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Aunque
siempre hay competencia, reconocen editores de FCE y Siglo XXI
La cooperación define relación entre editoriales
Edith Escalón
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Aunque siempre hay competencia, es la cooperación la que define
las relaciones entre las casas editoriales públicas o privadas,
aseguraron Felipe Garrido, Martí Soler y Eduardo Mejía,
editores que han fortalecido empresas tan fundamentales para la industria
mexicana como el Fondo de Cultura Económica (FCE), Siglo XXI
y Grijalbo.
“Somos cómplices muchas veces y competidores siempre”,
afirmó Felipe Garrido, quien recibirá durante la Feria
Internacional del Libro Universitario (FILU) 2007, organizada por
la Universidad Veracruzana, la Medalla al Mérito Universidad
Veracruzana, justamente por sus contribuciones al mundo editorial
como gerente de producción del FCE y jefe de producción
de las editoriales Nueva Imagen y Utopía.
Martí Soler, quien hizo su entrada al mundo de la edición
de la mano de Arnaldo Orfila y Joaquín Díez-Canedo en
el FCE, trabajó en imprentas, corrigiendo pruebas para Grijalbo,
Pax México y Esfinge, y formó parte de editorial Siglo
XXI, añadió que “el editor busca lo mejor para
su empresa y a veces lo mejor está en otros lados, no en la
suya”, y puso como ejemplo la competencia por pescar autores.
No obstante, Martí Soler, quien se hizo editor al cobijo de
grandes linotipistas como el holandés Alexandre Alphonse Marius
Stols, reconoció que hay complicidad “en el sentido de
que hay toda una serie de cosas subterráneas que se trabajan
entre varios, sean o no de la misma editorial”, con lo que coincidió
Eduardo Mejía, ex editor del FCE y actual Jefe de Edición
del periódico El Financiero.
Felipe Garrido puso como ejemplo la cooperación que se dio
entre el FCE y Seix Barral cuando Octavio Paz anunció que la
publicación de su libro Las trampas de la fe, sobre Sor Juana
Inés de la Cruz, se realizaría en aquella editorial
española y no en la mexicana.
Relató que José Luis Martínez, que dirigía
entonces el FCE, pidió a Paz que recapacitara, pues no era
posible que el poeta más importante del país en ese
momento escribiera un libro sobre la poeta más importante de
México y lo publicara en España; Paz accedió.
Luego de las negociaciones, recordó, todos acordaron que se
publicara simultáneamente en ambas editoriales, pero que el
trabajo editorial y las pruebas y negativos se realizaran en el FCE,
en México, pues tenía la ventaja de tener cerca a Octavio
Paz.
Felipe Garrido cuenta: “Como gerente de producción de
FCE le pedí a un corrector eminente, Fulgencio López
Vidarte, que revisara el libro, marcara y confirmara todo lo que llamara
su atención, nombres, fechas, citas, y todo eso lo cotejé
directamente con Octavio Paz y lo corregimos”.
El editor recordó con una malicia casi divertida: “Luego
de seis meses teníamos dos juegos de negativos y todas las
malas ideas del mundo en la cabeza para mandarles a los de Seix Barral
unos que tuvieran alguna errata, que les faltara una página,
que no estuviera un pliego; pero José Luis, que era un hombre
intachable, se opuso a todos nuestros planes”.
Explicó que ese fue un caso de mucha competencia, donde cualquiera
de las dos editoriales hubiera querido que la otra se hundiera, pero
al mismo tiempo prevaleció la cooperación, el respeto
a los acuerdos a los que habían llegado y se publicó
el mismo libro, al mismo tiempo, en ambas editoriales; incluso fue
presentado simultáneamente en España y México,
pese a la diferencia de horario entre
ambos países. |
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