y estamos felices de estar juntos”, declaró Cristina. Los pasatiempos de esta alegre muchacha son leer, patinar y dibujar.

Silvia Ivonne Rosa (El Salvador)
Silvia Ivonne lleva dos años estudiando la carrera de Nutrición en México. “Yo quería estudiar en otro país, me gusta conocer gente y lugares nuevos”. La carrera le parece muy interesante, pero aún no tiene planes a largo plazo.

A Silvia Ivonne le gusta hacer ejercicio e ir al gimnasio, porque son actividades que le benefician y la mantienen ocupada. “Lo más difícil de estar en México ha sido acostumbrarme a la falta de mi familia”, aceptó la joven, “y al clima, que aquí en Xalapa es muy frío, mientras que en mi zona hace mucho calor siempre”. También dijo extrañar la comida salvadoreña, sobre todo las pupusas (especie de gorditas rellenas de queso), y que le ha costado muchísimo acostumbrarse al chile, porque “allá no lo comemos”.

Nataly Baldeón Pérez (Perú)
Nataly Baldeón proviene de Lima, la capital de Perú. “Es una ciudad muy grande y muy parecida al Distrito Federal, por su arquitectura y su gente”, afirmó. Ella toma cursos aislados en la Facultad de Psicología, por lo que no tuvo que pasar por el examen de ingreso. “En realidad, soy como una especie de oyente, y no puedo quejarme, me han tratado muy bien en la UV y los profesores y maestros con los que cuenta son de excelente calidad”, dijo la chica.

En Perú, Nataly estudió la carrera de Idiomas, con especialidad en inglés, e invitada por unos tíos que radican en México, decidió venir de vacaciones y conocer el país. “La gente de Veracruz, sobre todo la que vive en la costa, se me hace muy alegre; son muy abiertos y gritones, muy efusivos en sus sentimientos”, afirmó Nataly, quien toma clases de psicología porque encuentra fascinante el comportamiento del ser humano y desea comprenderlo mejor. Afirmó que le gustaría entrar a la carrera formalmente, pero siente que debe preparase más aún antes de tomar ese paso.

Nataly dijo no haber tenido problemas con el idioma, aunque sí con algunos términos, pues hay muchas palabras que cambian en los dos países, y eso le creaba mucha confusión. “Ahora creo que me he adaptado, aunque sí extraño muchas cosas, sobre todo comida, algunos vegetales que aquí no existen o platillos, como el ceviche, la chicha (agua de sabor) y la cancha (granos de maíz tostado que se comen como botana)”, enumeró.