Año 6 • No. 236 • Septiembre 4 de 2006 Xalapa • Veracruz • México
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  Ciudades del siglo XXI deberán incorporar
la naturalezas y armonizar su crecimiento

Gina Sotelo
Presentó el urbanista Jorge Legorreta, de la UAM-Azcapotzalco, su libro El agua y la ciudad de México, de Tenochtitlán a la megalópolis del siglo XXI, durante la FILU 2006

En 1803 Alejandro de Humboldt dijo: “El México antiguo había estado sembrado de canales, como Venecia. Ahora se quería desaguarlo todo y convertir a la ciudad en pura tierra firme. Pero el logro de este propósito, si es que una vez se alcanzaba, implicaría el esterilizamiento del valle y el escurrimiento de los lagos: los españoles trataban el agua como si fuera el enemigo”.

A pesar de la distancia, estas palabras duras y certeras siguen haciendo mella en la que fuera la gran Tenochtitlán. El agua no sólo escasea en una ciudad de lluvias abundantes, sino que se ha encarecido al grado de parecer un producto de lujo más que de primera necesidad.

Para hablar de esta situación fue invitado a la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2006 el arquitecto y urbanista Jorge Legorreta, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) plantel Azcapotzalco, quien presentó su libro El agua y la ciudad de México, de Tenochtitlán a la megalópolis del siglo XXI.

Legorreta inició su disertación recordando que en noviembre de 1419 llegaron a las costas de Veracruz unos 400 españoles, asentándose en el centro del imperio mexica en busca de oro: “Motivados por las referencias de viaje que en el siglo XIII había descrito Marco Polo, buscaban la ‘ciudad en el agua’ que se encontraba en China y de la cual el viajero había descrito como un sitio con abundante oro”, dijo.

De esa inesperada visita a la fecha, se ha sufrido la transformación urbana más radical en la megalópolis que es hoy y que condujeron primero los imperios español y francés hacia el siglo XIX: “Hicimos una ciudad de tierra en la que hoy se habla de escasez de agua, aunque es de las ciudades del país donde más llueve”.

El Cairo es una ciudad en la que a veces no llueve siquiera una vez al año y viven en ella 23 millones de personas, citó el maestro en urbanismo como ejemplo. México tiene 22 millones de habitantes y el abastecimiento de agua a esta ciudad es insuficiente y lo será más:
“El 70 por ciento del agua la extraemos del subsuelo, lo que trae como consecuencia que la ciudad desde su fundación se ha hundido diez metros. En la actualidad el hundimiento varía por año de entre dos y hasta cinco centímetros”, señaló.

En este libro el autor pone en evidencia cómo el hombre, en especial el capitalino, parece que ha tenido como proceso histórico el ir en contra de la naturaleza, y parafraseó el lema filosófico que dice que “para dominar la naturaleza hay que obedecerla”.

Este libro aborda los problemas del agua en la ciudad de México desde una triple perspectiva. La primera parte es un relato histórico sobre la transformación lacustre que ha sufrido la ciudad desde el siglo XVI hasta el siglo XXI.

En él se incluyen las obras más importantes para el desalojo del agua, desde las iniciadas a principios del siglo XVII hasta el drenaje profundo, edificado a finales del siglo XX; la transformación lacustre inicia con la existencia de los lagos de agua limpia y concluye con las agriculturas que emplean aguas negras en los distritos de riego de los estados de México e Hidalgo.

El relato histórico incluye las grandes obras para el abastecimiento de agua, desde los primeros acueductos y manantiales prehispánicos hasta el sistema Cutzamala, y termina con la referencia acerca de los futuros proyectos anunciados.

La segunda parte es una perspectiva que se enfoca a los problemas y retos actuales, entre otros la desigualdad del uso del agua y los costos diferenciados; los hundimientos producto de la excesiva extracción del agua del subsuelo; las constantes inundaciones, presentes hasta la actualidad, así como el impacto hidráulico de las recientes expansiones metropolitanas realizadas por grandes empresas inmobiliarias de vivienda. Y una tercera parte que radica en orientar la solución de los añejos y complejos problemas del agua desde la visión de la restauración lacustre, que consiste, entre otras medidas, en aprovechar la lluvia, el agua de los ríos y de los manantiales aún existentes dentro de la cuenca de la ciudad de México. Esto es, el camino hacia un desarrollo urbano basado en la restauración y conservación de la naturaleza lacustre en la ciudad, o como lo señala Jorge Legorreta: “Una utopía que debe ser permanentemente planteada como única vía para edificar una ciudad habitable para el siglo XXI: que la ciudad incorpore naturalezas a su seno y armonice su crecimiento con una visión de futuro”.


Para hablar del problema del agua fue invitado a la FILU Jorge Legorreta de la UAM-Azcapotzalco, quien presentó su libro El agua y la ciudad de México, de Tenochtitlán a la megalópolis del siglo XXI.