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La
gestión del conocimiento
José
Othón Flores Consejo |
El
elemento que se ha considerado como el fundamento de la competitividad
actual es el conocimiento; ya que, como se ha demostrado, sirve de
apalancamiento al cambio tecnológico y por supuesto a la innovación.
Para las organizaciones, la gestión del conocimiento, conjugada
con la creatividad y capacidad innovadora, resulta un factor crítico
a la hora de sobrevivir en los mercados globales.
Por ello, y ante el aumento de la información generada y en
uso en las empresas, se requiere de la implantación de herramientas
que conviertan dicha información en un activo y permitan generar
el conocimiento colectivo entre los activos clave de la organización.
La gestión del conocimiento tiene el propósito y objetivo
de adquirir, generar y potenciar los conceptos e ideas necesarias
para mejorar la calidad y valor entregado a los clientes, al tiempo
que se incrementa la efectividad organizacional.
La gestión del conocimiento debe servir claramente para superar
las costumbres, sobre todo cuando ellas impiden la normal y efectiva
respuesta de la organización a los nuevos requerimientos del
entorno. La gestión del conocimiento será, así,
fundamental para superar la ineficacia y las prácticas que
dificultan el encontrar respuestas a los nuevos problemas.
Los problemas que padecemos no serán superados con las ideas
que contribuyeron a generarlas, sino con nuevas e innovadoras ideas.
Ya en nuestra campaña de limpieza, que pronto encontrarán
en nuestra Universidad, estamos insistiendo en la importancia de iniciar
cambios individuales para generar el cambio colectivo, pero de eso
no estábamos hablando.
Lo importante es que la razón de ser de la gestión del
conocimiento es acumular la sabiduría organizacional para su
implementación en la mejora continua, es decir, en la generación
de nuevas ideas y metodologías.
Las organizaciones de hoy se están planteando la nueva concepción
del saber que no corresponde a la simple acumulación del conocimiento,
sino a la necesidad de contar con gente que, aprovechando ese conocimiento
acumulado, pueda ver las cosas desde otra perspectiva.
Las organizaciones que no logren actualizar y profesionalizar a su
gente van a quedar rezagadas y postergadas.
Es importante dejar en claro que no se trata de un nuevo programa
de capacitación, sino de la formulación de una política
integral de personal hacia el crecimiento intelectual y operativo
de los agentes de una organización, lo que implica cambios
culturales profundos en todos los niveles.
Sólo se podrá hacer frente a la turbulencia de la actualidad
con la gente mejor capacitada, flexible y alerta al cambio y con una
nueva y clara visión de la vocación institucional.
El camino hacia una gestión del conocimiento eficiente pasa
por varios aspectos que conviene tener presente: En primer lugar,
es preciso iniciar un proceso de conversión de personas, así
como la formación de proveedores de información compartida.
La voluntad de adquirir y ceder conocimientos nos es precisamente
algo que nos ha caracterizado a los mexicanos y debemos buscar que
esta mala práctica deje de entorpecer este camino hacia la
formación del capital intelectual.
En segundo lugar, debemos hacer accesible dicha información
como herramienta de trabajo, a través de la capacitación
que desarrolle la competencia laboral (ya lo hemos comentado en entregas
anteriores).
Pero no olvidemos que no es lo mismo generar un mero conocimiento,
que capacitar a alguien para entender y comprender la necesidad del
cambio, tanto personal como de la empresa, a los efectos de obtener
ciertos y determinados resultados considerados fundamentales a los
efectos de lograr una ventaja competitiva.
En tercer lugar, es preciso integrar la gestión del conocimiento
en los procesos de trabajo. De este modo y en forma de procedimientos
de normalización se evitará que las prácticas
de aportación de conocimiento supongan una carga de trabajo
adicional.
Además, con ello logramos que el personal pueda disponer del
conocimiento corporativo que necesite para el desempeño de
su labor, así como colaborar al fondo de conocimiento de la
empresa con su trabajo diario.
Otro elemento importante es disponer de manera permanente de la información
sobre las aptitudes y actitudes que tiene el personal de la organización.
Cuáles son sus experiencias, sus conocimientos, sus gustos,
sus capacidades, sus entrenamientos.
Contando con esta información, estaremos en posibilidad de
planear de manera sistemática la necesaria renovación
continua de sus conocimientos y capacidades, lo que genera una nueva
posibilidad en materia educativa: la capacitación y entrenamiento
destinado a la reeducación continua para la competitividad.
Readaptar de forma constante los paradigmas, entrenar en las nuevas
disciplinas y requerimientos tecnológicos (máquinas
e insumos), capacitar en calidad, productividad, planificación,
trabajo en equipo, motivación y liderazgo.
Entre otros puntos clave de la implantación de una solución
de gestión del conocimiento, vale citar la identificación
y definición de competencias, la identificación de expertos,
la determinación de grupos de interés, la definición
de redes de conocimiento, la implantación de herramientas de
trabajo en grupo y la difusión de información.
Finalmente, con el transcurrir del tiempo y la incorporación
de nuevo personal se acumulan experiencias, la cuestión es
hacer explícito ese cúmulo de experiencias a los efectos
de que las mismas le puedan ser útiles a la organización
y a sus integrantes en el cumplimiento de sus funciones.
Mediante reuniones planificadas y organizadas, bajo la dirección
de un facilitador se puede producir ese intercambio de experiencias.
De modo que si pudiera presentarse un ambiente turbulento, resulta
necesario y hasta imprescindible (como dijera Benedetti refiriéndose
a “una mujer desnuda y en lo oscuro”, en su hermoso poema
musicalizado de manera magistral, por Serrat) tener a mano un buen
sistema de gestión del conocimiento.
Empecemos pues, a construirlo en nuestra Universidad, iniciando el
esfuerzo por ceder y acceder al conocimiento.
No se olvide que sigo en espera de sus comentarios en el correo electrónico
otflores@uv.mx.
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