Año 6 • No. 236 • Septiembre 4 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Aseguró experto durante el foro Agua: reto planetario del siglo XXI
Aun si se detuviera la emisión de
gases, el cambio climático seguirá

Juan Carlos Plata
Escenarios pesimistas pero científicos prevén que la temperatura promedio en el planeta para el año 2100 se incrementaría hasta 5.8 grados centígrados, y que el nivel de los mares aumentaría 88 centímetros
Incluso si se estabilizaran las concentraciones del bióxido de carbono en la atmósfera, el cambio climático continuaría por muchos años más, debido a que gran cantidad de gases de efecto invernadero tienen una vida en la atmósfera de cientos y aun miles de años, aseguró el experto del Instituto Nacional de Ecología, Andrés Flores Montalvo, durante la conferencia “Agua, disponibilidad, vulnerabilidad y cambio climático”, llevada a cabo en el marco del Foro Internacional Agua: reto planetario del siglo XXI, que se realiza como parte de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2006, que organiza la Universidad Veracruzana (UV).
“Hay gases que seguirían en la atmósfera y que podrían ser incluso reactivos y formar nuevos gases. El ozono, por ejemplo, que es un gas secundario y de efecto invernadero, cuando está en la tropósfera podría persistir por muchos años, y los llamados gases “f” o cloro-carbonos tienen una vida de cientos de años”, sostuvo Flores Montalvo.

Andrés Flores Montalvo.

El investigador, doctorado en estudios de energía y medio ambiente por el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), aseguró que los cambios de temperatura se han presentado desde siempre en el planeta, pero el cambio climático que estamos presenciando en este momento está ocurriendo a una velocidad y en una magnitud que hacen la adaptación natural muy difícil o imposible.

“Desde la mitad del siglo XIX, con la industrialización, se han elevado estas emisiones alrededor de 30 por ciento y el efecto de calentamiento global se ha incrementado, provocando que la temperatura promedio del planeta se incremente en .6 grados centígrados. Algunos escenarios, ciertamente pesimistas, prevén que para el 2100 la temperatura promedio pudiera tener un incremento de hasta 5.8 grados centígrados”, explicó.

Flores Montalvo dijo que uno de los impactos del cambio climático ya medible y que puede garantizarse que existe es lo que ha pasado con el agua en todo el globo, tanto en su disponibilidad como en el caso de eventos extremos, como inundaciones, sequías, en la subida del nivel del mar y en el incremento de la temperatura de los cuerpos de agua.

“En el siglo XX se registró un incremento anual entre uno y dos milímetros en el nivel del mar, en parte por el derretimiento de los polos y por la expansión térmica en los océanos; y se prevé que aumente hasta 88 centímetros más, lo que tendría implicaciones severas para los ecosistemas costeros”, señaló.

El investigador aseguró que el efecto invernadero existe en la atmósfera de manera natural. El vapor de agua es uno de estos gases; incluso el bióxido de carbono siempre ha estado presente, el cual no sólo es de efecto antropogénico, sino que se produce de manera natural (emisiones de volcanes, algunas plantas y los animales), y su función natural es la de mantener la temperatura del planeta dentro de los parámetros aceptables para la vida.

“Lo que hemos experimentando en los últimos años es una elevación significativa de este tipo de gases, que se concentran en la atmósfera y que no permiten que la radiación solar que llega a la tierra salga en la misma medida que lo haría de forma natural. Sin el efecto invernadero natural, la temperatura de la tierra sería de menos 14 grados centígrados”, sostuvo.

Estos cambios climáticos –explicó Flores Montalvo–, hacen vulnerables a los ecosistemas forestales, a la agricultura, las zonas costeras, los recursos hidrológicos, y por consecuencia a las actividades del hombre y a los asentamientos humanos.

“A la vulnerabilidad ante los fenómenos naturales extremos, hay que sumarle las prácticas insustentables que se mantienen arraigadas entre las sociedades. Por ejemplo, uno de los efectos importantes de estos cambios es que habría menos agua disponible, pero actualmente la mayor parte del agua que llega a las ciudades se pierde por fugas del sistema de distribución”, señaló. En el aspecto económico, dijo que los impactos de estos fenómenos serían desastrosos, y recordó que debido al fenómeno de El Niño en 1994, en México se registraron pérdidas por más de 19 mil millones de pesos.