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Aseguró
experto durante el foro Agua: reto planetario del siglo XXI
Aun si se detuviera la emisión de
gases, el cambio climático seguirá
Juan Carlos Plata |
Escenarios
pesimistas pero científicos prevén que la temperatura
promedio en el planeta para el año 2100 se incrementaría
hasta 5.8 grados centígrados, y que el nivel de los mares
aumentaría 88 centímetros |
Incluso
si se estabilizaran las concentraciones del bióxido de carbono
en la atmósfera, el cambio climático continuaría
por muchos años más, debido a que gran cantidad de gases
de efecto invernadero tienen una vida en la atmósfera de cientos
y aun miles de años, aseguró el experto del Instituto
Nacional de Ecología, Andrés Flores Montalvo, durante
la conferencia “Agua, disponibilidad, vulnerabilidad y cambio
climático”, llevada a cabo en el marco del Foro Internacional
Agua: reto planetario del siglo XXI, que se realiza como parte de
la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2006, que organiza
la Universidad Veracruzana (UV). |
“Hay
gases que seguirían en la atmósfera y que podrían
ser incluso reactivos y formar nuevos gases. El ozono, por ejemplo,
que es un gas secundario y de efecto invernadero, cuando está
en la tropósfera podría persistir por muchos años,
y los llamados gases “f” o cloro-carbonos tienen una vida
de cientos de años”, sostuvo Flores Montalvo. |
Andrés
Flores Montalvo. |
El
investigador, doctorado en estudios de energía y medio
ambiente por el Instituto Tecnológico de Massachussets
(MIT), aseguró que los cambios de temperatura se han presentado
desde siempre en el planeta, pero el cambio climático que
estamos presenciando en este momento está ocurriendo a
una velocidad y en una magnitud que hacen la adaptación
natural muy difícil o imposible.
“Desde la mitad del siglo XIX, con la industrialización,
se han elevado estas emisiones alrededor de 30 por ciento y el
efecto de calentamiento global se ha incrementado, provocando
que la temperatura promedio del planeta se incremente en .6 grados
centígrados. Algunos escenarios, ciertamente pesimistas,
prevén que para el 2100 la temperatura promedio pudiera
tener un incremento de hasta 5.8 grados centígrados”,
explicó.
Flores Montalvo dijo que uno de los impactos del cambio climático
ya medible y que puede garantizarse que existe es lo que ha pasado
con el agua en todo el globo, tanto en su disponibilidad como
en el caso de eventos extremos, como inundaciones, sequías,
en la subida del nivel del mar y en el incremento de la temperatura
de los cuerpos de agua.
“En el siglo XX se registró un incremento anual entre
uno y dos milímetros en el nivel del mar, en parte por
el derretimiento de los polos y por la expansión térmica
en los océanos; y se prevé que aumente hasta 88
centímetros más, lo que tendría implicaciones
severas para los ecosistemas costeros”, señaló.
El investigador aseguró que el efecto invernadero existe
en la atmósfera de manera natural. El vapor de agua es
uno de estos gases; incluso el bióxido de carbono siempre
ha estado presente, el cual no sólo es de efecto antropogénico,
sino que se produce de manera natural (emisiones de volcanes,
algunas plantas y los animales), y su función natural es
la de mantener la temperatura del planeta dentro de los parámetros
aceptables para la vida.
“Lo que hemos experimentando en los últimos años
es una elevación significativa de este tipo de gases, que
se concentran en la atmósfera y que no permiten que la
radiación solar que llega a la tierra salga en la misma
medida que lo haría de forma natural. Sin el efecto invernadero
natural, la temperatura de la tierra sería de menos 14
grados centígrados”, sostuvo.
Estos cambios climáticos –explicó Flores Montalvo–,
hacen vulnerables a los ecosistemas forestales, a la agricultura,
las zonas costeras, los recursos hidrológicos, y por consecuencia
a las actividades del hombre y a los asentamientos humanos.
“A la vulnerabilidad ante los fenómenos naturales
extremos, hay que sumarle las prácticas insustentables
que se mantienen arraigadas entre las sociedades. Por ejemplo,
uno de los efectos importantes de estos cambios es que habría
menos agua disponible, pero actualmente la mayor parte del agua
que llega a las ciudades se pierde por fugas del sistema de distribución”,
señaló. En el aspecto económico, dijo que
los impactos de estos fenómenos serían desastrosos,
y recordó que debido al fenómeno de El Niño
en 1994, en México se registraron pérdidas por más
de 19 mil millones de pesos.
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