Año 8  • No. 294 • Enero 7 de 2008 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Semanal


 Centrales

 General

 Entrevista

 Regiones

 Becas y  oportunidades


 Arte

 Deportes
 
 Contraportada


 Números  Anteriores


 Créditos

 

La UV, sus libros y sus autores
Las esquinas oscuras

Germán Martínez Aceves *

En un rincón del alma todos tenemos nuestras esquinas oscuras, como la luna y su lado sin luz, inexpugnable, escondido. El candil de la calle que puede demostrarse con una sonrisa amable y cortés llena de formulismos hipócritas muchas veces esconde la oscuridad de la casa, origen de desatinos, tristezas, odios y frustraciones provocados por la violencia y la ausencia de amor.

Sergio Galindo (1926-1993) seguía diseñando con su pluma personajes atrapados en la sordidez y así comenzó a escribir Las esquinas oscuras, novela que dejó de escribir en noviembre de 1985 y que ya no terminó, sin embargo, por su trayectoria y en el marco del cincuentenario de la Editorial de la Universidad Veracruzana (de la cual fue su fundador de una de sus etapas más brillantes en la creación de libros e impulso a nóveles escritores) se decidió publicar esta obra que quedó inconclusa pero que adquiere ahora un gran valor histórico.

No disfrutaba la cercanía de otras personas, prefería la soledad. Gozaba las esquinas oscuras de los cuartos vacíos, la hora en que, olvidados de su existencia, él permanecía inmóvil mientras a su cabeza acudían los objetos y las imágenes con que deseaba acompañarse…de esta manera, Sergio Galindo describe la atmósfera en la que vive Laureano Jáuregui, el pequeño personaje de la novela inconclusa que vive bajo el terror impuesto por su padre, don Agustín, jugador empedernido que dilapida su fortuna en apuestas y mantiene en la sumisión total a su esposa, Estela, y cría hijas amargadas que tarde o temprano le sacarán los ojos como cuervos de refrán.

Sergio Galindo, con sus novelas, deja de lado el mito de la paz provinciana donde los pobladores son inocuos seres para demostrarnos remolinos de pasiones y el descarnado accionar de la crueldad. Así lo podemos ver con Otilia Rauda, cuerpo de tentación y cara para pensar en el arrepentimiento; en Hugo, el muchacho de la sonrisa transparente que encuentra la muerte en El bordo o la soledad y el escarnio del destino que vive Camerina en Polvos de arroz.

Galindo deja en claro con sus personajes el destino marcado desde la infancia. En el caso de Las esquinas oscuras podemos compartir el temor y la angustia del pequeño Laureno al servir como receptor de todas las frustraciones de su padre en una sociedad donde podría presumirse de libertades pero que en las casas de las familias, en este caso la de Jáuregui, se vive en una dictadura atroz.

¿Qué hay detrás del silencio? ¿Qué ocultan los ojos tristes, melancólicos, en un personaje cabizbajo, temeroso? ¿En dónde se forja la inseguridad de las personas? ¿Cuántos vasos de agua son buenos para ahogarse? ¿Cuánto primitivismo lleno de ambición evita superar traumas para forjar mejores seres humanos y, por lo tanto, una mejor sociedad?
Sergio Galindo tal vez no nos dé las respuestas, pero sus personajes siempre están cargados de esos lastres que convierten la felicidad en una metáfora inalcanzable. A ello debemos sumar la maestría de la narración del escritor xalapeño que puede constatarse en cada una de sus novelas.

Las esquinas oscuras demuestran que la cárcel no necesariamente puede ser una celda sino la misma casa donde el ambiente familiar tortura, vigila y castiga sin misericordia a sus habitantes.

Laureano Jáuregui, ya adulto, de 45 años, soltero, solitario, una mañana empieza a desconcertar a la servidumbre en el desayuno, sólo repite como consigna “pájaro, escopeta, pum”; los recuerdos de su infancia, abandonada como una muñeca fea escondida por los rincones, son como grabaciones constantes que se repiten en su memoria… “Pájaro, escopeta, pum” …la novela se queda en puntos suspensivos en noviembre de 1985… “pájaro, escopeta, pum” …es el año del terremoto, la demolición de edificios, la desnudez de la corrupción a flote y el imbatible espíritu de la sociedad que se reconstruye desde sus entrañas derruidas… “pájaro, escopeta, pum” y Laureno repite en la mañana sólo tres palabras que empiezan a vislumbrar tal vez el rompimiento de ataduras… “pájaro, escopeta, pum” …las revoluciones en la mayoría de las veces encuentran sus cauces en la rebelión y los ríos de sangre, el rompimiento de esquemas necesarios para construir nuevos modelos… “pájaro, escopeta, pum”…¿qué destino habría pensado Sergio Galindo para Laureno y la familia Jáuregui? La historia se quedó en la página 86, el derrumbe moral de los personajes es evidente pero… la novela ha quedado inconclusa… “pájaro, escopeta, pum”…
Las esquinas oscuras de Sergio Galindo es de la colección Ficción y puede adquirirse en el Servicio Bibliográfico Universitario, Xalapeños Ilustres 37 y en la Feria Permanente del Libro Universitario,
Hidalgo 9.

*Dirección General Editorial