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El
Instituto de Investigaciones Psicológicas de la UV es pionero
Se
prepara una red nacional de Psicología de la Salud
Alma Espinosa
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Las
mexicanas anteponen la salud de su familia a la propia
El 50 por ciento de la población en AL con una enfermedad
crónico-degenerativa no sigue el tratamiento completo
Crece el porcentaje de afectados con el Síndrome de burnout,
que ocasiona mal carácter en los servidores públicos |
Para
revisar la aportación de la Psicología de la Salud en
problemas
emergentes, el Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP)
de
la Universidad Veracruzana (UV) y el Centro Universitario de Ciencias
de la Salud de la Universidad de Guadalajara, realizaron el Primer
Encuentro Nacional de Cuerpos Académicos, los días 21
y 22 de junio en el auditorio de la Dirección de Investigaciones.
El objetivo principal, además de compartir conocimientos, fue
establecer las bases para la firma de un convenio con el fin de colaborar
interinstitucionalmente en la elaboración de proyectos de investigación,
publicaciones conjuntas y la creación de la Red Nacional de
Cuerpos Académicos en Psicología y Salud, de acuerdo
con la directora del IIP, Godeleva Rosa Ortiz Viveros.
En la reunión, organizada también por la Asociación
Latinoamericana de Psicología de la Salud capítulo México,
integrantes de los cuerpos académicos de ambas universidades,
así como de la Autónoma de Puebla, de Colima y la Facultad
de Estudios Superiores-Zaragoza (UNAM), compartieron las investigaciones
que actualmente desarrollan en torno a la salud.
La directora destacó que la Psicología de la Salud es
una disciplina joven en nuestro país; sin embargo, el Instituto
es pionero en este campo porque trabaja en el tema desde hace más
de 20 años y sus investigaciones gozan de reconocimiento nacional
e internacional. Irónicamente, en Veracruz no son tan reconocidos.
A la inauguración del encuentro acudieron Ramón Flores
Lozano, director del Área Académica de Ciencias de la
Salud, Leticia Rodríguez Audirac, directora General de Desarrollo
Académico y Ricardo Corzo Ramírez, quien ofreció
una descripción amplia de proceso de formación que han
tenido los cuerpos académicos de la UV, así como sus
limitaciones y los pasos que dan en busca de su consolidación.
Comentó que la reunión nacional representa un ejemplo
para las otras áreas y un intento importante para buscar el
financiamiento de proyectos de investigación, mediante la formación
de redes, firma de convenios y elaboración de proyectos de
investigación conjuntos. |
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Síndrome
de burnout
El bajo rendimiento laboral, numerosas incapacidades, conflictos entre
compañeros y el mal trato a las personas que reciben servicios,
son algunos de los síntomas que presentan las personas con
síndrome de burnout, relacionado estrechamente con el estrés
laboral.
Durante su exposición, Erika Ortega Herrera, del IIP, dio a
conocer que estudia la incidencia del síndrome de burnout en
personal dedicado a la salud, como médicos, enfermeras y psicólogos.
Especificó que el síndrome sólo se diagnostica
a los profesionales que tienen un contacto directo con otras personas,
como los maestros (a estudiar en la siguiente etapa de investigación).
Incluso, algunos artículos revelan que también se presenta
en amas de casa. |
El
síndrome es un estado final o un proceso en que el individuo
presenta ciertas características emocionales, conductuales
y enfermedades asociadas con el estrés crónico, como
dolores de cabeza, temblores en las manos, desórdenes gastrointestinales,
falta de apetito y trastornos del sueño.
Dichas enfermedades causan problemas como ausentismo laboral, problemas
con los compañeros de trabajo y conductas agresivas con los
pacientes y sus familiares; esto provoca que la calidad de la atención
se vea mermada. Mediante encuestas realizadas –en un nosocomio
de especialidades oncológicas de esta capital– a pacientes
y familiares, se determinó que 30 por ciento de la población
laboral presenta el síndrome, informó la investigadora.
Comentó que analizan las características que aparecen
por el síndrome para intervenir mediante estrategias psicológicas,
porque en la mayoría de los casos no se puede cambiar la organización
institucional; es decir, los profesionales de la salud presentan estrés
porque no tienen las condiciones necesarias para realizar su trabajo
y la imposibilidad de ayudar a los enfermos les causan un sentimiento
de frustración.
En cuanto a las estrategias, explicó que se trabaja con las
cognitivo-conductuales para combatir el estrés y relacionarse
con los diversos aspectos de la personalidad, porque aun cuando todos
están en una misma situación no todos generan el síndrome
gracias a su personalidad resistente, que se caracteriza por tener
un compromiso serio, no ver los cambios como retos sino como una forma
de crecer, sacar provecho de la situación negativa, aventurarse
a emprender cosas nuevas y tener iniciativas.
La investigadora Zoila Edith Hernández Zamora también
trabaja el tema del síndrome de burnout, pero en los cuidadores
de adultos mayores como responsables de proporcionar calidad de vida;
ahí encontró una relación directa entre el síndrome
y la carga laboral.
En el Encuentro detalló que la cantidad de trabajo se mide
por la percepción del propio cuidador; es decir, dos personas
pueden atender al mismo número de adultos mayores pero sentir
que tienen cargas dispares; a esto se agrega la inconformidad por
el pago que reciben por su actividad. Y sin menoscabo se debe contar,
agregó, el amor a su trabajo.
La investigadora aseguró que pocos cuidadores hacen su labor
con gusto; la mayoría no siente ningún compromiso, por
lo que maltratan a los adultos mayores y no entienden que su comportamiento
es distinto a los demás, por ejemplo, la depresión la
manifiestan con enojo y agresividad. |
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Las
mentiras cuestan doble
El 50 por ciento de la población en América Latina y
45 por ciento en el mundo que presenta una enfermedad crónico-degenerativa
no sigue el tratamiento completo indicado por el médico, lo
que ocasiona el incremento de los gastos para el paciente y, principalmente,
para las instituciones gubernamentales de salud, aseguró Godeleva
Rosa Ortiz Viveros, directora del IIP.
La adherencia al tratamiento va desde una enfermedad aguda –que
no dura más de 15 días– hasta las crónico-degenerativas
–que no se eliminan, sólo se controlan– como la
hipertensión arterial, diabetes, cáncer, hepatitis y
trastornos renales. El problema empeora cuando los pacientes tienen
una crisis más fuerte y el médico receta una dosis más
alta o cambia de fármacos, basado en una mentira porque el
paciente asegura que sí atiende la prescripción. Esto
también provoca que el paciente genere resistencia a los medicamentos.
Además, en la mayoría de los casos el tratamiento incluye
ejercicio y dieta, los cuales tampoco se realizan. Desafortunadamente,
dijo, esta situación se presenta en personas mayores de 40
años y hasta menos; aunque el problema es grave porque la edad
de vida es más amplia y cada vez hay más adultos mayores.
Como una forma de remediar el gasto innecesario por falta de adherencia
al tratamiento, expuso, se debe incrementar la participación
de psicólogos enfocados al tema de la salud para modificar
la manera de pensar y las creencias de las personas para que deriven
en un cambio de actitud frente a la enfermedad; por ejemplo, en vez
de que se sientan vencidos por la enfermedad piensen que ellos van
a atacarla.
Asimismo, su influencia también debe ser considerada para las
acciones preventivas, ya que es común encontrar a mujeres que
no se hacen revisiones periódicas, exploración de mamas
y estudios importantes como el papanicolau. En el caso de los hijos
todavía es frecuente encontrar niños con su cartilla
de vacunación incompleta. Esto se debe a que no se ve un resultado
inmediato y por ello es más fácil dejarlo.
Las
mexicanas anteponen la salud de su familia a la propia
Culturalmente, las mujeres mexicanas anteponen la salud de su pareja
y de sus hijos a la suya al no acudir con el médico para
realizar estudios preventivos obligatorios como el papanicolau o
la exploración mamaria y así prevenir el desarrollo
del cáncer cervicouterino o de mama, lamentó Yamilet
Ehrenzweig Sánchez, quien también participó
en el Primer Encuentro Nacional de Cuerpos Académicos.
La investigadora del IIP abordó la trascendencia del descuido
que tiene la mujer en torno a su propia salud. Detalló que
para el “Estudio del comportamiento saludable en mujeres con
cáncer” ha trabajado con modelos cognitivos sociales
para conocer la razón por la que a pesar de la amplia información
que existe, no van con el médico para que les hagan las revisiones
periódicas.
Una de las razones es que tienen miedo a resultados negativos y
enfrentarse a situaciones en extremo dolorosas o, incluso, hasta
la muerte, que es justamente a lo que más tememos los seres
humanos, resaltó. Además, las mujeres posponen una
cita o no acuden con el médico por atender a la familia,
por cuestiones económicas y “porque mentalmente nosotras
somos las últimas en atendernos”, expresó.
En el encuentro también participó Miguel Ángel
León Díaz del Guante para hablar sobre la reorganización
cerebral inducida por experiencias de aprendizajes. En general,
hay dos tipos de aprendizaje: uno normal y otro fortalecido. El
primero implica aprendizajes susceptibles de olvidarse; el segundo,
permanece toda la vida. Con base en esto el cerebro trabaja de forma
diferenciada.
Hay aprendizaje normal, como manejar un automóvil, y aprendizaje
permanente, como saberse los nombres de todos los estados de la
República. Explicó también que tenemos dos
tipos de memoria: una lábil (corto plazo) y otra permanente
(largo plazo). Según el tipo de memoria, sólo ciertas
estructuras del cerebro se involucran; por ejemplo, las personas
que se dedican a actividades aéreas como pilotos priorizan
el uso del hipocampo. |
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