Año 7 • No. 283 • Octubre 1 de 2007 Xalapa • Veracruz • México
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Aunque siempre hay competencia, reconocen editores de FCE y Siglo XXI
La cooperación define relación entre editoriales

Edith Escalón

Aunque siempre hay competencia, es la cooperación la que define las relaciones entre las casas editoriales públicas o privadas, aseguraron Felipe Garrido, Martí Soler y Eduardo Mejía, editores que han fortalecido empresas tan fundamentales para la industria mexicana como el Fondo de Cultura Económica (FCE), Siglo XXI y Grijalbo.

“Somos cómplices muchas veces y competidores siempre”, afirmó Felipe Garrido, quien recibirá durante la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2007, organizada por la Universidad Veracruzana, la Medalla al Mérito Universidad Veracruzana, justamente por sus contribuciones al mundo editorial como gerente de producción del FCE y jefe de producción de las editoriales Nueva Imagen y Utopía.
Martí Soler, quien hizo su entrada al mundo de la edición de la mano de Arnaldo Orfila y Joaquín Díez-Canedo en el FCE, trabajó en imprentas, corrigiendo pruebas para Grijalbo, Pax México y Esfinge, y formó parte de editorial Siglo XXI, añadió que “el editor busca lo mejor para su empresa y a veces lo mejor está en otros lados, no en la suya”, y puso como ejemplo la competencia por pescar autores.

No obstante, Martí Soler, quien se hizo editor al cobijo de grandes linotipistas como el holandés Alexandre Alphonse Marius Stols, reconoció que hay complicidad “en el sentido de que hay toda una serie de cosas subterráneas que se trabajan entre varios, sean o no de la misma editorial”, con lo que coincidió Eduardo Mejía, ex editor del FCE y actual Jefe de Edición del periódico El Financiero.

Felipe Garrido puso como ejemplo la cooperación que se dio entre el FCE y Seix Barral cuando Octavio Paz anunció que la publicación de su libro Las trampas de la fe, sobre Sor Juana Inés de la Cruz, se realizaría en aquella editorial española y no en la mexicana.

Relató que José Luis Martínez, que dirigía entonces el FCE, pidió a Paz que recapacitara, pues no era posible que el poeta más importante del país en ese momento escribiera un libro sobre la poeta más importante de México y lo publicara en España; Paz accedió.

Luego de las negociaciones, recordó, todos acordaron que se publicara simultáneamente en ambas editoriales, pero que el trabajo editorial y las pruebas y negativos se realizaran en el FCE, en México, pues tenía la ventaja de tener cerca a Octavio Paz.

Felipe Garrido cuenta: “Como gerente de producción de FCE le pedí a un corrector eminente, Fulgencio López Vidarte, que revisara el libro, marcara y confirmara todo lo que llamara su atención, nombres, fechas, citas, y todo eso lo cotejé directamente con Octavio Paz y lo corregimos”.

El editor recordó con una malicia casi divertida: “Luego de seis meses teníamos dos juegos de negativos y todas las malas ideas del mundo en la cabeza para mandarles a los de Seix Barral unos que tuvieran alguna errata, que les faltara una página, que no estuviera un pliego; pero José Luis, que era un hombre intachable, se opuso a todos nuestros planes”.

Explicó que ese fue un caso de mucha competencia, donde cualquiera de las dos editoriales hubiera querido que la otra se hundiera, pero al mismo tiempo prevaleció la cooperación, el respeto a los acuerdos a los que habían llegado y se publicó el mismo libro, al mismo tiempo, en ambas editoriales; incluso fue presentado simultáneamente en España y México, pese a la diferencia de horario entre
ambos países.