Año 6 • No. 235 • agosto 28 de 2006

Daño y angustia
El maltrato, según la Declaración de Toronto, se define como “la acción única o repetida, o la falta de respuesta apropiada que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza, la cual produce daño o angustia a una persona anciana. Puede ser físico, psicológico-emocional, sexual, financiero, o simplemente reflejar un acto de negligencia intencional o por omisión”, señaló la investigadora.

El proceso de envejecimiento se caracteriza por una disminución progresiva de las capacidades físicas y cognoscitivas. “Pero esto no significa que haya precisamente discapacidad o pérdida de las funciones”, asevera Francoise Busby.

La clave, dice por su parte José Alberto Ávila Fúnes, jefe del Departamento de Geriatría del Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” –una de las dependencias participantes–, es “la educación y la diseminación de información en el sector formal y de los medios de comunicación para combatir el estigma, abordar los tabúes, ayudar a eliminar los estereotipos negativos sobre la vejez”. Agregó que el papel del trabajador de la salud es relevante porque enfrenta cotidianamente casos difíciles que no son diagnosticados como tales y, por ende, no se toman medidas.

El Modelo de Red Alma
Porque no basta con identificar el problema es necesario desarrollar servicios (sanitarios, sociales, de protección legal, policiales, etcétera) para responder y prevenir. Con este fin fue creada la Red Alma, pero especialmente para “romper el silencio”, explica su directora: “Porque hay encubrimiento de los problemas reales y se da una ausencia de queja de las víctimas, tanto en sus domicilios como en los establecimientos donde laboran. Hay sospecha de abuso cuando existe pérdida de peso, desnutrición, deshidratación, fracturas y lesiones físicas”.
La Red Alma funciona a través de 52 centros de escuchas telefónicos distribuidos en todo el país, a donde los ancianos pueden llamar para denunciar anónima y confidencialmente sus casos. Son atendidos por personal entrenado, la mayoría adultos mayores voluntarios, aunque recientemente se ha incrementado el número de jóvenes.

El centro de escucha funciona por medio de un voluntario que toma la llamada y escucha la queja; un escribiente va describiendo la historia que luego es referida a un Comité Técnico de Monitoreo, formado por un grupo multidisciplinario integrado por una psicóloga, una enfermera, una trabajadora social, un médico, un psiquiatra, un policía y un juez, quienes estudian los casos desde sus diferentes visiones y perspectivas profesionales.

Luego de unos tres días, dedicados al estudio y reflexión, se le llama a la persona y se le aconseja según el caso. “Es importante destacar que a la víctima se le hace responsable de las acciones que debe tomar. Del año 1996 al 2004, las llamadas aumentaron de mil 634 a 10 mil 966, lo que ha demostrado no sólo la existencia del problema, sino su gravedad e incidencia”, destaca Francoise Busby.

Esta actividad forma parte del 1er. Seminario Franco-Mexicano de Geriatría que organiza la UV, a realizarse en noviembre en las ciudades de México y Xalapa, Veracruz. Entre las distintas conclusiones a las que llegaron los asistentes destacan que el maltrato es un problema de salud que toma cada vez más importancia, que se observa tanto en instituciones como en el hogar y que existen factores que predisponen a su ocurrencia. De esta forma, los ancianos son más vulnerables al abuso por parte de las personas con quienes viven, y el objetivo tanto de la organización francesa Alma como del Programa de Geriatría Interinstitucional, que encabezan la UV y la Secretaría de Salud, es identificar a los sujetos susceptibles de recibir o de realizar maltrato y, así, tomar medidas preventivas para evitarlo.