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Una
sociedad que no lee es un ejército de ciegos
Tengo una deuda de 15 años con la UV; en
Xalapa es donde mejor he escrito: Pitol
Juan
Carlos Plata y Edgar Onofre
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Durante
el reconocimiento que la UV hizo, el Premio Cervantes 2005 calificó
de decisiva la colaboración de Carlos Monsiváis en
su obra
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![](images/Fotos-pitol-centrales.gif)
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El
Premio Cervantes de Literatura 2005, Sergio Pitol, reconoció
una deuda vital con la Universidad Veracruzana (UV) y, al mismo tiempo,
aseguró que la ciudad de Xalapa ha sido “donde mejor
he escrito, es decir, donde mejor he vivido”, además
de que dio a conocer, por vez primera, que la colaboración
del escritor Carlos Monsiváis ha sido decisiva a tal grado
que “sin su ayuda, yo hubiera sido un escritor descuidado”.
Durante la ceremonia en que la comunidad de la UV se sumó a
los variados homenajes que en todo el mundo ha recibido el autor de
El arte de la fuga desde su designación como Premio Cervantes,
esta casa de estudios presentó ediciones especiales dedicadas
a Sergio Pitol de tres de sus más reconocidas publicaciones:
La Palabra y El Hombre, Corre, lee y dile y Gaceta, como homenaje
a uno de los más importantes miembros de su claustro académico
en toda la historia.
Por su parte, el rector de la UV, Raúl Arias Lovillo, durante
el reconocimiento ofrecido en el Museo de Antropología, aseguró
que la comunidad de esta casa de estudios reconoció a un escritor
que, en el desarrollo de su trayectoria, ha ejercido todos los oficios
posibles para un escritor. “Es ciudadano del mundo y como diplomático
puso en alto nuestra política exterior, cuando ésta
respondía a valores y principios emanados de nuestra historia”,
además de que destacó la evidente coherencia que Pitol
ha demostrado a lo largo de su vida y su obra:
“Una coherencia externa e interna. Ha respondido a íntimos
impulsos, porque su obra está al margen de capillas y tutelajes.
Como dijo Cortázar: ‘Tensaste el arco, lanzaste la flecha
y te fuiste a tomar vino sin importar si la flecha daba en el blanco’”.
Además, el Rector dio a conocer que, en breve, como parte de
un permanente reconocimiento, la Editorial irá reeditando algunas
de las traducciones centrales que legó. |
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“La
obra literaria de Pitol es patrimonio de todos los lectores, de hoy
y mañana”.
Además, Arias Lovillo destacó que Pitol también
ejerció de forma singular el oficio de universitario: “Muchas
de las universidades del mundo se precian de haberlo tenido en sus
aulas, pero con la UV se trata de una relación particular y
entrañable. Él mismo lo dijo: ‘No hubiera vivido
en Xalapa sino estuviera la UV’. Y no existe para nosotros mayor
elogio”, aseguró.
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Y
es que el propio escritor aseguró que tras regresar en el otoño
de 1988 a nuestro país, luego de un periplo de casi 30 años
por Europa, en la Universidad Veracruzana y en Xalapa halló
el sitio al que pertenecía. Tras ser afectado por la contaminación
atmosférica del DF y “después de algunos experimentos
fallidos (en el interior del país), llegué a Xalapa;
Mario Muñoz me invitó a dar mi primer curso: literatura
rusa clásica” y, según sus propias palabras, encontró
el lugar al que pertenecía.
En este sentido, añadió: “Tengo una deuda con
la UV no sólo por 15 años de ampliar mi obra, sino desde
años atrás. Jorge Ruffinelli, a la sazón director
de (la revista) Texto Crítico, había publicado excelentes
números sobre literatura latinoamericana y en 1981 publicó
uno sobre mi obra: era inconcebible, yo era casi desconocido.
Además, en 1963 un gran escritor, editor y amigo, Sergio Galindo,
publicó en forma profesional mi primer libro de cuentos: Infierno
de Todos, junto a los mejores escritores de mi generación.
Respecto de la colaboración de Monsiváis con su obra,
Pitol explicó que, desde sus primeros relatos, “se los
mostré, pues tuve fe absoluta en su intuición literaria.
Me dijo: ‘No están del todo mal’, pero me sugirió
que los temas requerían un estilo diferente, así que
los rehice muchas veces. Aún ahora lo que escribo pasa por
su censura y casa; siempre detecta mis puntos flojos. Sin su ayuda,
yo hubiera sido un escritor descuidado”.
Respecto del mundo literario, El escritor dijo que “el viaje
es experiencia del mundo visible y la lectura un viaje interior cuyo
itinerario no se reduce al espacio sino que circula libremente por
los tiempos”, mientras que de la etapa del escritor, aseguró
que “escribir significa posibilidad de embarcarse hacia una
meta que apenas se vislumbra”.
Al mismo tiempo, destacó que la UV le proporcionó la
oportunidad de volver a la editorial, al incorporarlo al equipo que
realiza La Biblioteca del Universitario, colección de próxima
aparición. Y añadió: “El libro es un camino
de salvación: una sociedad que no lee es un ejército
ciego, un rebaño de robots”.
A su vez, la escritora y periodista Margo Glanz, durante su intervención,
destacó varias citas con las que el propio Pitol ha definido
su obra y su vida de escritor; recordó, por ejemplo, la frase
“no concibo un novelista que no utilice elementos de su experiencia
personal, una visión, un recuerdo proveniente de la infancia
o del pasado inmediato, un tono de voz capturado en alguna reunión,
un gesto futuro vislumbrado al azar para luego incorporarlo a uno
o varios personajes”, con lo que ilustró lo mucho que
tiene de autobiografía la obra narrativa del escritor.
Glanz Shapiro señaló que en 2002, el ganador del Premio
Cervantes 2005 publicó una antología de cuentos, Los
cuentos de una vida, “que como él mismo confiesa, le
sirvió para ‘configurar a la distancia una autobiografía
secreta a través de una lista de textos realmente preferidos’,
y continúa ‘desde hace más de 70 años,
jamás he dejado de leer, he vivido para leer, y leo para seguir
viviendo’”.
La directora de la Facultad de Letras Españolas de la UV, Nidia
Vincent Ortega, definió a Pitol como un “profundo conocedor
del alma humana, dueño de un gran sentido del humor, una inmensa
capacidad de trabajo y un gran dominio del lenguaje”. Destacó
como causas de admiración al escritor su “instinto creativo
y la fidelidad a sí mismo”.
Vincent Ortega aseguró que a unos meses de que se le concediera
el Premio Cervantes, Pitol sorprendió al publicar El mago de
Viena, “un libro de madurez, generoso pero exigente, muy original,
propositivo y absolutamente moderno. De toda su obra es la novela
ensayo más radical en su construcción, rompe en él
la frontera entre los géneros. Además, dijo que el escritor
es un excéntrico en sus gustos literarios, un hombre sencillo,
que disfruta y respeta la naturaleza”. |
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