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Sergio
dirige mis pasos: Vila-Matas
Alma
Espinosa
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En
una clara muestra de amistad entrañable que lo une a Sergio
Pitol, el escritor barcelonés Enrique Vila-Matas ofreció
un discurso que más allá de ser emotivo fue divertido,
ya que recordó algunas de las anécdotas que pasó
con el escritor laureado y las razones que lo llevan a pensar que
Sergio es el forjador de su vida.
Luego de varias coincidencias en una misma fecha, 23 de agosto,
Enrique Vila-Matas ha llegado a la conclusión de que Sergio
dirige sus pasos; sin embargo, en algún momento no estuvo
de acuerdo con lo que Pitol escribió acerca de él
con motivo de la entrega de un reconocimiento.
En un artículo publicado en el 2001 en Letras libres, Sergio
Pitol dijo que para Enrique era imposible posar ante sus lectores
o amigos como un intelectual pomposo, engreído, impersonal,
sino como un mero hombre de letras que jamás emite una respuesta
absoluta, contundente, totalitaria; un hombre cortés y con
sentido del humor.
“Cuando lo leí me quedé parado porque no era
cortés, ni con sentido común, me dedicaba a ser forajido
nocturno, insultaba a todos los escritores que no me gustaban, era
una persona impresentable”, añadió el catalán.
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Problemas
de salud impiden asistir al italiano, pero no frenan su mensaje
Pitol ensayista, al mismo nivel
creativo que el escritor: Tabucchi
Juan
Carlos Plata |
Ha
sido ferviente defensor de la novela de espíritu rebelde en
una época en la que el mundo es dominado por la noticia, aseguró
el italiano en carta enviada |
El
escritor italiano Antonio Tabucchi aseguró, a través
de un texto leído por Esther Hernández Palacios durante
el homenaje al escritor cordobés Sergio Pitol, que la capacidad
ensayística del Premio Cervantes 2005 está al mismo
nivel creativo que la de su faceta de escritor de narrativa.
“Porque ensancha el misterio de la obra y del autor del que
se ocupa, y al ensanchar ese misterio es como si tirara del horizonte
por una bomba elástica, y lo que parecía una línea
alejada de nosotros, pero visible desde un punto de vista, se convierte
en una línea circular que podemos mirar desde cualquier punto
de vista, permitiéndonos girar sobre nuestro propio eje”,
sostuvo.
En su texto, Tabucchi sostiene que con determinados grandes narradores
o poetas, puede llegar a ocurrir que su obra narrativa o poética
oculten parte de su obra crítica o ensayística, haciendo
que nos olvidemos de que si se trata de grandes autores, es precisamente
porque en ellos conviven, en un mismo plano y al mismo nivel, la producción
creativa y la producción puramente intelectual y especulativa.
Y citó los ejemplos del poeta Joseph Brosdsky y de Jorge Luis
Borges, “los escritos de Brodsky acerca de Thomas Harbie, son
de una profundidad creativa no inferior a la de sus versos, al igual
a los escritos de Borges sobre Cervantes o Henry James no son inferiores
a sus relatos. Porque son aportadores de novedades, dado que estamos
razonando sobre literatura, los grandes creadores de literatura ponen
en funcionamiento los mismos elementos naturales, las mismas enzimas
que cuando crean literatura: imaginación, intuición,
fantasía. Y de esa forma producen otro autor, uno desconocido
y paralelo al que conocíamos, un nuevo autor”, dijo.
Tabucchi puso en el mismo nivel a la obra de ensayo y crítica
literaria de Sergio Pitol.
El escritor italiano, nacido en Pisa en 1943, y autor de obras como
Piazza d’Italia (1975), Il Gioco del Rovescio (1981), Donna
di Porto Pim e Altre Storie (1983), entre otras, no pudo asistir al
homenaje a Pitol por motivos de salud, pero en su texto aseguró
que Pitol ha sido un ferviente defensor de que la novela, en estos
tiempos, ha recobrado su espíritu rebelde, en una época
en la que el mundo es dominado por la noticia, y que aquélla,
es el único vehículo adecuado y suficiente para explicar
la complejidad del mundo.
“¿Qué significa decir que en Irak han muerto hasta
ahora 540 mil personas? ¿Es que la contabilidad de las víctimas
de la guerra nos hace captar la esencia de la guerra? ¿La explica?
¿La entiende? ¿Permite entenderla? y ¿Las crónicas
de la época napoleónica, pongamos por caso, nos explican
acaso el napoleonismo? En “Viajar es vivir”, del Arte
de la fuga, Pitol dice: ¿Qué hazaña de Napoleon
podría compararse en esplendor o en permanencia con La guerra
y la paz, Los episodios nacionales o Los desastres de la guerra?”
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En
El mago de Viena, Pitol se aproxima a sus orígenes:
Monsiváis
Juan
Carlos Plata |
Su
obra es autobiografía de la escritura, revelación de
los procesos creativos, gustos literarios, acervo de vivencias y ronda
de ensayos breves sobre literatura y viajes |
En
su último libro, titulado El mago de Viena, Sergio Pitol se
aproxima a sus orígenes y al desarrollo de su obra con un énfasis
autocrítico, aseguró el cronista, ensayista y periodista,
Carlos Monsiváis en un texto que fue leído durante el
homenaje que se rindió al ganador del Premio Cervantes 2005,
en el Teatro del Estado de Xalapa.
“En este libro, el viaje se aproxima hacia sus cuentos y sus
atmósferas formativas, al reconocer en la lectura y en la relectura
los elementos del árbol genealógico más estricto”,
sostuvo Monsiváis.
Gran amigo de Pitol desde hace más de 50 años, Monsiváis
afirmó que si se acude a la historia dentro de la historia,
“El mago de Viena podría ser una caja china o una muñeca
rusa, ya que en él los temas se diversifican sin renunciar
a la unidad, ya que si el centro se dispersa, la idea central se unifica”.
Sergio Pitol –dijo el autor de Los rituales del caos–,
lee los viajes como si fueran novelas y poemas, y las ciudades como
si fueran libro y así La puerta del cielo es un relato de Kafka,
y Una piazza de Roma es un capítulo del Decamerón.
“El mago de Viena es a un tiempo y caudalosamente, autobiografía
de la escritura, revelación de los procesos creativos, gustos
literarios, acervo de vivencias a disposición de los textos,
ronda de ensayos breves sobre literatura y viajes, memorias de una
vida que sólo clarifica sus experiencias y las ordena literariamente,
metamorfosis de las evocaciones de microrelatos”, dijo.
Monsiváis sostuvo que con esta obra, Pitol se convence de lo
evidente, “el carnaval es la peregrinación más
necesaria, ya que a partir de cierta edad, la contemplación
ante el despejo evoca el momento en el que Narciso se ahogó
en el estanque. Si sabemos lo que somos también, con un sistema
de imágenes en fuga, nos estremece lo que podemos ser”.
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Convierte
la inteligencia en alegría, dijo
Pitol, cantera de la memoria: Villoro
Alma
Espinosa |
La
mesa redonda en homenaje al Premio Cervantes 2005, Sergio Pitol, también
contó con la participación del escritor Juan Villoro,
amigo y discípulo del veracruzano, a quien le dio su voto para
que le fuera otorgado el premio Cervantes de Literatura 2005. En su
intervención confesó que escribir sobre el homenajeado
era un gran estímulo y le daba la ilusión de ser productivo
para recrear cosas que nunca antes habían salido de la memoria.
Comentó que la idea platónica de la memoria se aplica
a cada biografía. “Quien recuerda sus días hace
algo más que repetirlos, se conoce en ellos, descifra enigmas
psicológicos que no fueron evidentes cuando ocurrieron como
hechos. La obra de madurez de Sergio Pitol se ha basado en los reveladores
trabajos del recuerdo”.
Los recientes libros de Pitol El arte de la fuga, El viaje y El mago
de Viena integran una trilogía de la memoria. En esas páginas
el narrador no regresa a un entorno que domina de antemano. Por el
contrario, dijo, asume los recuerdos como un viaje de descubrimiento.
“Para llegar a su meta depende mucho de los nervios y emociones
que plantea una situación y convoca personajes que le permiten
una puesta en escena que será el primer espectador: el teatro
de la memoria”, expresó.
Villoro aseguró que si algunos autores comunican lo que ya
conocen, Pitol busca conocer a través de la escritura. “Sus
tramas exploran algo que puede estar ahí, pero sólo
cobrará sorpresa al entrar en contacto con otros materiales.
Para él la lectura es redescubrimientos, distorsiones, sobre
interpretaciones, falsas atribuciones, un tejido tan vital y contradictorio
como las opiniones que sus tíos tenían de Vasconcelos.
Esta manera de leer se hace extensiva a su manera de recordar: Pitol
no escribe porque recuerde algo, sino para recordarlo”.
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