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Controlaron
y aprovecharon los recursos de manera sustentable, dijo
Respeto indígena por el agua, ejemplo
para la sociedad actual: Tortolero
Edith Escalón |

Alejandro
Torero Villaseñor. |
Las
chinampas que los indígenas construyeron en medio de los lagos
del Valle de México y que mostraban el respeto que tenían
por el agua y los ecosistemas naturales, deber ser un ejemplo para
las sociedades actuales, si lo que buscamos es un modelo creativo
y sustentable para convivir con la naturaleza, aseguró el historiador
mexicano Alejandro Tortolero Villaseñor. |
“Los
indígenas cuidaban el equilibrio de los lagos y evitaban
su destrucción y desperdicio porque los consideraban valiosos,
lo que les permitió controlar, domesticar y aprovechar
de manera sustentable los recursos hídricos”, comentó
en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2006,
donde ofreció una conferencia como parte del foro Agua,
reto planetario en el siglo XXI.
Frente a un auditorio integrado en su mayoría por estudiantes,
el académico de la Universidad Autónoma Metropolitana
(UAM) explicó que aun sin conocimientos científicos
formales, los indígenas suponían que había
una circulación subterránea en los lagos que llevaba
el agua hasta los cerros y formaba parte del ciclo hidrológico.
Dijo que esta concepción no era disparatada, pues siglos
después se comprobó la teoría y la conexión
que los cuerpos de agua tienen entre sí. Aseguró
además que los indígenas suponían que los
lagos actuaban como esponjas, filtrando el agua a través
de los sustratos y resguardando el recurso en mantos freáticos,
como también se comprobó siglos después.
Sin embargo, Tortolero señaló que a raíz
de la conquista hubo una destrucción ecológica sin
paralelo, que luego de quemar bosques para abrir paso a la ganadería,
desviar cursos de agua, construir presas e introducir tecnologías
agrícolas europeas agresivas que propiciaban la erosión
del suelo, terminaron por transformar la cuenca lacustre.
“Los inmensos canales de esta ciudad lacustre eran considerados
más como un obstáculo que como una vía de
comunicación, pues el subsuelo era muy blando, soportaba
mal los edificios de piedra construido con técnicas mal
adaptadas al sitio y provocaba inundaciones constantes que, según
la concepción hispánica, originaba numerosas enfermedades;
así, empezó la desvalorización de las aguas”.
Sin embargo, señaló que estos argumentos sólo
eran un pretexto para justificar las políticas de drenaje
y promover la desecación. De esta forma, los grandes hacendados
pudieron apropiarse de las tierras y aprovechar los suelos fértiles
en que se convirtieron los antiguos lagos, específicamente
el de Texcoco.
“Fue en la visión del progreso porfirista donde se
concretó rápidamente la desecación de importantes
cuerpos de agua en la región del Valle de México,
lo que trajo como consecuencia el desequilibrio ecológico
que hoy se manifiesta en graves inundaciones y otros eventos extremos”.
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