Estamos
de fiesta. Y no es para menos, pues con este número damos comienzo
al vigésimo volumen de nuestra revista. En otras palabras,
cumplimos ya veinte años de publicarla sin haber fallado en
tal tarea ni una sola vez.
Primeramente bajo la atinada dirección del afamado escritor
colombiano Marco Tulio Aguilera Garramuño a lo largo de 12
años, y ahora en que nos ha tocado a nosotros esa enorme responsabilidad
desde hace ocho, La Ciencia y el Hombre se ha vuelto una de las poquísimas
revistas de divulgación científica y tecnológica
más constantes en nuestro país, constancia a la que
suma una innegable calidad en los contenidos de cada uno de sus números.
Por eso estamos de vestidos largos, y, como lo exige haber logrado
una meta de esta trascendencia, debemos celebrarlo debidamente a lo
largo de este año 2007.
Es por eso que hemos preparado un programa que dé cuenta del
esfuerzo realizado mediante diversos actos acordados por el Comité
Editorial. Queremos, en primer lugar, conocer de cerca los problemas
que implica la publicación de otras revistas como la nuestra,
para lo cual llevaremos a cabo en mayo un simposio de editores de
las revistas de divulgación científica del país,
el que mucho nos servirá para establecer contactos, fijar rumbos
y empaparnos de todo aquello que concierne a esta apasionante labor.
Queremos escuchar también las voces más lúcidas
en el área de la divulgación en México, de modo
que hemos procedido a organizar un ciclo de conferencias que, dictadas
a lo largo del año, nos permitan conocer los diversos puntos
de vista que existen en este terreno en la voz de renombrados especialistas.
Dichas conferencias serán integradas en un número especial,
de modo que puedan ser accesibles a todos nuestros lectores y a los
interesados en las formas de divulgar –socializar dirán
otros– el conocimiento científico y tecnológico,
el cual seguramente verá la luz a fines del año que
corre o a comienzos del próximo. Como una forma de recompensar
el empeñoso trabajo de nuestros colaboradores, La Ciencia y
el Hombre ha establecido el Premio de Ensayo Científico, el
cual se otorgará anualmente a los autores que hayan contribuido
con sus textos en el año inmediato anterior, en el marco de
un acto de celebración durante la ya tradicional Feria Internacional
del Libro Universitario que lleva a cabo nuestra Casa de Estudios.
Si bien puede parecer una forma modesta de gratificar los mejores
ensayos, para nosotros significa literalmente oro molido, pues hemos
atestiguado el compromiso y el esfuerzo de dichos autores.
Por último, pero no menos importante, hemos decidido presentar
los tres números que conforman este volumen en todas y cada
una de las regiones que atiende la Universidad Veracruzana, de manera
que los estudiantes, profesores y público interesado pueda
tener un permanente y fácil acceso a nuestra publicación.
Creemos que con estas acciones La Ciencia y el Hombre se seguirá
proyectando en nuestro ámbito para que muchos de quienes pretenden
divulgar el conocimiento hallen en nuestras páginas el espacio
amable que merecen.
Entretanto, los lectores encontrarán en el presente número
la diversidad acostumbrada en sus contenidos: desde las nuevas tecnologías
en la cocción de las tejas, hasta las propiedades medicinales
de las plantas; desde los efectos neuronales de diversos agentes tóxicos,
hasta la descripción detallada del papel de las mujeres en
la ciencia. Hoy, como siempre, sean bienvenidos los lectores a estas
páginas, entradas ya en una sólida mayoría de
edad.
Para mayores
informes, escribir al correo electrónico ciencia_hombre@uv.mx,
visite la página de Internet www.uv.mx/cienciahombre,
o comuníquese a los teléfonos 01 (228) 818 59 80 y
818 13 88
* Director
de la revista La Ciencia y el Hombre |