En
la segunda década del siglo XX, Venustiano Carranza, jefe del
ejército constitucionalista, juega un papel relevante como
promotor de un concepto de nación, impulsado desde la visión
de la consolidación institucional, mediante la cual se levantaría
un estado moderno, fuerte, cimentado sobre instituciones más
que sobre personalidades. Visión que se oponía al régimen
porfirista, en el que las instituciones habían sido subordinadas
y avasalladas por la red de compadrazgos y caciques, señoreados
por la figura de Díaz y salvaguardadas por el ejército,
los rurales y las guardias blancas.
Para este gobierno era necesario contar con una sociedad educada que
entendiera y se relacionara con la estructura de gobierno, y de una
administración eficiente que permitiera prever y satisfacer
las necesidades de la sociedad, donde las bibliotecas jugaban un papel
importante ya que eran consideradas como organismos que fomentan la
lectura y el conocimiento igual que los archivos que permiten la reorganización
de las instituciones y son guardines de los documentos históricos
de México.
En este contexto ubicamos el primer antecedente de formación
bibliotecaria en México realizado por Don Agustín Loera
y Chávez por medio de la Secretaría de Instrucción
Pública y Bellas Artes el 14 de abril de 1915, cuando concibió
la creación de una “Academia de Bibliografía”
que se realizó en la Biblioteca del pueblo, en el puerto de
Veracruz.
Esta academia consistía en un programa de 25 conferencias relacionadas
básicamente con la parte teórica de la clasificación
de bibliotecas y archivos. Esta academia fue suspendida ya que Don
Agustín fue enviado a estudiar la organización de las
bibliotecas estadounidenses, con miras a realizar un estudio comparativo
con las de México.
A su regreso, Loera y Chávez no desistió de su idea
y elaboró un proyecto que presentó al gobierno en el
que se proponía crear la Escuela de Bibliotecarios y Archiveros,
adscrita a una Oficina Central de Bibliografía, llamada a satisfacer
las ingentes necesidades del gobierno, encargarse de la formación
de un índice general de los archivos y bibliotecas que dependían
de la Secretaría de Instrucción pública, y establecer
el departamento escolar denominado biblioteca de los niños.
El plan de estudios se fundamentaba en la práctica, y el proyecto
incluía las siguientes asignaturas: Clasificación de
bibliotecas y archivos; Organización de bibliotecas y archivos;
Catalografía; Traducción del francés; Traducción
del inglés; Traducción de latín; Conferencia
de Bibliología.
Los requisitos de ingreso eran haber terminado la educación
primaria, ser mayor de 15 años y menor de 50 y acreditar la
seriedad necesaria para concluir el programa.
De esta manera se inician una serie de negociaciones con las autoridades
correspondientes, para dar a los empleados que trabajaban en las diversas
bibliotecas y archivos de la época, su primera formación
en la organización de bibliotecas y archivos.
Bibliografía
- Díaz Mercado, J. Apuntes históricos sobre Biblioteconomía
en México. Boletín de la Escuela Nacional de Bibliotecarios
y Archivistas, nov-dic 1953, no. 2
-
Escalona, L. comp. (2005) La educación bibliotecológica
en México a través de sus instituciones educativas.
México, UNAM-CUIB.
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Escobar Barrios, A. (2006) Esbozo histórico, a sesenta años
de fundación. México, Escuela Nacional de Biblioteconomía
y Archivonomía.
-
Morales Campos, E. (1987) Testimonios de la bibliotecología
mexicana: educación 1915-1954. México, UNAM. |