Año 6 • No. 236 • Septiembre 4 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Considerarlos zona federal evitaría desarrollos urbanos que los afectan
Veracruz ha perdido 30
por ciento de sus manglares

Edith Escalón

Jorge López Portillo.
En Veracruz, 30 por ciento de los manglares que existían en la década de los 70 ya no existían en el año 2000 a causa de la presión urbana y la sustitución de estos ecosistemas por pastizales o zonas agrícolas, aseguró Jorge López Portillo, investigador del Instituto de Ecología (INECOL), especialista en arquitectura hidráulica de comunidades vegetales.

Señaló que aunque no se ha concluido el diagnóstico que realiza el INECOL para actualizar los datos, los primeros estudios le permiten estimar que en los últimos seis años se perdieron alrededor de 20 km cuadrados de manglares, lo que deja actualmente menos de 430 km cuadrados. Esto durante la conferencia que presentó en la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2006, que organiza la Universidad Veracruzana (UV).

“El avance de ciudades como Tuxpan y Boca del Río, pero sobre todo el desarrollo cada vez más violento de complejos inmobiliarios cerca o en zonas de manglares es lo que más presión está causando”, comentó el investigador, quien ha estudiando durante años el diseño de los tejidos vegetales que usan las plantas para distribuir el agua de la raíz a las hojas.

López Portillo aseguró que uno de los grandes problemas que motivan la deforestación o desecación de estos ecosistemas es que no existe una firme delimitación de la zona federal marítima-terrestre: “Tenemos que llegar a la conclusión que los manglares pertenecen a zona federal, es lo primero en lo que se tienen que poner de acuerdo las autoridades municipales, estatales y federales”.

Explicó que si los manglares estuvieran así considerados le correspondería a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y a la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (PROFEPA) evitar el usufructo y proteger con menos indolencia las zonas de humedales y manglares.

“De ser así, los municipios estarían conscientes de que no es su atribución asignar esas áreas para desarrollos urbanos, y podríamos tener control de los sitios para entonces procurar su conservación o restauración con el apoyo científico de instituciones, universidades y sociedad civil”.

Por otra parte, explicó que los manglares funcionan como zonas de amortiguamiento entra la zona marítima y terreste, pues cuando hay grandes inundaciones es precisamente ahí donde el agua excesiva se acumula y se drena poco a poco, ya que funcionan como “esponjas” que alimentan los depósitos subterráneos de agua que guardan la humedad para las épocas de sequía.

Dijo que acabar con estos ecosistemas sólo eleva los riesgos de inundaciones como las que padecieron en Estados Unidos a propósito de los huracanes Katrina y Stan, o provoca situaciones como las que vivieron localidades veracruzanas del norte y centro del estado en 1999.

“En las zonas costeras siempre hay que buscar los sitios altos para vivir, y no en desarrollarse en zonas cerca de las bocas de lagunas o ríos. Para evitar catástrofes, tenemos que tener una mayor visión de previsión y respetar las zonas bajas; creo que ellas nos dicen estratégicamente hacia donde crecer”, comentó.
Añadió que si las tendencias de cambio climático global son ciertas, año con año vamos a tener mayores periodos de inundación, por lo que alentó a la comunidad científica, académica, a las autoridades y a los grupos de la sociedad civil a evitar la demagogia y a pensar en acciones individuales o colectivas que eviten problemas en el futuro.